Better than Revenge | Michaeng

I'd be the...

"¿Y si solo es mi ego obsesionandose porque yo obtengo todo lo que quiero?" "¿Y si solo quiero estar con ella para olvidar a Sana cómo con las otras chicas?" "¿Y si la vuelvo a ver y ya no me gusta?" "¿Y si todo fue muy pronto porque necesitaba a quién aferrarme?"" ¿Y si...?"

Ni siquiera su psicóloga había logrado quitar por completo todas esas dudas que atormentaban a la japonesa cómo lo había hecho besar por primera vez aquellos perfectos y carnosos labios de su menor.

- Aahg, ¿Y ahora cómo dejo de sonreír? - Murmuró cubriendo su rostro con ambas manos intentando ocultar todo lo que estaba sintiendo. - Por Dios Son Chaeyoung, ya te extraño. - Mina tomó el cuello de la playera que su menor le había prestado llevándola directamente a su nariz para inhalar el perfume que la coreana había dejado impregnado logrando cómo respuesta involuntaria que el corazón de la pelinegra latiera tanto que podía sentirlo en todo su cuerpo.

Al llegar a casa Mina se despojó de toda la ropa a excepción de la playera y siendo la primera vez en toda su vida que no utilizaba alguna de sus costosas pijamas, pero es que ni todo el dinero del mundo le iba a otorgar la paz y alegría que le brindaba el sentir el aroma de Chaeyoung tan cerca de ella. Antes de decidirse a dormir la japonesa dejó un mensaje en el chat de su menor dejando rápidamente su celular boca abajo en la mesita de noche sintiéndose una verdadera adolescente nerviosa por haberle escrito a la chica que le gusta.

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Para su mala suerte al despertar la menor no había contestado a su mensaje pero sin dejar de sentirse optimista la pelinegra se levantó de la cama dejando en esta misma la playera de su menor (que con sinceridad no planeaba devolvérsela así que ya era suya).
Mina tomó un largo baño despreocupada de todos sus pendientes gracias a que lo único en su mente era poder desayunar al lado de su joven amiga.

Durante su viaje en el auto Mina mandó varios mensajes a su menor, siendo los primeros tranquilos y llenos de felicidades, todo lo contrario a los últimos que eran el reflejo de la frustración y preocupación de la japonesa.

"No podré ir a desayunar, ocurrieron algunas cosas con Felix, pero te veo en el restaurante para comer): Lo lamento tanto".

De ninguna manera tenía derecho a enojarse, dejó escapar un pequeño suspiro y solo contestó con un corto "está bien" diciéndole al chófer que cambiará nuevamente su ruta para ir directamente a su oficina, dejando su celular aún lado de las flores que había comprado para la menor.

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- Sharon, tan puntual cómo siempre. - Sin previo aviso la paz de su oficina se vio perturbada por aquella pelinegra de cabello ondulado que sonreía con tal naturalidad que no la hacía parecer real.

- Irene, lamento mucho haberte dejado plantada anoche. - La japonesa se tomó el atrevimiento de hablarle con la misma naturalidad que había impuesto la mayor en un intento de aligerar el ambiente.

- ¿Y por eso me compraste flores? No son de mi agrado, pero lo acepto. - Ni siquiera le dio tiempo a procesar las palabras cuando la mujer ya tenía las flores en las manos analizándolas a detalle. - Pero aún así no es suficiente para compensarme el que me hayas dejado tanto tiempo esperando. - Mina rodeo su escritorio para quedar frente a la azabache que en ningún momento quitaba su mirada de los azules ojos de la japonesa, era una guerra en la que solo la más sumisa cedería, pero entre esas dos sumisión era lo último que existía. - ¿Cómo me lo vas a compensar Sharon? -

- Compraré tus acciones al doble. - La CEO contraria negó arrugando su nariz inconforme con la propuesta. - ¿Al triple? - Ninguna de las dos aún apartaba la mirada y nuevamente la pelinegra de mechones ondulados negó a las palabras esta vez dándo un paso para quedar más cerca. - ¿Entonces qué quieres? -