Don't go.

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Momo y Dahyun sentían aquella tensión de sus mejores amigas que después de varios segundos seguían viéndose sin mostrar alguna reacción.

— mmh... Mina ella es Chaeyoung mi mejor amiga. — Bromeó la más pálida de las coreanas para intentar aligerar el ambiente pero su novia llevó inmediatamente su dedo índice a sus propios labios para ordenarle así que cerrara la boca.

Ambas querían hablar pero ¿Cuáles son las mejores palabras para saludar a alguien que no esperabas volver a ver?

— Es mejor que las dejemos solas, Dahyun vamos a la cocina. — Ordenó la mayor y sin objeción alguna su novia acató la orden, dejando que la mayor primero acercara hasta al sofá a una nerviosa Mina.

— Buenos días, señorita Son. — Mina nunca la había llamado por su apellido, nunca había sido tan formal, lo cuál apuñaló el corazón de la más joven. — La vi en nuestro restaurante hace un rato, pero tenía compañía así que preferí no interrumpir. — Mina sentía sus labios temblar y su nariz picaba amenazante de iniciar un llanto por no poder ir y abrazar a su menor.

"Nuestro" "nuestro" "nuestro" La menor apretó los labios rogando porque sus lágrimas se mantuvieran dentro de sus ojos e implorando que cómo siempre algo las interrumpiera, pero esta vez no fue así.

— Llegué hoy y quería comer en mi restaurante favorito. — El corazón de la japonesa se derritió al instante al escuchar por primera vez en meses la voz de Chaeyoung, y es que ni el sexo, ni la terapia, ni siquiera jugar videojuegos o comprar compañías cómo caramelos le habían hecho poder olvidarse de la mujer sentada del otro lado de la sala, Son Chaeyoung se había impregnado hasta en los huesos de la pelinegra y su corazón rogando por poder tocarla era la prueba verídica. — ¿Has estado bien? —

— He mejorado, gracias por preguntar. — Afirmó con una ligera y falsa sonrisa, pues podía sentir cómo un abismo las separaba y quizás solo siendo directa podría acercarse un poco ó alejarla hasta nunca más verla.—  ¿Por qué te fuiste sin hablar conmigo? — Todo este tiempo Mina había existido con esa pregunta y por fin estaba frente a la única persona que podía darle una respuesta.

— Mis razones están en el mensaje que te envié esa noche, creo que no lo leíste por estar celebrando tu compromiso. — De manera inconsciente Chaeyoung llevó sus manos a cada hombro de su lado contrario para buscar algo de seguridad en un abrazo propio, recordando cómo esa idiota miraba a la mujer de sus sueños que también era una idiota con tanto amor mientras le pedía matrimonio.

— Chaeyoung, yo no acepté la propuesta de Sana. — Eso era mucho peor para el corazón de la coreana, dejando nuevamente la habitación en un abrumador silencio.

— Vaya, era mejor cuándo creía que estabas comprometida o casada. —  Balbuceo con algo de enojo, sintiendo cómo su sangre empezaba a hervir "al diablo todo, de igual forma no voy a volver a verla" se dijo así misma poniéndose de pie, para confrontar a su mayor que mantenía su vista fija sorprendida de haber escuchado eso. — Te confesé lo que sentía y no dijiste nada, preguntas la razón de haberme ido sin hablar, pero ahí estaba la respuesta, y si no aceptaste ¿Por qué no me dijiste que no me fuera? Si me lo pedías yo me quedaba para siempre a tu lado, incluso cómo solo una amiga pero no lo hiciste, ni siquiera cómo una amiga tú pudiste notarme. Odio haberte querido, Odio haberme ilusionado creyendo que serias tú quién cruzaría mares, tormentas y desiertos por mi. Y tú... tú ni siquiera pudiste decirme algo después de confesarte mis sentimientos,  aunque sea un “No siento lo mismo” pero nada, no dijiste nada. — Para ese punto las lágrimas brotaban libremente de sus obscuros ojos y su cuerpo temblaba debido a todas las emociones que se había guardado durante tanto tiempo. — Era más fácil pensar en que Sana es el amor de tu vida... a que ni siquiera quisiste buscarme. —

— Yo re... — Lo que Chaeyoung había pedido con desesperación tiempo atrás se hizo realidad cuándo el tono de llamada de su celular las interrumpió, y la menor no podía rechazar la llamada para escuchar a Mina pues era del hospital, así que dándose una pusa escuchó atenta la voz del otro lado de la línea ignorando todos sus problemas personales pues tenía que pensar en su pequeño paciente.

— Sí, llegué hoy así que preparelo para crujía.— Inhaló profundamente y exhalo segundos después en un intento de calmarse. — Debo irme. — Guardó su celular en el bolsillo de sus jeans apresurandose hasta la salida para ir con su pequeño paciente.

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— Doctora Son, bienvenida, es bueno verla, ¿Va volver aquí? — Chaeyoung agradeció al enfermero por su saludo, negando al instante después de escuchar su cuestión.

— No, solo vine a operar a un mini humano, es un niño precioso así que no pude negarme. — Comentó la más baja mientras leía nuevamente el expediente de su pequeño paciente. — Iré a agradecerle formalmente los privilegios al jefe de cirugía, ya vengo. —

Durante su trayecto por el hospital Chaeyoung fue bienvenida con felicidad por sus antiguos compañeros haciendo que se sintiera triste de no poder seguir aquí, al momento de llegar a la oficina dio dos toques en la puerta, e ingresando cuándo se le permitió pasar. “Dios me odia” fue lo primero que pensó viendo que en la silla del doctor Adashi Yuto ahora la ocupaba un idiota. — Buenas tardes, Doctora Minatozaki, estoy aquí para agradecerle el permitir ser yo quién realice la cirugía de Felix. — Chaeyoung hablaba mientras mantenía una reverencia de casi 90°.

— Espero buenos resultados doctora Son, y por cierto, su puesto aún la espera, ya que a las dos Myōi Mina nos rompió el corazón, debemos ser solidarias. — Profirió la castaña con una sonrisa, haciendo bque la coreana no se sintiera muy cómoda.

— No se preocupe, en mis planes no está quedarme. — murmuró viendo fijamente al suelo para que su mayor no notará su incomodidad.

— Ay, vamos tú y yo podríamos ser amigas y así la criticamos juntas, cómo por ejemplo de que se acostó con mi mejor amiga, ¿Te imaginas? Ni yo fui tan cruel. — Mientras la mayor exponía sus palabras se levantó de su gran asiento hasta quedar frente a la coreana y ahora sí la veía a la cara por lo cuál Sana le mostró una de sus más lindas sonrisas. — ¿Qué dices? — inquirió con entusiasmo la castaña.

— Suena tentador, pero no puedo dejar mi puesto en Corea, muchas gracias Doctora Minatozaki, me retiro ya es hora de la cirugía de Felix. — Sana asintió a las palabras de la coreana dejando así libre su paso para ir hasta su paciente.

“Aah, no puedes responder un estúpido mensaje pero si vas a acostarte con otras, cada vez soy más estúpida por creer que eres perfecta” En su camino devuelta a el piso de pediatría Chaeyoung no podía sacarse de la cabeza las palabras de la castaña, queriendo así volver a salir de aquel país y está vez no volver a saber nada de Myōi Mina.

— Hola pollito, escuché que tu trasplante no ha querido cooperar, por suerte te han conseguido uno mucho mejor. — El pequeño paciente sonrió de una manera tan preciosa al poder ver a su nuna otra vez.

— ¿Mejor? ¿Me va a dar superpoderes? — Cuestionó ilusionado el pequeño rubio abrazando a su doctora favorita cuando esta se sentó a su lado.

— Puede ser, pero solo sabremos cuando tengas 18, ahí se revelaran tus poderes. — Respondió la coreana riendo por lo bajo al ver cómo la sonrisa del menor se había borrado. — Tengo 8 faltan cómo 100 años para eso. —

— Entonces es mejor que empecemos ahora, lo que si nos pueden dar pronto son las galletas de tu mami cómo premio. — Revolvió los dorados mechones del pequeño escuchando nuevamente su risa.

— Bien, nos vemos allá, pollito. — Comentó con una sonrisa dándole la señal a los enfermeros para que se llevarán al niño, dejando a solas a la doctora y la madre.

— Gracias por venir Doctora Son, solo confío en usted, ayudelo por favor. — Rogó la rubia mientras abrazaba a Chaeyoung con algo de fuerza.

— Tranquila, el pollito tiene una larga vida por delante. — Ambas se despidieron con una leve reverencia, la coreana llegó hasta los vestidores del piso de crujía tomando el uniforme color azul marino  que las enfermeras le habían dejado, dejando solo la fea cofia, sacando la suya de su chaqueta, que era un millon de veces mejor solo porque esta tenía un patron de fresas. La doctora hizo una respiración profunda dirigiéndose a su quirofano con un solo pensamiento en su mente "Da lo mejor de ti Chae, por él y por las galletas de premio".

Better than Revenge | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora