Is it chill that you're in my head?

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— Se queja de que yo no dije nada, pero ella se va sin dejarme hablar... ¿Y se supone que yo soy la idiota?— Exclamó con molestia la menor de las japonesas mientras ambos de sus indices daban un pequeño masaje en su sien.

— Está vez no seas más idiota que ella y ve a buscarla. — La voz de Momo hizo a la pelinegra girar sobre sus talones hasta que de detrás de la puerta se asomaban la cabeza de su mejor amiga y la novia de esta a lo cuál la pelinegra alzó una de sus cejas porque lo más seguro es que estuvieran escuchando todo y cómo si su mejor amiga leyera la mente respondió a su suposición. — Al menos ya no tienes que contar qué pasó. —

La pareja salió de su escondite con una sonrisa que intentaba llegar al piadoso corazón de la pelinegra para que su castigo fuera menos horrible por escuchar conversaciones ajenas. — Da igual, ella ni siquiera quiere saber de mí, es mejor que me vaya a mi reunión. —

— Momo te está diciendo que no seas más idiota que ella y ahí vas, sabes que Chae está en el hospital, ve por ella, su cirugía va a durar entre dos y seis horas, así que, no pierdas otra oportunidad, Minari. — Ambas japonesas se sorprendieron al escuchar a la menor hablar veloz y algo molesta, y aún peor, no había usado honoríficos al dirigirse a Mina, que según ella sabía no tenían la suficiente confianza para hacer tal cosa, lo que al parecer la pálida castaña notó después de ver como Mina la juzgaba con la mirada. — Lo lamento, pero tengo razón. —

— Bien, iré, pero ella no quiere verme me va a dejar ahí sin poder hablar. — Murmuró la pelinegra más para si misma mientras caminaba hacia la salida, colocándose sus tacones. — Hasta luego. — Se despidieron con una pequeña reverencia, siendo Mina quién cerraba la puerta detrás de su espalda, en la acera frente a el hogar de la pálida chica se encontraba su chófer listo para abrir la puerta del auto.

— ¿Hacía la empresa, señorita? — Cuestionó el pelinegro mientras abría la puerta

— Espero no tener razón... Vamos hacia el hospital de Sana. — Ordenó una vez arriba del vehículo “No siquiera recuerdo cómo se llama” “¿Y cómo la encontraré si no se que está haciendo?” “Bueno... es pediatra, cirujano pediatra” “No tengo idea de dónde está eso” “¿Y si le pregunto a Sana?”

El tráfico en el centro de la ciudad cada vez era peor la japonesa al estar sumergida en sus pensamientos no se había percatado que ya llevaba más de dos horas sentada y aún faltaban para llegar, parecía el universo diciéndole que no era una buena idea ir con la coreana.


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Jeongyeon había llegado puntual a su reunión al igual que las demás personas que se encontraban al rededor de una gran mesa ovalada esperando a quién se sentaría en la cabecera del lugar y de quién era la firma más importante. Cinco minutos tarde. “Qué hombre tan irresponsable” pensó la rubia. Cuarenta y cinco minutos tarde. “De seguro se atoró en el elevador” Jeongyeon ya garabateaba en su bloq de notas y hacia pequeños dibujos de cómo sería aquel estúpido hombre. Una hora y media tarde. — Señorita Irene, no creo que llegue. — Susurro a su jefa que se encontraba a un costado de ella manteniéndose tan elegante cómo siempre a pesar de estar tanto tiempo esperando.

— Puede que tengas razón, será mejor que vayan a descansar, haré que la reunión se programe para mañana, pueden retirarse. — Ordenó en voz alta para su equipo los cuales hicieron una reverencia en agradecimiento a su jefa y otra para el resto de personas saliendo del lugar indignados por tal falta de respeto.

