You know I'm not a bad girl

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Ambas creían que la otra no comprendía todos los impulsos que fueron sometidos al no poder revivir o repetir su experiencia después de aquella cena, pero con total razón lo hacían, pero aunque Chaeyoung lo demostraba de manera verbal, Mina era uña pequeña bomba de tiempo que estaba lista para estallar, de las dos, ella tenía una especial frustración al no haber tenido libertad.

Sus dedos se hundían en la tela del abrigo de la más baja con desesperación de llegar a su piel, pero el estúpido ascensor parecía ir más lento de lo normal, la razón podría ser el exceso de personas que habían subido en cada piso.— Carajo.— Masculló al ver a más personas entrar y prácticamente ninguna bajar del ascensor, esa era su suerte, cuándo necesitaba tener privacidad con su novia las personas o el universo se los impedía. La japonesa tomó la mano de su amada disculpándose con las personas al apartarlas saliendo en el siguiente piso pues no iba a soportar ni un minuto más cerca de alguien que no fuera su novia Son Chaeyoung.

— Amor, este no era nuestro piso.— Habló con obviedad la más joven pero su contraria solo pudo concentrarse en una sola cosa, o palabra más bien dicho. "Amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor..." Se repetía fervientemente la voz de su novia logrando que Mina estuviera segura que jamás nunca en toda su vida había escuchado a esas palabras ser pronunciadas de manera tan hermosa, e incluso nunca se había derretido tanto por un apodo tan sencillo. Pero que demostraba a la perfección todo lo que ambas sentían la una por la otra. Quizás para muchos detalles tan sencillos serian tan estúpidos que celebrarlos es un insulto, pero Mina no los tuvo, durante su larga pero limitada trayectoria en el amor los más mínimos detalles eran tesoros perdidos en recuerdos que a pesar de querer aferrarse a ellos era imposible por lo lejanos que estaban.

Llegaron a su habitación rodeadas de un cómodo silencio que al estar dentro del cuarto les permitió escuchar sus respiraciones, no era nada acelerado cómo haber corrido un maratón, pero si permitía notar cómo el pecho de su menor subía y bajaba con velocidad.

— Mis ojos están arriba.— Mina alzó su mirada por unos segundos encontrándose con los obscuros y profundos ojos de Chaeyoung, en menos de un segundo había logrado apreciar el infinito universo que profundizaba en la mirada de su menor y si los ojos son la ventana del alma entonces Son Chaeyoung tenía el alma más hermosa que alguien pudiera tener pero, todo eso solo fue una mirada momentánea, cómo si sus ojos mandarán por si solos volvieron a bajar, esta vez concentrándose no tanto en la respiración de la menor sino en el pequeño escote que dejaba la mayor parte a la imaginación. — Bien entonces te daré una mejor vista.

"Si no puedes contra ellos úneteles" una excusa absurda que utilizó la menor para deshacerse de su ropa, y claro que Chaeyoung no leía mentes pero Mina era bastante obvia de dónde recaía toda su atención cada vez que su menor tenía un escote o pantalones ajustados. ¿Hace cuánto tuvieron sexo por primera vez? Hace algunos pares de semanas, pero se había sentido cómo un siglo. Con total sinceridad Chaeyoung se sentía muy orgullosa de su mayor, aunque en contradicción a sus propias palabras ella podría haberse puesto a merced de la japonesa desde el primer día que esta llegó a Corea, quizá si Mina hubiera insistido un poco más pero, no fue así, ella resistió la tentación y el deseo que gritaba a través de su mirada. lo que llevo a la menor a tener un acto solidaridad a mayor, dejando por completo el auto-complacerse y sufrir a su lado los síntomas de la abstinencia.

Si los azules ojos de Mina fueran espadas estarían clavadas profundamente en las curvas al inició de los pechos de su menor, toda la habitación se quedó en silencio, lo qué hizo a Chaeyoung tomar el mando de aquella situación que no avanzaba cómo ella deseaba, sin mucho esfuerzo sentó a la pálida empresaria en el borde de la cama, pudiendo sentir las frías manos de su mayor posarse en su cintura, pero su mirada se mantenía en el mismo lugar. Con su dedo incide la más joven levantó el mentón de su novia llamando por fin la atención de esta. — ¿Acaso eres tan obediente qué no harás nada hasta que te de permiso? — Inquirió con una pequeña sonrisa burlona la cuál titubeo al ver los ojos de la pelinegra, no encontraba ni una gota de sumisión en el mar azul de su mirada, pero debía mantenerse en su papel, pasó su brazo detrás de su espalda buscando el broche de su sostén, siendo detenida por la contraria cuando quiso desabrocharlo, el agarre de Mina era firme lo cuál hizo tragar saliva pesadamente a la más joven.

— Qué inocente de tu parte creer que tienes poder alguno en este momento.— Su voz, las piernas de cualquiera temblarían al escuchar a Mina hablar en un tono más profundo e imponente, y claro que la coreana no era la excepción. — Me toca cogerte cómo no pude hacerlo en nuestra primera vez.— Mina levantó a la menor de su regazo dejándola parada frente a ella para que así lograra ver cómo la japonesa se deshacía de cada una de sus prendas, dejando primero su parte superior solo siendo cubierta con un sostén de encaje rojo que sin esfuerzo dejaba ver todo lo que había debajo. En cuanto Mina se levantó, Chaeyoung se arrodilló por orden de la primera, quedando con una vista perfecta de la ahora descubierta piel de su amada. No podía jurarlo pero parecía que Mina lo tenía todo premeditado, su lencería roja que contrastaba a la perfección con su palidez y hacía juego con el color de sus labios no podía ser simple casualidad.

— ¿Tú sabías que esto iba a pasar hoy?— Cuestionó con inocencia la menor sin despegar la mirada de aquel hermoso cuerpo, Mina solo pudo reír ante tal pregunta alzando con su indice la barbilla de la coreana para que la viera negar con la cabeza.

— Todos los días estuve preparada por si sucedía.— Ahora Chaeyoung sentía cierta vergüenza por no haber sido igual de precavida, en definitiva su ropa interior no era para nada sexy ni siquiera combinaban entre si pero, a lo contrario de lo que ella pensaba para Mina era irrelevante lo que su menor trajera puesto, al final ella solo quería quitárselo.

La vista de Chaeyoung la tenía con la boca abierta, y solo estaba viendo a Mina atar su cabello en una rápida coleta.— ¿De verdad eres real?— Ese pensamiento había salido en voz alta lo que hizo ruborizar como nunca antes a la más joven, Mina sonrió ante esto, pues era consciente de qué su novia la tenía de cierta manera en un pedestal y a pesar de ser deseada por muchos hombres y mujeres, esta era la primera vez que la persona que amaba la trataba y pensaba tan maravillosamente.

— Lo soy... y soy toda tuya.— La pelinegra se agachó frente al cuerpo de su contraria depositando repetidos besos en sus labios haciendo el corazón de Chaeyoung latir fervientemente a tal punto que era mejor alejarse o corría el riesgo de estallar de emoción.

No aguantaba más tener a la más hermosa mujer que ha existido y no actuar, así que sin pudor alguno la japonesa alzó a su menor para así despojarla fácilmente de todas sus prendas restantes dejando completamente expuesta a la coreana que no sabía dónde dejar su mirada, Mina caminaba a su alrededor analizando desde sus pies hasta su cabeza, mientras la más joven cada vez que intentaba cubrirse recibía un golpe en las manos por ocultar lo que para su mayor era la definición de sensualidad y perfección.

— ¿Cómo quieres qué empiece? — Cuestionó la japonesa a espaldas de la más joven logrando que está última sintiera su piel erizarse rogando por más que palabras.

— Tócame.— Chaeyoung no pudo apreciar la gran sonrisa que su mayor embozó al escuchar su respuesta, y sin perder más tiempo Mina deslizó sus frías manos desde la cintura hasta los pechos de su amada estrujando ligeramente su carne. Los pezones de la menor se endurecieron bajo su tacto y las entrepiernas de ambas comenzaron a hormiguear deseosas de algo más.

Better than Revenge | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora