But loving her was red

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Hace una semana que dieron de alta a la pelinegra de todas sus heridas, habían sido dos largos meses, pero estaba agradecida pies sus manos estaban tan normales cómo siempre, algunas zonas de un tono rojizo pero nada permanente.

Durante todo este tiempo Mina vivió muchas emociones, perder a Sana fue tan triste cómo no se imaginaba, sus días se volvieron de un gris obscuro al extrañarla, pero entre más la extrañaba más se daba cuenta de todo lo malo que había en aquella castaña, al fin entendía que amarla había sido vivir en el infierno.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de su nueva amiga que por fin había llegado a la cafetería.

— Perdón, se me hizo un poco tarde por el tráfico. — La coreana se sentó en la única silla disponible frente a la pelinegra.

— No te preocupes Jihyo unnie, es bueno que hayas llegado. ¿Cómo va todo? — Mina posó su diestra sobre la mano de la mayor para hacerle sentir tranquilidad notando así que su contraria se ruborizaba.

— Hoy Sana me dijo que está enamorada de mí. — La japonesa sonrió al escuchar eso.

— ¿Y qué le respondiste? — Cuestionó con tranquilidad mientras acariciaba la taza de café qué tenía entre sus manos.

— Fingí que no la escuché, y no lo volvió a repetir. — Jihyo jugaba con sus dedos hasta que la camarera llegó con su orden a la cuál agradeció para volver su vista a la menor.

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Un mes antes

Mina rogaba que los días libres de Sana siguieran siendo los mismos en lo que ingresaba a la gran recepción del hospital.

— Me gustaría ver a la Doctora Jihyo, por favor, y si está ocupada, dígale que la novia de la doctora Minatozaki Sana es la que la busca... —

Algo malo que caracterizaba a la japonesa era que no perdonaba, ella seguía adelante arrastrando al infierno a quién la hiciera tropezar, y después de dos semanas y media de llorar por su novia empezó a planear todo lo que le haría sufrir a la mujer que alguna vez amo.

Después de esperar unos cuantos minutos vió a la doctora Park aparecer después de que las puertas del elevador se abrieran, Mina se levantó del sofá arreglando su largo y lacio cabello hacía atrás, la japonesa no intentaba intimidar, era natural en ella cuándo se trataba de negociar, su lado más imponente se apoderaba de ella, tal cómo ahora.

— Creo que nunca nos presentaron, Myōi Mina. — Gracias a los tacones de la pelinegra Jihyo tenía que ver a su menor ligeramente hacia arriba y si de por sí ya estaba nerviosa por ver a la mujer de la que arruinó su relación ahora la coreana estaba apunto de llorar del miedo.

— Park... Park Jihyo, yo de verdad lamento lo que pasó en la fiesta, nunca fue mi intención, siempre mantuve mi distancia, de verdad lo lamento, señorita Myōi. — La voz y el cuerpo de la coreana temblaban ante la presencia de aquella mujer, y aunque sus palabras eran verdaderas temía que no le creyera.

Mina levanto su diestra frente al rostro de la mayor para detener sus palabras y sin apartar la mirada de la mujer pensó sus siguientes palabras. — Sé que tú y Sana siguen enredandose, pero creo que tú no sabes que ella me sigue buscando. — La pelinegra ladeo su cabeza esperando una respuesta de la más baja, pero lo único que recibió una expresión de asombro mezclado con dolor.

La japonesa sacó su celular y sin perder el tiempo entró al buzón de voz iniciando el mensaje de hace unas horas, se lo pasó a la coreana que al mirar la pantalla decía "Idiota" cómo nombre de contacto, la coreana de cabello chocolate llevo el celular hasta su oído para prestar atención.

— Darling, aún te amo, por favor, ya pasaron varias semanas ¿Cuanto tiempo me vas a castigar? Realmente extraño tenerte en casa, no hay nadie más para mí que tú... — Fin del mensaje del buzón de voz.

La japonesa no mentía y ahí estaban las pruebas a lo que Jihyo con lágrimas silenciosas volvió a concertar su mirada con la pelinegra.

—Yo, me alejaré, lo lamento. — La más baja dio una reverencia de noventa grados a lo que la menor con dos de sus dedos tomó la barbilla de la coreana para que la volviera a mirar.

— No quiero que te alejes, quiero hacer un trato. — La sonrisa de Mina era tan elegante cómo aterradora pues Jihyo sabía que el beneficio no sería para ella. — No sé que te habrá dicho Sana de mí o nuestra relación, pero te daré mi resumida versión de nosotras, fuimos novias desde secundaria, y unos meses después la primera infidelidad, yo enamorada no lo quise aceptar, en la universidad, creo que fueron tres o cuatro chicas, pero nada serio según yo, solo mensajes y sexo, en el hospital ya sabía que se acostaba con las enfermeras pero "mi amor" me cegaba de decir algo, tuve que desintoxicarme de ella para poder ver lo estúpida que estaba siendo, si yo soy buena manipulando, créeme Sana es mejor, así que cómo buena samaritana, no quiero que pases por lo mismo, ¿Qué recibes a cambio? Lo que me pidas, solo sigue el juego de Sana hasta que esté perdidamente enamorada de ti, le rompemos el corazón y puff mágicamente todo lo que quieras lo haré realidad. — La japonesa estiró su diestra frente a su cuerpo esperando que la mayor aceptara su trato. la coreana lo pensó por varios segundos pero el enojo de saber que Sana seguía buscando a su novia que según en sus palabras "es una mala persona" "que ni le importan los sentimientos" y cosas así tomó la decisión de cerrar el trato.

— Genial, el Karma es su novia. — Después de ambas intercambiar números de teléfono ambas jóvenes Jihyo siguió con su día sintiéndose mal por haberle creído todas las palabras a Sana.

La japonesa por ir en sus pensamientos no se percató de la persona delante de ella por lo que se estrelló contra su cuerpo — Uy lo sie- Mommy... NO digo Mina unnie ¿Qué, qué haces aquí? ¿Estás bien? — Chaeyoung ni siquiera sabía que pensar pues ver a su amiga con aquel vestido y tan hermosa cómo la primera vez que la conoció le hacía olvidar cómo ser persona y sus hormonas se encendían cómo fuegos artificiales.

— Hola, Chaengie, solo pasaba a saludar, hoy vuelvo al trabajo así que ya no podremos vernos en los almuerzos, te extrañaré. — Todas estás semanas Chaeyoung había convivido con una tierna japonesa en pijama sin maquillaje y con su cabello atado así que tener de nuevo a una sexy mujer frente a ella le estaba recordando porque no podía ser solo su amiga. — Debería de sacarte de este hospital y llevarte conmigo. — Comentó la japonesa dándole un pequeño apretón en su mejilla para después despedirse de su amiga y por fin salir de aquel lugar pues no quería que más personas la vieran y llegará a oídos de su ex novia.

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Les regalo esté cap y así me obligo a escribir pq ya no hay más. 👍

Better than Revenge | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora