𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳.
𝐔𝐧 𝐚𝐧̃𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬.
—¿Ya hiciste tu maleta? —pregunto Georg, a través de la videollamada.
Apunté la cámara de mi celular hacia la dirección en donde estaba mi pequeña maleta, mi amigo sonrió satisfecho.
—La hice desde anoche—informé, mientras caminaba hacia la pequeña cocina—. Sabía que, si me negaba a verlos, tu novio tomaría un avión hasta acá y vendría a sacarme de mi departamento.
Georg soltó una risa y asintió en acuerdo.
—Sabes como es Liam—me recordó—. No dejaría que pases solo las vacaciones de verano.
Eso lo sabía más que nadie en el mundo además, mis padres estarían feliz de verme después de tanto tiempo. Me había concentrado tanto en mis estudios que había declinado mi decisión de volver a mi antiguo hogar, debía estudiar demasiado ya que había sido beneficio con una gran beca para una carrera en música junto a mis amigos y hermano, pero yo decide alejarme por un tiempo de el pueblo.
También había sido un pretexto para no volver por un largo tiempo, pero ahora estaba decidido de ir a mi casa, reunirme con mis amigos e ir a verla.
—Lo sé—respondí—. Esta vez pienso divertirme ya sabes, como en los viejos tiempos.
—Así se habla—soltó una risa— Debo colgar, nos vemos en el pueblo cuando llegues.
La llamada finalizó, cuando el momento llegó, salí de mi departamento y me fui rumbo al aeropuerto. Unas horas después mis padres me recibieron felices, mamá no dudó en abrazarme con fuerzas mientras repartía besos por toda mi cara.
—Basta, mamá—me queje con una sonrisa.
—Hace tanto que no te veo, déjame mimarte—reprochó.
Nos pusimos en marcha y después de un rato, llegamos a lo que había sido mi hogar antes de que me mutara a una ciudad sin mis padres y hermano, mamá y papá me abordaron con demasiadas preguntas acerca de la escuela y de mi nueva vida. Les conté todo, con detalles Porque sabía que mi madre le interesaba saber absolutamente todo, después de comer con ellos, les informé que saldría con los chicos, no sin antes confesar que primero debía ir a verla.
La hora llegó y tomo el pequeño ramo de flores que compramos en el camino, mi madre las miraba nuevamente y sonreí.
—Son lindas—me da un beso en la mejilla—Dignas para una chica como ella.
—Lo sé, es por eso que las compré—le digo.
Me despido de mis padres, cuando salgo de mi casa, no puedo evitar mirar la casa de los Dickson cuando pasan frente a ella. El auto del señor Dickson está estacionado afuera, apresuro el paso porque es un poco triste y ahora no quiero amargarme y cancelar mi vida.
No cuando se trata de ella.
Algunas personas me saludan al pasar, reconozco a viejos compañeros de la escuela que me dedican unas sonrisas amables. Algunos me quieren detener para que hable con ellos, pero me niego de manera amable ya que debo llegar puntual a mi destino, siento el alivio cuando me doy cuenta de que falta poco para llegar. Mis pies avanzan por el lugar una vez que estoy ahí, busco con cuidado mi objetivo, me acerco con rapidez una vez que lo diviso y me agacho para dejar el ramo de flores que compré.
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The Guitar Boy | Tom Kaulitz (Tokio Hotel)
RomanceNo se si fue la intensidad de sus ojos, oh el impacto que causaba su sonrisa en mi. Oh simplemente su esencia me encantó, pero estaba segura que me había enamorado de ese chico Todo había comenzado gracias al sonido de una melodía, desde entonces s...