Todo su cuerpo temblaba y el calor había inundado la habitación. Lo mejor aún estaba por empezar según le había dicho su mayor antes de ponerse de rodillas frente a su cuerpo, las frías manos de Mina ya habían absorbido calor al pasar tiempo apretando y masajeando los pechos de la más joven así que esta vez el calor de su tacto se hizo presente en el trasero de su contraria. Sus besos empezaron lentos y prolongados, Mina se tomaba el tiempo para besar desde la cintura de su novia hasta la mitad de su muslo repitiendo dos o tres veces el camino obteniendo pequeños gruñidos cada vez que tentativamente se acercaba a la entrepierna.— Extrañaba tanto besarte. — Masculló la japonesa entre cada beso que lograba acelerar más y más el pulso de su novia. De los labios de Chaeyoung solo salían pequeñas suplicas cada que Mina besaba su monte de venus, hasta que sin aviso alguno la mayor hundió su lengua tortuosamente entre los labios de su menor alejándose justo antes de llegar a su clitoris, un jadeo entrecortado fue la única respuesta que pudo dar Chaeyoung.
Estaba desorientada por decirlo de alguna manera, su alma y cuerpo no le respondían a nadie que no fuera su novia, lo que Mina pedía sin titubear era lo que se hacía por lo que ahora estaba con una mejilla contra las blancas sabanas y sobre sus rodillas las cuales a duras penas sostenían su peso.Del otro lado de la habitación la japonesa se regodeaba en el hecho de que su novia fuese tan obediente, estaba casi segura que incluso si le pidiera introducir sus propios dedos en ella, Chaeyoung lo haría sin dudar, pero ese "casi" no era suficiente para la empresaria.
— ¿Qué estás dispuesta a hacer por mí?
— Todo lo que me pidas.
— Sumisa, me gusta.
— Necesitada, no te confundas.Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de la pelinegra al escuchar a su novia contradecirla por primera vez desde el inicio de la noche. — Entonces averiguaremos qué tan necesitada estás.— Sentenciando con esas últimas palabras Mina tomó la mano de su menor acomodándola de manera que le fue sencillo tocar su propio centro. La menor mordió el interior de sus mejillas para retener su sonrisa provocada por la sorprendente pero esperada actitud de su mayor, claro que Mina siendo dominante era una gran posibilidad pero entre pensarlo y vivirlo había una gran brecha, la cuál Chaeyoung estaba gustosa de atravesar, así que no objetó cuándo su novia empujó más su mano contra su entrepierna, en un pequeño acto de ayuda la menor acomodó dos de sus dedos para que entraran en su vagina, a la vez dejando escapar un suspiro que fue opacado por uno más fuerte proveniente de su novia detrás de su cuerpo. Para Mina ella era quién tenía la mejor vista deleitándose con tener a la coreana en una posición dónde lo único de lo que no disfrutaba era de ver la hermosa cara de la contraria. Sin oportunidad de pedirle u ordenarle, los dedos de Chaeyoung comenzaron a moverse repetidas veces, los jadeos provenientes de la menor, le hacían palpitar todo el cuerpo, su corazón arremetía contra su pecho, cara, manos y piernas, deseando ser ella quién llenara de placer el cuerpo de su novia pero a la vez siéndole imposible dejar de ver cómo la más joven se masturbaba con gran habilidad, lo único que la hizo salir de aquel deleitante transe fue ver cómo las piernas de su contraria se iban cerrando interfiriendo con su vista y avisando que el climax de Chaeyoung estaba a punto de ser alcanzado, así que tomando cartas en el asunto la empresaria tomó el brazo de su menor deteniendo movimiento y tacto alguno entre la última y su propia mano.
— Ahora mismo te odio tanto.
— Me amas y yo te amo también.
La mandíbula de la menor se tensó ante la respuesta de la japonesa en un esfuerzo por no mostrar una sonrisa que confirmase sus palabras, para su suerte no tuvo que retener más aquella sonrisa pues al ver a su mayor hundir su mano que previamente había utilizado para masturbarse dentro de su boca era inevitable sonreír.
Había un abismo entre las imaginaciones que alguna vez ambas tuvieron y lo que estaba sucediendo ahora, no era la primera vez pero definitivamente era diferente, no había duda alguna de que en el aquí y el ahora Myōi Mina está enamorada de Son Chaeyoung y Son Chaeyoung ama completa e incondicionalmente a Myōi Mina, no había necesidad de palabras solo con sus ojos lo gritaban, y claro también sus cuerpos lo demostraban, la japonesa terminó de lamer cada centímetro de los dedos que habían estado en el interior de su menor para después pasar a los suyos dejándolos igual de mojados que los de su contraria.
Chaeyoung sentía la habitación dar vueltas pero aún así su mirada se concentraba únicamente en la pelinegra quién comenzaba a acomodar su cuerpo entre las piernas de su menor, las manos de la mayor entraron con delicadeza por debajo de la cintura de Chaeyoung logrando una silenciosa orden que llevó el cuerpo de esta última a levantarse quedando así sentada sobre las piernas de su novia, esta ultima comenzó a besar el cuello y hombros de la coreana con tranquilidad, mientras su diestra daba pequeñas caricias en la parte interna de los muslos de su menor, las palabras no lograban formularse en la boca de Chaeyoung aquellas palabras de súplica se tronaban en pequeños jadeos deseos de convertirse en más.
La humedad de la menor empezaba a escurrir entre sus piernas bajando lentamente gracias a los movimientos hasta tocar contra la piel de Mina demostrándole así la situación en la que se encontraba. En su acto de benevolencia la japonesa decidió atender las demandas que el cuerpo de Chaeyoung gritaba, sus dedos se hundieron con facilidad dentro de la menor obteniendo un gemido que solo fue escuchado gracias a estar tan cerca, la mayor continuó con su labor por un par de minutos su dedos moviéndose dentro y fuera en ocasiones golpeando accidental o a propósito el clitroris de su menor, su boca besando cada parte de su piel expuesta de vez en cuando dándole mayor atención a los pechos para otorgarle todo el placer posible en esa posición, hasta que Chaeyoung le tiraba un poco del cabello alzando así su rostro para poder besarla con torpeza. No era de esperarse para ninguna de las dos que la menor durará mucho más tiempo con tales atenciones, su cuerpo se acercaba cada vez más al clímax, sus piernas intentando cerrarse, y su pelvis alzándose, eran los mejores indicadores para la japonesa quien se mantuvo constante en cada una de sus atenciones logrando así que en un par de minutos más la mujer que tanto amaba gozara de su primer orgasmo.
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Better than Revenge | Michaeng
Fiksi PenggemarCaps escritos con canciones de Taylor Swift de fondo. 👍