— Sé que te dije que nunca me casaría, pero eres el amor de mi vida. — Noté cómo chaeyoung se levantaba de su asiento y salió de la habitación, la quise detener para preguntarle qué sucedía pero la voz de Sana me seguía distrayendo. — Y no quiero pasar más tiempo sin ti, tuve que perderte para entender cuánto te amo, pero aquí estoy hoy frente a nuestros amigos lista para hacer tu sueño realidad. ¿Te gustaría ser mi esposa Myōi Mina? —
Por un segundo el tiempo se detuvo y el amor de mi vida estaba sobre su rodilla con un anillo tan hermoso cómo ella, desde que la conocí esperé tanto que esto sucediera pero ahora no quería esto, era la situación correcta, el momento correcto, pero la persona incorrecta. Mi mirada no se apartaba de los ojos avellana de mi novia mientras todos esos pensamientos llegaban a mí lo cuál hizo que mi mayor se pusiera nerviosa.
— Por favor diles que se vayan, y hablemos a solas. — La castaña simplemente parpadeo varias veces y volviéndose a colocar erguida le pidió a todos en el salón que salieran. Solo nosotras dos en un silencio que fue perturbado al notar que de la parte de arriba emanaba un llanto y que su dueña era Jihyo. — No creí que fueras tan descarada de hacer esto frente a ella. — "Y no puedo creer que yo fui tan descarada de haberla utilizado" — Hablaremos cuándo vuelva. —
Salí de la habitación siguiendo el camino que Jihyo utilizó hasta dar con la puerta de una de las habitaciones de invitados, mi corazón se estrujaba con solo escucharla pero cuándo la vi ahí tan vulnerable y rota mi corazón se rompió por completo.
— ¿Este fue tu plan todo el tiempo? ¿Me querías ver así? — Entre jadeos y respiraciones entre cortadas Jihyo intentaba confrontarme y no podía decirle nada, no había justificación alguna porque yo era culpable de que ahora sufriera.
— Te juro que este no era mi plan. — Me puse rodillas a un lado de ella rodeando su cuerpo en un abrazo dejando que su cabeza quedara contra mi pecho, dejando que todas las cosas que necesitaba decir salieran de ellas y es que era lo minimo que podía, al final yo también había estado en esa situación sufriendo por Sana.
Después de un par de minutos cuando su llanto se tranquilizó y su respiración era más regular me armé de valor para poder hablar. — Lo lamento tanto, Jihyo unnie, el plan que te dije era el que yo tenía planeado, nunca quise hacerte daño pero mi egoismo y mis ganas de hacerla sufrir me cegaron de lo importante que era tu felicidad, no debí utilizarte a ti para todo esto, de verdad lo lamento tanto, y aunque ahora no lo quieras, soy una mujer de plabra y cuándo estés lista puedes decirme que es lo que deseas y haré que sea realidad, pero no es porque quiera comprar tu perdón, solo quiero al menos hacer algo bien.— La mayor me miraba con sus lindos ojos inchados, con la piel de su alrededor roja de tanto llorar.— Todos ya se fueron, así que te llevaré a casa. —