— Díganle a Myōi que me lo va a tener que compensar. —

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Sin previo aviso una torrencial lluvia empezó a cear en la cuidad atascando más el flujo de los autos, y ellos estando tan cerca del hospital que la pelinegra lo podía divisar desde su ventana, maldijo por lo bajo mientras tenía una batalla entre su cordura y sus impulsos, siendo el dolor en su trasero el punto decisivo. — Me voy a bajar. —

Sin esperar respuesta abrió la puerta y bajó de su camioneta sintiendo cómo de inmediato las grandes y heladas gotas de lluvia golpeaban contra todo su cuerpo, mala idea, sí, pero ya no le importaba, intentaba correr con sus grandes tacones pero era prácticamente imposible así que optó por quitárselos ahora sí logrando correr bajo la lluvia.

No podía ni sentir ya el calor de su cuerpo debido a toda su ropa mojada pero quería creer que todo valdría la pena al final, por fin al llegar a la entrada del hospital, gracias al universo vió cómo Chaeyoung estaba en el borde el techo admirando la lluvia caer.

— ¿Es normal que estés en mi cabeza?
porque no puedo sacarte de ahí, me paso todo el día pensando en ti, y el universo sabe que intenté ocultarlo pero eres a la única que quiero. Y se qué esto es delicado porque mi reputación nunca ha estado peor ante tus ojos, pero yo sí te busque, esa noche olvidé mi teléfono en la oficina y por eso no conteste, pero inmediatamente después de leer tu mensaje te llamé, para decirte que no acepté porque yo solo quería ser tuya, pero me bloqueaste, y todos los días intenté llamarte o escribirte. — La japonesa gritaba con fuerza debido que los golpes de las gotas ahogaban su voz, su pecho subía y bajaba intentando calmar su respiración y al fin dejó sus lágrimas mezclarse con la lluvia feliz de por fin poder ser ella quién hablara.

— Dame la oportunidad de probarte que por ti correría bajo la lluvia y le gritaría al mundo entero cuanto me gustas, hoy y en cien años cuando reencarnemos. —

Mientras tanto Chaeyoung solo la miraba perpleja con miedo a hacer lo que su corazón quería encontra de lo que pensaba “¿Qué hay de Sana ella es el amor de su vida?” “Se acostó con alguien más ¿No?” “Pero aún así ¿Por qué mi corazón se siente cómo un imán siendo atraído al corazón de Mina?” “¿Por qué mi cuerpo siempre tiembla rogando por abrazarla?”

Sin más que pensar su corazón ganó la batalla, la lluvia era cómo estar entre hielo, pero el calor de su corazón le impedía sentir cualquier cosa que no fuera aquel extraño sentimiento que tenía por Mina. Ambas estaban ahí, bajo una tormenta completamente mojadas, un par de ojos color ebano frente a unos tan azules cómo el cielo, "Oh, maldición, nunca he visto ese color azul" 

La pelinegra acortó la distancia entre ambas dejando sus manos temblorosas quizás por el frío o por los nervios tomar el rostro de aquella preciosa mujer que sentía ya haber conocido en otra vida y sin objeción alguna la coreana inició un beso que les devolvió por completo todo el calor que habían perdido.

— A veces me preguntaba: Cuando duermes
¿Alguna vez has soñado conmigo? Y cuando te miro a los ojos, juego a que eres mía, todo el maldito tiempo. — Habló contra sus labios mientras sus manos acariciaban el dorso de las de Mina volviendo a besarla por unos largos segundos ajenas a todo. Mina no había dejado de llorar en ningún momento pero hasta ahora que la chica de ojos ébano la tuvo tan cerca es que se dio cuenta.

— Soy tuya todo el maldito tiempo. — Sentir la sonrisa de Chaeyoung contra sus labios aceleró su corazón cómo si hubiera corrido un maratón a lo qué repartió varios y cortos besos en sus carnosos labios.

— Ven conmigo, tenemos que cercanos. —

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Viva Reputation el verdadero álbum para cuándo estás enamorada, Lover es un pndjo. Gracias por leer tqm ✨

Better than Revenge | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora