I'll tell you the truth

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— Tienes una sorprendente habilidad para arruinar las cosas aún siquiera hayan comenzado. — Chaeyoung limpió sus lágrimas con el dorso de su suéter y sorbió un poco su nariz.

— No fue mi intención hacerte daño, me arrepiento de todo eso, de verdad lo lamento.
— Pero lo hiciste y me lo ocultaste.

Los azules ojos de Mina ahora estaban de un tono grisáceo casi cómo las amenazadoras nubes antes de una tormenta. — Anoche estaba celosa por esas chicas, pero ahora... Ni siquiera sé lo que siento, solo puedo pensar en ¿Cómo puedo quedarme después de esto?

— Eso quedó en el pasado incluso antes de que tú volvieras.
— Eso no lo hace mejor o menos doloroso.

— Ya sé que no, pero me arrepiento de haberlo hecho y quiero asegurarte que no volverá a pasar, aún si decides irte yo te esperaré.— Era ahora o nunca, Mina apretó sus manos contra la tibia taza de café buscando una manera de obtener valor.— te esperaré aunque prefiero que te quedes aquí... conmigo, en Japón.— Su mirada ya no podía mantenerse frente a la de su menor y su voz iba disminuyendo con cada palabra a la cuál Chaeyoung no reaccionaba.

— ¿Contigo?— Había sentimientos encontrados para ambas, aquella palabra era tan ambigua que dar una respuesta rápida podría traer resultados desastrosos.

— O sea, vuelve a tu departamento, a tu trabajo, a visitarme en mi oficina, incluso a terminar durmiendo en mi camioneta porque estás muy ebria para moverte, vuelve a aquí y déjame conquistarte cómo te mereces, esta vez solo tú y yo, no más venganzas ni huidas repentinas.— Aclaró la mayor dando una fugaz mirada al rostro de su menor en busca de una respuesta no verbal, pero nada, quizás ya la había perdido.

— No lo hiciste con intención de dañarme, pero entonces ¿Por qué me siento traicionada? Me pides quedarme pero ¿Y si un día solo te vas?

— Eso no pasará, Chaeyoung desde que te volví a ver todo se siente tan diferente, cómo si todo este tiempo hubiera estado dormida y ahora que estás aquí el mundo solo es dorado cómo ahora.— Chaeyoung volvió a poner atención a su alrededor, Mina tenía razón, el lugar se veía de un dorado casi naranjoso gracias a la luz de un nuevo día, pero también intensificaba todos los otros colores, incluso aquellos ojos azules que desde su posición podría jurar que eran marrones por los efectos de la luz. — Sé que no solo te he lastimado a ti, he lastimado a buenas personas y he confiado en quienes no debí incluso después de saber que no debía, pero te juro Chaeyoung que no volveré a correr entre los arboles, ni haré que tú lo hagas, te diré siempre la verdad, para no tener que decir adiós.

El corazón de Chaeyoung latía a todo lo que podía, cómo si deseara lanzarse a sus brazos y decirle que por ella estaba dispuesta a soltar todo porque estaba segura de que al dar todo de cada una su amor podría ser dorado. — Volveré a Corea. — Hizo una pausa que para la japonesa fue una eternidad pensando en cómo todo ya estaba perdido, pero fue menos de un segundo.— No puede ser un habito el simplemente huir, tengo que presentar mi renuncia y mandar una nueva solicitud al hospital de Tokio, y debo de avisarle a mi madre, así que volveré en unos días.

Su voz no reflejaba tristeza, enojo o alguna emoción negativa, era algo más calmado quizá en un intento de apaciguar su acelerado corazón y la ansiedad que emanaba de Mina.
— ¿Entonces te irás ahora?
— Sí, alargué mi permiso sin avisarles, así que debo volver para no arruinar mi curriculum.
— Pero volverás ¿Verdad?

De los labios de la coreana se escapó una corta risa, se notaba claramente que Mina no tenía idea de que sentir, sus ojos se movían con velocidad queriendo encontrar seguridad. — Volveré y pronto, no puedo permitir que veas a otras.

— No quiero ver a nadie más que a ti. — Se defendió con voz calmada soltando sus manos de su agarre a la taza para tenderle su diestra a la menor.— Entonces vámonos, o perderás tu vuelo.

— Jeongyeon tiene mi maleta en la habitación. — Respondió mientras tomaba la mano de su mayor que a pesar de haber estado al rededor de la taza todos estos minutos estaba casi helada, pero aún así Chaeyoung no repeló, su cuerpo generaba el calor suficiente para proveer a ambas.

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— Ah, veo que sí arreglaste las cosas con tu novia. — Fue lo primero que Jeongyeon dijo al ver a su amiga entrar con la empresaria. A Mina le parecía extrañamente divertido cómo aquella chica de mechones dorados era capaz de hablar con tanta confianza e informalidad aún después de haberse avergonzado a si misma por invitarla a salir después se insultarla. Al menos había ganado puntos al escuchar que se refería a ella cómo la novia de Chaeyoung.

— Cierra la boca, vine por mi maleta. — Mina solo se mantenía atenta a la pequeña conversación que ocurría frente a ella sin pasar por alto que Chaeyoung no negó la etiqueta que le habían colocado, pero aún no era momento para hablar de eso.

— ¿Entonces sí te irás? — Cuestionó la rubia mientras su mirada viajaba entre Chaeyoung y Mina buscando en esta última una respuesta.

— Mi chofer las está esperando para llevarlas al aeropuerto. — Jeongyeon negó ante las palabras de la pálida chica de ojos azules.

— Yo no puedo irme mi jefa me ordenó quedarme aquí para mantenerla al tanto mientras los acuerdos de las empresas se ponen en marcha. — Mina solo se limitó a asentir levemente, era bueno que Irene no anduviera rondando por la empresa pero aquella rubia no era el mejor reemplazo, ciertamente no le inspiraba mucha confianza.

— ¿Y te quedarás en el hotel? — Jeongyeon negó a la par que daba pasos hacia el lado de Mina pasando su brazo al rededor del cuello de la japonesa en un abrazo más amistoso de lo que le hubiese gustado a la CEO.

— No, tu novia me ayudará a encontrar algo temporal, y así yo la cuido de que se porte bien, ¿Verdad Mina? — "¿Me ha llamado por mi nombre? Cruzamos dos palabras y ya cree que puede hacer algo así" fue lo primero que llegó a la mente de la pelinegra mientras en el exterior solo asentía con una sonrisa tan forzada que hacia sus ojos cerrarse casi por completo.

— ¿La ayudarías de verdad? — Chaeyoung tomó ambas manos de la japonesa jalándola hacia su cuerpo para poder quitar a su amiga sin ser tan obvia. Los ojos de Mina se intensificaron al escuchar a su menor, siendo imposible negarse al ver tan adorable ser frente a ella, así que asintió, no le caía bien Jeongyeon, pero era amiga de la chica que le gustaba así que si mantener viva a esa rubia le daba felicidad a Chaeyoung, estaba más que dispuesta a todo.

No tardaron mucho más en la habitación, después de repetidas despedidas entre las coreanas, Mina y Chaeyoung salieron del hotel hasta la camioneta de la mayor dónde cómo había dicho la japonesa su chofer las esperaba.

— ¿Volverás pronto? — Volvió a preguntar la pelinegra para romper el hielo, normalmente le gustaba el silencio pero Chaeyoung simplemente había decidido cortar su platica, aunque dijera que volviera la ansiedad de Mina no le permitía mantener sus pensamientos positivos.

— Eso espero, tengo varios asuntos pendientes pero no espero que tomen mucho tiempo.
— ¿Y cuando vuelvas nosotras...?— Mina ni siquiera sabía si había un "nosotras", sus acciones ahora que Chaeyoung estaba de vuelta hacían que todo lo que ambas habían imaginado pendiera de un hilo.

— Lo que hiciste no lo puedo borrar, pero ¿De qué sirve atormentarme? Es mejor salir a la luz del día y dejarlo ir... Solo dejarlo ir. — Aclaró la menor rodeando el brazo de Mina con el suyo propio recargando así su cabeza en el hombro de la mayor. — Me gustas demasiado Mina, y aún cuando eres una idiota quiero pasarme el tiempo entrelazada contigo, así que, nosotras empezaremos desde cero.

La japonesa asintió a las palabras de Chaeyoung, su corazón latía tan fuerte que temía que este estallaría en cualquier momento, la menor estaba dispuesta a quedarse aún en lo peor, Chaeyoung estaba viendo lo mejor de ella ¿Verdad?

Better than Revenge | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora