Capítulo XVII

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𝐌𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐃𝐢𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧.

Era demasiado raro tener que ignorar a Tom, ya me había acostumbrado a venir con él a la escuela y charlar cada que podíamos. Pero por ahora no podía hacer ese tipo de cosas, esta mañana había salido de casa temprano y ahora fingía que el no estaba cuando se encontraba cerca de mí.

Me sentía un tanto mal h avergonzada, podía parecer una actitud infantil de mi parte, pero aún me costaba verlo a los ojos sabiendo que me rechazó ayer.

Aunque trataba de sentirme menos mal con el pensamiento de que el no estaba obligado a aceptar, no lo lograba hacerlo, pues gracias a todos los pequeños momentos que habíamos pasado yo me había encargado de crear ilusiones.

𝐵𝑎𝑠𝑡𝑎, 𝑒𝑠 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑎𝑐𝑡𝑢𝑎𝑟 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑜𝑙𝑖𝑑𝑎.

Era verdad, debía retomar la compostura o mis amigos se darían cuenta de que algo anda mal y sin duda el primero en darse cuenta sería Liam ya que el jamás se le escapaba algo.

—Norah—murmura Liam—¿Tienes la respuesta de la pregunta cuatro?

—Si, pero no te la voy a pasar—respondió ella.

Liam hizo una mueca y se inclinó hacia delante.

—Por favor, la necesito—le rogó.

Norah rodo los y se encargó de pasársela sin que la profesora se diera cuenta de nada. Estábamos resolviendo un examen sorpresa y al parecer a todos los tenía nerviosos.

—Será la última que te pasé—dijo Norah.

Jane soltó una risita.

—Eso dijiste antes—le recordó.

Los tres nos reímos, pero nos quedamos calladas cuando la profesora nos miro mal. Después unos largos minutos de silencio y estrés, la campana sonó y todos le entregamos a la profesora los exámenes. Los cuatro salimos rapidamente del salon y soltamos el aire una vez sintiéndonos libres.

—Odio los exámenes sorpresa de la profesora Lauren—dijo Liam.

—Creo que ella te odia a ti—se burló Jane.

—Lo cual me sorprende, yo soy amado por todos los profesores de esta escuela—se indigno el—. Ella en cambio parece no soportarme.

Liam y Jane comienzan una plática acerca de la maestra y su supuesto odio por Liam, Norah esta revisando su celular y yo tengo la mente en otro lado, que no me doy cuenta de que chocó con el cuerpo de alguien.

—Lo lamento—digo rápidamente.

—No pasa nada—es Georg—. Parece que alguien no está prestando atención por donde va el día de hoy.

Suelto una risita por los nervios y me atrevo a culpar la situación entre Tom y yo lo que me tiene así.

—Supongo que tienes la razón.

Liam se le acerca y rodea sus hombros con su brazo.

—Mi querido y guapo, Georg—Liam le sonríe—. Acompaña a estos simples mortales a la cafetería, comamos juntos.

The Guitar Boy | Tom Kaulitz  (Tokio Hotel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora