Sana subió a su auto después de salir enfurecida de la cafetería dejando a su novia sin titubear hasta ese momento que la culpa le invadió pero ella tenía derecho a estar enojada, Mina no tenía porque meterse en asuntos que incluyan hospitales y mucho menos... comprarle uno, ella tenía su trabajo, con sus amigos, y pacientes que ya consideraba cómo familia, además de Jihyo que últimamente se estaba volviendo una gran amiga.
Cómo si la hubiese invocado el celular de la castaña comenzó a sonar dejando ver el nombre "Miss Park ✨" en la pantalla.
— Sana, sé que estás en una cita con tu esposa pero... mmmh, hay una cirugía en media hora y quería saber si ¿Te gustaría acompañarme? — Todo el enojo de la japonesa se esfumó al escuchar la pregunta de la mujer al otro lado de la línea y con una sonrisa asintió dándose cuenta de que no la tenía frente a ella.
— No te preocupes Jihyossi, en realidad ya voy para el hospital, Mina estaba ocupada, nos vemos en un momento. — Dejó el celular en el otro asiento y cómo si nada hubiera ocurrido se dirigió al hospital.
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Mina tenía cierta esperanza de escuchar el tono de llamada con el nombre de Sana reflejado en la pantalla pero no pasó, ni durante su paseo bajo la lluvia, ni cuándo estuvo en su oficina entre papeles y reuniones, y tampoco mientras iba al centro comercial a conseguir algunos regalos para compensar la idiotez que había cometido al medio día...
Al llegar a casa lo que la recibió fue un lugar frío y vacío dónde el silencio reinaba, se repetía constantemente que todo estaría bien, que todo siempre mejora, así que sin perder el tiempo, comenzó a arreglar el lugar para darle una sorpresa a su amada, al cocinar puso tanto empeño que si un extraño la viera creería que ella es una chef de renombre. Unas horas después Mina se encontraba en el sofá vestida con un hermoso traje blanco, su cabello negro recogido de una manera elegante y pulcra, em cuanto escucho las teclas de la puerta ser pulsadas se levanto arreglado su ropa con delicadeza y tomado las flores que había traído por la tarde recibiendo así a su novia.
— ¿Vas a salir? — Cuestionó Sana mientras dejaba sus cosas en la pequeña mesita del recibidor y se quitaba sus tacones para pasar a la casa con sus pantuflas color rosa.
— No, solo mereces que una mujer preciosa te reciba. — Mina le entrego las flores junto a un beso en la mejilla, mientras su mano libre tomaba la de su novia y la guiaba hasta el comedor que estaba perfectamente arreglado para una cena de dos personas.
—Oh... Minassi, esto es muy lindo, gracias, pero estoy muy cansada, ¿Te parece si vamos a la cama? — La castaña dejó sus flores sobre la mesa para así poder llevar ambos brazos alrededor del cuello de la menor dejando varios besos en su mandíbula.
Sin demostrar su decepción Mina asintió a la petición de su novia y caminaron juntas hasta la habitación dónde Mina ayudó a Sana a quitar su ropa dejándola solo en lencería haciendo que el pulso de la menor se acelerara. — Te ves tan preciosa. — La pelinegra paso dos dedos por el contorno de su novia acercándose después a su rostro para comenzar a besar a la castaña.
—Mina, Mina, te dije que estoy muy cansada, iré a ducharme y después dormiremos. — Otra vez Mina solo asintió para complacer de alguna manera a el amor de su vida, ambas fueron a un baño diferente para iniciar su rutina nocturna encontrándose después en la cama que ambas compartían.
— Buenas noches, Ho... Amor, te amo. — Mina beso la cabeza de su amada y sin recibir una respuesta apagó la luz de la habitación dejando que las silenciosas lágrimas salieran a recorrer sus mejillas, e intentando convencerse de que todo estaría bien el sueño la venció.
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— Hoy en la noche es la fiesta de recaudación para el hospital ¿Vendrás? — Preguntó Sana mientras se colocaba sus pendientes.
Desde el otro extremo de la habitación Mina sintió su cuerpo emocionarse porque su novia se lo haya recordado aunque ella no lo había olvidado ni por un segundo.
— Claro, ¿Quieres que te lleve tu vestido o te lo llevaras desde ahora? — Cuestionó la menor con una sonrisa mientras terminaba de quitar las inexistentes arrugas de su gabardina color negro.
— Podrías llevarlo, por favor, se lo das a uno de los internos si es que no estoy disponible. — Con un beso en la mejilla se despidieron dejando a una Mina emocionada por poder pasar tiempo con su novia.
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— Acabo de encontrar a mi futura esposa. —
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