—¡Mags! —llamó la niña.—Relaja los hombros, Bee, o más tarde te dolerán
—¡Ven a tomar tú esta tonta cosa! No sé lo que hago, nos voy a estrellar
Sin mirarla, Mags continuo su trabajo ajustando el motor detrás de la nave.
—Doy fé de que se aprende haciendo, y tú lo estas haciendo muy bien
—¡Mags!
Esta vez la joven le hizo caso, se quitó los guantes y tomó el timón en sus manos mientras se sentaba en el asiento de piloto. La infante resopló furiosa, quitándose el cabello de la cara.
—No vuelvas a pedirme hacer eso, la próxima aterriza tú la estúpida nave cuando le quieras hacer alguna cosa
—Lo hiciste excelente —festejó la castaña—. ¿No fue divertido?
—¿Podrías actuar como si fueras un adulto dos segundos?
La niña tenía razón, Mags entendía; completamente solas a mitad del mar, con una nave voladora que apenas si sabían como usar sin su piloto verdadero; es algo de lo que temer, probablemente, pero no había habido peligro de todos modos, solo sostener la dirección.
Mags buscaba lograr que la niña se distragera tanto como fuera posible, incluso ponerla de mal humor era una salida si así conseguía que dejara de pensar en Rex. Cielos, ella misma quería dejar de pensarlo.
—Bee, escucha, vamos a aterrizar, estamos cerca —avisó la castaña al ver a lo lejos el trozo de tierra que era su destino.
—¿Por qué debemos bajar ahí? —la niña se asomó, intentando ver por el tablero.
—Porque se acaba la comida, el agua y necesitamos dinero cuanto antes, bajare a consegui-
—A robar —le corrigió la pequeña, claramente disgustada.
—A robar —aceptó aclarando su garganta— lo necesario
—Hay piratas en esa isla —mientras más se acercaban más clara era la figura de un imponente barco anclado a orilla de la playa, con colores llamativos y la enorme insignia de una calavera peculiar. La espalda de la menor se erizó.
—Cinturones —sentenció Mags, sacándola del trance—. Los dos —la mirada de ambas viajó hasta el pequeño y regordete perro sentado detrás.
El avión era una maravilla, luego de meses la castaña aún seguía completamente impresionada. Durante días enteros Rex se la había pasado hablando de los años y el dinero que había costado, además de fracasos y muchos huesos rotos —literalmente—, pero su nave voladora había dado frutos. El aterrizaje en el agua era sublime, lograba distribuirse el peso de tal forma en la que tocaba la superficie del mar con un suave impacto.
Claro, cuando él la usaba.
—Marga, ¿Estás loca?, vas a matarnos
—Lo siento —se encogió de hombros apenada y rogando internamente que no fuese a haber daños. Si pasaba algo grave no sabría como resolverlo sola.
Tras la sacudida del aterrizaje, pudo dirigirse más cerca de la orilla de la isla, dejando el avión oculto entre unos árboles detrás de un risco.
—Voy a buscar todo, quédate aqui —tomó un bolso grande y cruzó la correa en su espalda, acto seguido, se hizo con su revolver y colocó unas cuantas balas.
—¿Y qué hago?
—Cuida a Coco
—Ese perro no se va a ir a ningún lado
Ciertamente Coco no iría a ningún lado, tan anciano y rechoncho, sin contar que no nadaba, escuchaba ni veía muy bien.
—Él te cuida entonces —bromeó. A punto de bajar, el brazo de su amiga le tiraba el overol oscuro que traía puesto.
—No vayas, Mags —Bee no solía suplicar, era la persona más orgullosa que había conocido, de hecho, pero temía a los piratas. Y la mayor lo sabía—. Llegaremos con lo que hay, buscamos a Rex y vamos a casa
Se sintió mal por estarle mintiendo, pues en realidad había aterrizado para pedir ayuda, cabia la posibilidad de lograrlo aunque fuese por "los viejos tiempos", pero de haberle dicho, la niña se habría negado rotundamente.
—Mira —la tomó con cariño por los hombros, cubiertos por una camiseta estampada de flores—. Confía en mi, tengo un plan, y todo va a salir bien, ¿Sí?
Consiguió un asentimiento inseguro por parte de ella, que regresó al interior de la nave. Tras un último vistazo a sus dos tripulantes, la mujer bajó de un saltó, salpicando agua salada; el mar la cubrió hasta las rodillas, y le dificultó caminar hasta la orilla.
Caminó por un rato, llegando a la playa y adentrándose en el pueblo, el cuál seguía tan desierto como recordaba; sin duda todos seguían resguardados a las afueras. Parecía no haber cambiado nada desde que había estado allí por última vez, y se sintió algo avergonzada.
Sigilosa y en silencio se ocultaba y vigilaba cada esquina, al otro lado de la isla no podrían ver su nave, pero cabía la posibilidad de que alguien de la tripulación estuviese dando vueltas por ahí. Se encontrarían en algún momento, pero planeaba mantener un bajo perfil tanto como pudiera.
Un nudo se instaló en su estomago, haciendose más fuerte a cada paso. La decisión de buscar ayuda del pirata estaba tomada desde hace días, pues pensándolo en frío no conocía a nadie más que pudiese darle una mano; pero hasta entonces no había contemplado que tras un año de haberse ido sin decir nada, llegar de repente tal vez fuese un poco chocante para él.
¿Querría verla?
Ella quería verlo. A pesar de todo.
Quería verlo, y esta era la excusa perfecta. Pero sabía que se volvería loco, lo conocía muy bien.
Tras algunos minutos comenzó a oír voces, reconoció algunas caras, estaba cerca de la tienda principal del campamento.
Sin mentir, estaba al tanto de que la mayoría de los hombres del payaso eran muy tontos, no fue problema acercarse sin que la vieran, o al menos que supieran que era ella.
Un rato al menos.
—¡Es Mags! —gritó alegremente una voz—. ¡Ya volvió! ¡Volvió con nosotros!
Puta mierda. Pensó.
Tuvó pánico y el plan se esfumó de su mente, se giró e intentó caminar en dirección contraría, pero una mano en su tobillo lo evito. Y supo de inmediato quién era.
Con una increíble fuerza la tumbó al suelo y arrastró su cuerpo unos metros antes de levantarla por los aires, dejando que colgara de cabeza y perdiendo su bolso en el proceso. Los integrantes de la tripulación se agruparon a su alrededor, emocionados y claramente felices; lo que la tomó por sorpresa, tanto que una sonrisa nerviosa quiso salirse.
—¡Qué alegría! ¿Cómo habrá regresado?
—El capitán estará tan contento, seguro habrá fiesta
Los saludos y alegres comentarios se disiparon rápidamente cuando los cuerpos se hicieron a un lado, abriendo un pasillo a través del cual avanzaba lentamente la inconfundible figura de Buggy.
La joven se mantuvo en silencio, apretó los labios y abrió mucho los ojos. Ahí estaba, tan lindo como lo recordaba, aunque algo sombrío y aterrador tras ese ceño fruncido.
Cielos, está furioso.
La sangre se fue toda a su cabeza, y tal vez por tenerlo tan cerca, o tal vez por la posición, pero se sonrojo. Él la elevó aún más, dejándola a la altura de su rostro.
Y no dijo nada, pero la miró fijamente con los ojos filosos y una marcada mueca de disgusto.
—Buggy, cielo, cariño mío, he vuelto —alargó sus brazos, como queriendo tomarlo, pero de inmediato los alejó algo nerviosa, sabiendo que no funcionaría—. Te extrañe
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𝔚𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔩𝔦𝔢 𝔱𝔬 𝔶𝔬𝔲? ⇝ ⁽ᴮᵘᵍᵍʸ⁾
Fanfictionᵂ.ᴵ.ᴸ ⇝ Con la intención de llevar a unos amigos a casa, Mags regresa a un viejo amor en busca de ayuda, y tal vez a disculparse también ✦ buggy × fem oc ✦ fanfic ✦ one piece anime au