The Guitar Boy | Tom Kaulitz (Tokio Hotel)

Capítulo XI

𝐌𝐚𝐫𝐚𝐭𝐨́𝐧 𝟐/𝟐

𝐌𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐃𝐢𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧.

Estoy nerviosa.

Lo he estado desde que conocí a Tom y me di cuenta que causa sentimientos en mí que definitivamente no son de amigos.
Hace un rato estábamos los dos solos en el bosque, tuvimos la oportunidad de besarnos o al menos él la tuvo.

¿Por qué no lo hizo? La respuesta es fácil para mi consecuencia: no le gusto.

Él se ha portado amable y de manera linda conmigo desde que me conoció y yo no he dejado de querer estar cerca de él y conocerlo desde que lo oí tocar su guitarra por primera vez. La diferencia es que Tom me ve como una simple amiga y yo lo veo como un amigo con el cual aceptaría tener una relación.

𝑁𝑜 𝑛𝑜𝑠 ℎ𝑎𝑔𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑖𝑙𝑢𝑠𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠.

No todos creen en el amor a primera vista y yo no sé si él es creyente en ello, pero estoy segura de que sentí algo por Tom desde que cruzamos palabras.

Salgo de la casa de campaña con la pijama puesta, mientras que veo a Tom me observa como si quisiera decirme algo, pero decido pasarle por un lado e irme directamente hacia Norah. Ahora mismo me cuesta verlo a la cara, luego de que me rechazara el reto, supe que solo soy una amiga para él.

—Linda pijama—me halaga Norah.

Le dedicó una sonrisa y la tomó del brazo para alejarla un poco de los chicos, Jane esta con Bill y los otros cuatro están charlando entre ellos.

—No puedo hacerlo—le digo

—¿De qué hablas?—pregunta mi amiga.

—No puedo compartir casa de campaña con Tom, estoy demasiado nerviosa.

—Entiendo, pero no tienes que hacer nada, ni siquiera hablarle—dice—Solo entra, ignóralo y duermete.

—No es fácil—reprochó.

—Es muy fácil, estarás dormida y se te olvidará que él está ahí—sonríe

Me tiro hacia donde está él y veo como se ríe de algo que Georg dice.

—Yo...no lo sé—suspiro.

—Maddy, puedes decirme realmente que no sólo son nervios—miro a Norah—Estás desilusionada, piensas que no le gustas a Tom como él te gusta a ti.

—¿Tanto se me nota?—bufo.

—No pienses en eso, si Tom no se da cuenta de la grandiosa chica que eres, entonces él se lo pierde—toma mi mano y le da un leve apretón.

—Gracias por las palabras.

—Estamos para animarnos.

Ambas nos acercamos a los demás, siento los ojos de Tom encima de mí pero evitó mirarlo.

—Bueno, es hora de irnos a dormir—Liam se acerca a Norah—Buenas noches a todos.

Se despiden y entran a su casa de campaña. Jane y Bill hacen lo mismo. Georg y Gustav también se van y por último quedamos Tom y yo.

Nadie habla, todo se hunde en un silencio incómodo en donde yo miro un punto lejano mientras que Tom observa la fogata que se está apagando.

—Deberíamos entrar a a la casa de campaña—habla él

—Por supuesto—comienzo a caminar y escuchó como el me sigue por detrás.
Ambos entramos y yo me tiro para darle la espalda a Tom. La noche está un poco fría y no dudó en cubrirme, escucho como Tom se aclara la garganta.