Capítulo XIII

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𝐌𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐃𝐢𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧.

—Y si decides dejarme, sabrás que mi corazón no volverá amar a nadie más—exclamó un chico, sosteniendo un libro en su mano.

Todos los del taller lo observamos en silencio, mientras que una chica de acerca a él y lo mira fingiendo dolor.

—Pues he de lamentar el dolor que tu corazón tendrá que cargar, pues mi decisión está tomada y yo he decidido irme de tu lado—le da la espalda.

Yo arrugó mis cejas al verlos, el maestro palmea su mano contra su cara en un acto de vergüenza. Norah trata de no reír y los demás miran a los chicos con diversión, al parecer les causa más risa que sentimiento la situación.

—¡Corte!—grita el maestro—. Ustedes dos, vengan ahora y hablemos.

Los chicos comparten una mueca y se alejan con el profesor.

—Intenso—digo mientras miro a Norah.

—Lo sé, creí que tomarían un guion menos cursi para practicar—se ríe ella.

El profesor vuelve y da por terminda la clase, todos toman sus cosas y comienzan a abandonar el Teatro, incluyendonos. Norah textea algo en su celular y lo guarda.

—Al parecer debemos esperar a Liam, su taller se ha demorado más—me informa y yo asiento.

Pasamos cerca del taller de música y mis pies se detienen automáticamente frente a la puerta que esta entreabierta. Me atrevo acercarme para mirar un poco, mis ojos recorren el salón lleno de adolescentes con instrumentos, cada quien en lo suyo junto a sus amigos, hasta que mi mirada lo nota.

𝑇𝑜𝑚.

Él sostiene una guitarra en sus manos mientras sus dedos tocan las cuerdas, su frente se frunce levemente y sus ojos miran una pequeña libreta frente a él. Verlo tan concentrado me parece asombraso, esto me deja claro que la música es lo que más ama y que puede perderse en ella sin percatarse de su alrededor.

—Maddy—me tocan el hombro y doy un brinquito.

—Eh.. Vámonos—es lo que logró decir

Me alejo de la puerta del taller con Norah siguiéndome.

—Si que Tom te trae hechizada-mueve sus cejas con Picardía—.Ya hasta lo espías en su taller.

—¿Qué?—me sonrojo—.No estaba espíandolo, solo echaba una pequeña mirada al taller.

Norah entre cerro sus ojos.

—No estarás pensando en cambiarte de taller ¿verdad?

—¡No!—dije rápidamente, mientras me detenía—. Jamás dejaría el taller de teatro, me gusta estar ahí.

Ella soltó una risita y enganchó su brazo con el mío.

—Sólo bromeó, sabes que puedes estar en el taller que quieras—me aseguró.

Yo asenti

—Igual ya tome mi decisión, teatro es el taller que quiero.

—Espero no tengas pánico escénico.

Volvimos a caminar, encontradonos con Gustav y Georg quienes nos sonrieron al vernos.

—Hola, Maddy—saluda Gustav con una sonrisa—. Te ves mejor.

Miro de reojo a Norah, observa con nerviosismo a Gustav.

—Si, me hizo muy bien descansar—respondo.

The Guitar Boy | Tom Kaulitz  (Tokio Hotel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora