Capítulo IX

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𝐌𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐃𝐢𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧.

Cuando camino por los pasillos de la escuela, cuido que Tom no me vea o alguien de sus amigos le informe sobre donde estoy, pues por ahora no quiero toparmelo ya que cargo una enorme vergüenza en el cuerpo que no me permitiría ni siquiera mirar a los ojos al pobre.

Hasta decidí salir temprano de casa esta mañana, con tal de no ver ni siquiera la sombra del chico que me visitó ayer en casa, ¿Como podría mirarlo a la cara después de la merienda alocada en mi casa? Sin duda mamá cometió un error al invitarlo a comer el delicioso pay que él nos llevó.

Pero mi pena no es sólo por la manera en la que mi padre y mi hermano se comportaron delante de Tom, si no que ayer me atreví a darle un suave beso en la mejilla.

Probablemente no es la gran cosa para muchos y tal vez no lo es ni para él, pero para mí fue como dar un paso grande y demostrar un poco acerca de mis sentimientos, por que si de algo estoy segura es que tengo sentimientos hacia Tom y eso me aterra.

Nos conocemos de poco tiempo y no quiero verme como una intensa que siente cosas por su vecino cuando apenas y han interactuado, además, no se si Tom siente cosas por mí. Probablemente él solo ha sido amable y yo he confundido esa amabilidad creyendo que es lindo conmigo porque siente algo.

𝐷𝑒𝑠𝑝𝑖𝑒𝑟𝑡𝑎, 𝑑𝑒𝑏𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑏𝑎𝑗𝑎𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑎 𝑛𝑢𝑏𝑒 𝑑𝑒 𝑖𝑙𝑢𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑛 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 ℎ𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜.

Mi conciencia me recrimina y le doy la razón, no me debo hacer ilusiones por que podría ser peor y un corazón roto no es algo que me gustaría permitir.

Liam, Jane y Norah sonríen cuando les cuento lo que sucedió en mi casa, una parte de mí quiere omitir el momento del beso porque sé que comenzarán a darme ideas en donde van asegurar que Tom no durmió por eso y no quiero ilusionarme. Pero tampoco quiero guardarles eso porque son mis amigos y confío en ellos.

Así que suspiro después de contar todo con detalles, Liam es el que apoya su cabeza contra sus manos y me observa con ojos de corderito.

—Pastelito, a este paso me harás la tarea más facil—dice juguetón.

—¿Cuál tarea? —preguntó

—La de unirlos—mueve las cejas con diversión—Realmente me sorprendes fuiste tú quien dio el primer paso.

Ruedo los ojos, mientras bebo de mi jugó, llevarle la contraria a Liam en estos casos es una batalla pérdida, ya que a él se aferra a las ideas que se hace.

—Es un gesto lindo por parte de Tom en darte un pay —dice Norah

Vuelvo a beber de mi jugó y respondo

—Lo hizo su madre.

—Pero él te lo entregó, si su mamá hizo un pay para tu familia, es por algo—asegura Jane.

—Tal vez lo hizo por al aprecio que nos tiene como sus nuevos vecinos—recuerdo.

—Oh para impresionar y ganarse a su próxima futura novia de su segundo gemelo—canturrea Liam—No descartes las operaciones más convenientes con tu pesimismo, pastelito.

Niego divertida y bebo nuevamente de mi jugó hasta que me lo termino. Siento el viento fresco contra mi cara, haciendo que mi cabello se mueva de manera suave, mientras que disfrutamos de la sombra que nos brinda un árbol que se encuentra en el enorme jardín de la escuela.

The Guitar Boy | Tom Kaulitz  (Tokio Hotel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora