Capítulo XXVI

173 11 7
                                    

𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳

No sé que rayos me pasó o por qué no actúe de manera rápida Cuando la vi en el suelo tan cerca de Georg, solo sé que una sensación desagradable y nueva para mí,se había instalado en mi estómago. Sentí una leve molestia y una incomodidad al verla cerca de mi amigo, es como si hubiera entrado en algún trance en el cual trataba de entender qué era lo que estaba sintiendo en ese momento.

𝑆𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎𝑛  𝑐𝑒𝑙𝑜𝑠.

¿Celos? Nunca mi vida los había sentido, esto era nuevo para mí y con Maddy era la primera vez. Jamás me había considerado una persona con dicho sentimiento, supongo que con ella estaba descubriendo cosas nuevas de mí. Georg me mira, es como si quisiera expresarme que no está pasando nada malo entre ellos, que esto fue un accidente y le creo.

¿Entonces por qué no se va esta sensación?

Escuchó pasos aproximándose y veo que son los demás chicos que están llegando al teatro, Liam se da cuenta de las miradas que nos damos George y yo, parece entender que sucede cuando mira a Maddy quien luce incómoda y confundida. No hace comentarios al respecto lo cual agradezco ya que en este momento me siento un idiota y no creo tener la capacidad para hablar y decir algo coherente.

—¿Por qué tardan tanto? —pregunta Jane a sus amigas.

—No podíamos quitar los telones, pero ya lo conseguimos—Norah le muestra los pedazos de tela rojo.

—Solo debemos doblarlos y guardarlos—dice Maddy.

Jane asiente.

—De acuerdo, no tarden.

Las chicas de dirigen al fondo del teatro, veo como Gustav sigue a Norah y yo no dudó en seguir a mi novia.

—¿Necesitas ayuda para doblar eso? —pregunto a sus espaldas y ella me mira.

—Claro murmura.

Más cerca y tomo un extremo del telón y ellas el otro extremo, el silencio abundan entre nosotros es incómodo y asfixiante.

—No quiero parecer una chismosa, ni mucho menos una entrometida—comienza a hablar, sin mirarme—. Pero siento que algo está pasando entre Georg y tu. Me preocupa, ustedes son grandes amigos y no quisiera que tuvieran problemas.

Se le nota la preocupación en la voz, así que me encuentro en debatiendo si debería decirle la verdad o no, ya que no quiero que se sienta la responsable.

—No pasa nada—miento, pero ella no se lo cree.

—Puedes confiar en mí—asegura—. Georg y tú son grandes amigos, no arruinen su amistad por algo que se puede solucionar.

Unas abrumadoras ganas de preguntar acerca de la forma en la que ve a Georg me llegan de golpe, no quiero comenzar una conversación absurda porque sé que esto es debido a los celos que siento.

𝐶𝑎́𝑙𝑙𝑎𝑡𝑒, 𝑛𝑜 𝑑𝑖𝑔𝑎𝑠 𝑛𝑎𝑑𝑎, 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑑𝑒𝑡𝑒 𝑙𝑎 𝑙𝑒𝑛𝑔𝑢𝑎.

—¿Georg te parece atractivo? —la pregunta sale disparada.

¡¿𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑝𝑎𝑠𝑎?!

¡No lo sé!

Ella me mira confundida, como si no creyera que le acabo de preguntar eso y la verdad es que yo tampoco me lo creo.

The Guitar Boy | Tom Kaulitz  (Tokio Hotel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora