Capítulo XII

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𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳.

Despierto con los ronquidos de Bill, noto que tengo su brazo alrededor de mi cintura y me giro de manera lenta para encontrarmelo con los ojos bien cerrados y la boca abierta.

—Jane... Perdón—murmura entre sueños.

Ruedo los ojos divertido y con cuidado, me quito su brazo y salgo de la casa de campaña. Me estiró mientras suelto un suspiro, miro hacia el bosque y lo único que se oye es el canto de los pájaros. De pronto escucho como el cierre de una casa de campaña de abre, me volteo y veo a Norah ir a la casa de campaña, que compartiríamos Maddy y yo.

Jane la recibe, ellas no me notan, pero yo me doy cuenta de que lucen preocupadas.
Se les olvida cerrar la casa de campaña, Norah se acerca al cuerpo que hace acostado en las colchonetas.

Ambas discuten algo, el cuerpo que se remueve entre las sabanas y rápidamente sé que es Maddy, sus amigas la miran con preocupación y yo no dudó en acercarme a ellas.

—¿Sucede algo?—preguntó, haciendo que ellas se  sobresalten.

—Tom, creímos que seguias durmiendo—dice Jane, con nervios.

—Bueno, he comprobado que los ronquidos de tu novio son más efectivos que mi alarma—me reí, pero ellas seguían nerviosas—¿Que pasa?

Norah miro a Jane y asintió.

—Maddy pasa—dijo y sentí como mis sentidos se ponían en alerta—.Esta resfriada.

Las chicas me abrieron espacio, entre a la casa de campaña y mire a Maddy, quien se encontraba dormida. Toque su frente y comprobé que lo temía, ella tenía fiebre.

—Voy a matar a los chicos—gruño Jane—.Ellos causaron esto.

En ese momento, Maddy tosió y se envolvió más con las sabanas. Sentí el pecho pesado, no me gustaba verla en ese estado.

—Deberíamos irnos ya—propuso Norah—Ella debería descansar en su casa, aquí solo va a empeorar.

—Despertare a los chicos—informó Jane.

—Te acompaño—Norah la siguió.

Las dos salieron, dejándome solo con la chica que de encontraba hecha una bolita entre las sábanas. Ni estando así me dejó de parecer hermosa, se le veía muy delicada y débil, entonces una sensación de protección me invadió y sentí que yo haría cualquier cosa por cuidarla.

Me quedé paralizado cuando ella abrió los ojos, me observo por un momento y después los cerro mientras sonreía.

—Debo estar soñando—murmuro.

—No lo estás.

Ella no respondió y yo no pude evitar volver a tocar su frente maldije en mi mente cuando me di cuenta que si temperatura se había elevado.

Definitivamente Jane y yo mataríamos a los chicos.

Escucho pasos apresurados y voces desesperadas, Liam entra a la casa de campaña a toda velocidad y se enfoca solamente en Maddy.

—Pastelito—dice, mientras se acerca a ella y toca su frente—.Esto está muy mal.

Si se cara es de preocupación, cambia a una de horror cuando escucha a Maddy toser.

—Debemos llevarla a su casa—propone Jane.

—Casa, no.... Mamá preocuparse... Papá molestó—balbucea Maddy.

The Guitar Boy | Tom Kaulitz  (Tokio Hotel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora