It takes everything in me not to call you

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Por suerte había conseguido un boleto de avión a Corea del Sur que salía en una hora, durante todo el tiempo de espera Chaeyoung buscaba la mejor excusa de porque no volvería al hospital, al final eso dañaría su curriculum. Derrotada por su mente en blanco prefirió seguir todos los protocolos para ingresar al avión tomando su asiento asignado a un lado de la ventana. ¿Valía la pena dejar todo por alguien que ni siquiera te notaba? La mente de Chaeyoung se cuestionó por un momento todo esto pero cuándo estaba decidida a salir de ahí la señal de que debían abrochar los cinturones se encendió. La coreana maldijo en bajito volviendo a su asiento rogando que esas dos horas de vuelo pasaran rápido.



Bueno, ya estaba en su tierra natal, había de dos comprar un boleto y volver a dónde su vida transcurría o visitar a su madre al menos unas horas, la chica de ojos color ébano recogió su maleta y decidió salir del aeropuerto para así tomar un taxi a su antigua casa, durante el trayecto volvió a revisar el chat de Mina pero seguía sin respuesta lo cuál le hizo un gran nudo en la garganta y sus ganas de llorar se hicieron presentes, fue a las opciones del contacto y entre titubeos bloqueo el número de su mayor, aunque quería no podía volver al hospital, no podría soportar enterarse que su mayor se estaba casando con una persona tan horrible, era mejor intentar empezar otra vez, era mejor así. Tocó el timbre de su antiguo hogar repetidas veces pues al ser de madrugada no esperaba que su madre estuviese despierta.

— Aaah, ya voy, ya voy, ¿Qué horas son estás de moles... — Al momento de ver a la persona que provocaba esos molestos sonidos la mujer se quedó atónita. — Chae... MI CHAEYOUNG. — Gritó con emoción y una preciosa sonrisa en el rostro logrando que los perros en las cercanías comenzarán a ladrar, las dos se abrazaron con fuerza dejando que las lágrimas de felicidad salieran libremente por un reencuentro inesperado. — Pasa, pasa. ¿Quieres cenar? ¿Qué haces aquí? — Su madre llevó a la coreana hasta la sala sentándose una frente a la otra en la alfombra.

— Las cosas en el hospital se complicaron, creo que será mejor volver aquí. — Mintió pero no podía decirle “es que me enamoré de la novia de mi superior y cómo ahora se van a casar no puedo tolerar la posibilidad de encontrarme con ellas y me recuerden que no podré ser yo su esposa.” — Es mejor que vuelva...—

— Mmh, bien si así lo deseas, podrás ser una gran doctora aquí, por estos días podrás quedarte aquí en lo que buscas dónde quedarte... Oh, aunque la hija de los Yoo necesita una compañera, podrías preguntarle a ella. —

Por un par de minutos más madre e hija compartieron tiempo de calidad hasta que el cansancio las hizo consientes de que debían de dormir, su madre besó la frente de la pelinegra para acto seguido regresar a su habitación deseándole una buena noche cuándo estaba apunto de cerrar la puerta de su habitación, la coreana repitió las acciones de su madre hasta su vieja habitación.

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Cada día desde hace casi tres meses Chaeyoung entraba en la sección de "contactos bloqueados" analizando aquel contacto que le pertenecía a la mujer de ojos tan azules cómo el cielo al medio día, se preguntaba si quizás Mina la había buscado, o al menos respondido a su último mensaje pero cada vez que sus dedos llegaban a la opción "desbloquear contacto" una gran bola de acero se instalaba en su garganta haciendo que la menor cerrara la aplicación, inhalara profundamente, bloqueara su celular y siguiera con su camino a casa después de su largo turno en el hospital.

El tono de llamada se hizo presente notando que era el número de su antiguo trabajo. — ¿Hola? — La voz de la mujer sonaba a través de la bocina a lo que Chaeyoung solo respondía con sondios de afirmación. — Mmh bueno, quizás pueda atenderlo, pero, dentro de dos días... Sí... Sí, avísele a su madre... Gracias. — Colgó la llamada y abrió la puerta de su casa encontrándose con Jeongyeon su compañera de habitación sentada entre un millar de documentos, con cuidado de no pisar ninguno la menor caminó de puntas hasta por fin quedar del otro lado de la sala.

— Chaeyoung ayudameee... — Exclamó la mayor con un puchero que antes de ser adorable era gracioso. — ¿Hueles eso? huele a quemado, ¡Y es mi cabeza! Ya no aguanto ya no aguanto. — La rubia se levantó de su lugar para salir de esa montaña de papeles dejando escapar una que otra queja acerca de su jefa. — "Jeongyeon, por favor lee todo esto, asegúrate de estar preparada para la firma de contrato" "Oh, para cuándo lo quiere Señora Irene?" "Para mañana, y va a ser en Japón" —

La menor solo se dedicaba a escuchar a su amiga dejando que su expresiva carita demostrara lo confusa y divertida que estaba pues era seguro que aquella conversación era unilateral, pero la última frase, ¿Escuchó bien? — Jeong unnie ¿Iras a Japón? — Era una rara coincidencia conveniente pero rara.

— Sip, mi muy muuuuy inteligente jefa se le olvidó el pequeño detalle de avisarme de una firma de contrato con un inversionista EN JAPÓN. — Jeongyeon llevó sus manos hasta su cabello tomandolo entre sus puños logrando así despeinar sus dorados mechones. — Pasaré más de doce horas leyendo y releyendo un eterno contrato solo ¿Para qué? para que un hombre gordo y feo sea haga más rico. —

— Yo también tengo que ir a Japón, uno de mis mini humanitos está rechazando sus riñones y su madre me quiere exclusivamente a mí... Pero mi cirugía es en dos días. — Comentó la menor cada vez alzando un poco más la voz gracias a que se adentraba en la cocina para buscar algo que cenar.

— Puedes venir conmigo, así nos quedamos en la misma habitación, e intentaré convencer a mi jefa que me permita quedarme los días que te falten a ti, si firmamos el contrato es seguro que me dejará por estar de buen humor. — Jeongyeon se adentro a la cocina sacando dos ramen de la alacena, y haciendo una señal con su mano para sacar a su menor de la cocina, pues esta hacia mucho desorden y recién había limpiado todo.

Chaeyoung arrugó su nariz mostrándole la lengua cómo una niña pequeña obteniendo una casi imperceptible risa por parte de su mayor. — Bien, mientras tu haces eso, llamaré a mi trabajo para avisar y compraré mi boleto... ¿Tú irás con tu empresa o...? —

— Sí, debo ir con ellos, pero no te preocupes, nos veremos en el aeropuerto de Tokio. —

Los nervios de la pelinegra por fin se hicieron presentes, después de todos estos meses deseando correr a Japón y ver otra vez a la dueña de sus sueños pero deteniéndose por la incertidumbre de "Quizás ella ni siquiera piensa en mi" después de todos estos meses dándo todo de ella para no llamar a Mina, después de todos estos meses iba a volver, pero tenía que ser fuerte, tan fuerte para no arriesgarse a tener que volver a despedirse...



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Por fin pude introducir a Jeongyeon aaah la amo. 😭✨

Better than Revenge | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora