Capítulo XXV

189 9 0
                                    

𝐌𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐃𝐢𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧.

Oficialmente soy la Navia de Tom Kaulitz.

Por Dios, no me la puedo creer todavía y eso que aún cargo el ramo de flores que él me dio en la propuesta. Suelta un suspiro mientras entro a mi casa, me dirijo a la cocina por un jarrón con agua ya que no quiero que se marchiten Tan pronto, papá y Ryan observan el jarrón con flores que cargo para llevarlas a mi habitación.

—Son unas flores lindas, ¿Donde las consiguientes? —pregunta mi padre.

Mamá entra a la cocina con mi pequeña hermana.

—Seguramente su novio se las dio—dice mi hermano a modo de broma.

—Qué el no es su novio—le corrige papá, mientras bebe de un vaso de agua.

—Ya lo es—asiento—. Me lo ha pedido esta tarde y acepte.

Papá se ahoga con el agua y comienza a toser, Ryan abre los ojos con sorpresa y mi madre sonríe feliz.

—Felicidades, cielo—me dice—. Sabía que ocurriría un día, Tom es un gran chico.

Mi hermano se me acerca y observa nuevamente las flores con las cejas arrugadas, me mira de forma seria y se cruza de brazos mientras papá sigue tosiendo y mamá tiene que acercarse a darle palmaditas en la espalda.

—¿Flores? —pregunta mientras ve las flores no muy convencido—. Creo que era mejor darte un pay. Ve a pedírselo.

—El no es tú proveedor de pay, Ryan—niego —. Si quieres uno, entonces hazlo tú.

Él bufa y rueda los ojos.

—Es que los suyos son deliciosos—murmura para él mismo, pero lo alcanzó a oír.

Revuelvo su cabello y le doy una sonrisa, papá ya dejó de Toser y ahora me mira como si lo hubiera traicionado. El tema de los chicos es un poco delicado para él, no porque no me permite tener novio, simplemente que teme a verme lastimada por un chico y no vuelva a ser la misma de siempre.

—Entonces el vecino es tu novio—se aclara la garganta y yo asiento—. Necesito una charla con él.

—No empieces, Hunter—le advierte mamá—. No quiero que hostigues a Tom

—No se trata de hostigarlo, se trata de advertirle que si lastima a mi pequeña se las verá conmigo—mi papá se cruza de brazos y hace un puchero como si fuera algún niño pequeño—. Debo tomar mi papel como padre y decirle a Tom que mi hija es lo más sagrado para mí y que siempre debe tenerlo en cuenta o no dudare en usar la escopeta.

—No tienes una escopeta—le recuerdo.

—Pues voy a conseguir una, nadie lastimara a mi pequeña mientras yo viva—asegura.

Me acerco a él y le doy un beso en la mejilla.

—El no va a lastimarme, es un Ángel y creeme que eso sería lo último que haría—afirmó.

Papá se relaja y me mira con dulzura.

—Está bién, pero si te hace llorar no dudes en decirme y conseguire esa escopeta—se ríe y yo hago lo mismo. Amo cuando se pone de ese modo, es el mejor padre de todos.

Retomo mi caminación mi habitación y pongo el jarrón en mi escritorio, le tomo una foto y se la mandó a Tom.

𝒀𝒐:𝑳𝒂𝒔 𝒑𝒖𝒔𝒆 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒊𝒐, 𝒂𝒔𝒊́ 𝒑𝒐𝒅𝒓𝒆́ 𝒗𝒆𝒓𝒍𝒂𝒔 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒚 𝒂𝒄𝒐𝒓𝒅𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒅𝒆 𝒕𝒊.

The Guitar Boy | Tom Kaulitz  (Tokio Hotel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora