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—Podría acostumbrarme a esto —aseguró Buggy jugando con las burbujas en la tina. Mags no estaba a la vista pero podía oírla moviendo cosas en el cuarto.

Para cuando ella había dejado de llorar, no le permitió a él hablar ni oponerse a un baño; y Buggy no se había negado, aún la veía dispersa y sin dudas necesitaba que él estuviese allí. Pero también requería su espacio, así que a su modo él se lo concedió.

Mags lo escuchaba hablar fuerte y claro mientras abría los cajones de su cómoda en busca de algo para él. Agradeció en silencio que no pudiese ver sus ojos hinchados y su mueca torcida mientras terminaba de calmarse, de otra forma rompería a llorar nuevamente.

—Me alegra que sea digno de ti, corazón —su respuesta iba cargada de cansancio, se sentía físicamente agotada. Entonces encontró el pequeño cofre que buscaba, y pensó en conseguirle a él algo de ropa hasta que la suya estuviese limpia.

Se acercó hasta el baño, apoyándose de brazos cruzados en el umbral de la puerta, dando un largo suspiro.

—Sé que soy un hombre atractivo e irresistible —pronunció teatral al verla, poniéndose la mano en el corazón—, pero te advierto que también soy tímido, no me veas así de lejos

Mags le dedicó una sonrisa apagada, a pesar de que su comentario genuinamente le había parecido divertido. Se acercó hasta estar de pie junto a la tina, con el cofre aún en sus manos.

—Habla conmigo —pidió él con amabilidad, alzó una ceja mientras cruzaba uno de sus brazos mojadas detrás de la rodilla de su chica— ¿Qué tienes ahí?

—Un regalo, te va a gustar —la joven se sentó en la orilla de la bañera, abriendo con cuidado la tapa del objeto, dejando que Buggy viera los maquillajes en su interior—. Creo que el capitán lo merece, ¿Qué opinas?

—Oh, tú sabes que me fascinan los regalos —su mano libre quiso hurgar en el pequeño contenedor sin soltar su agarre de la pierna de Mags—. Lo merezco

La chica se tomó un momento para observarlo, parecía a gusto, volvía a sonreir con suficiencia y descaro. Definitivamente Buggy no deseaba una vida como esta, pero los lujos y la atención eran un poco lo suyo.

—¿Me harás compañía? —sugirió trazando una sonrisa coqueta en su rostro.

—No, estoy ocupada —se estiró para dejar el cofre sobre el lavabo antes de ponerse de pie. No quería ser dura con él, no merecía su mala actitud, pero no estaba de humor.

Lo que pareció no importarle al pirata, el cuál de un jalón la metió en la bañera con él, salpicando agua por todo el suelo de baldosas blancas. Mags soltó un jadeo sorprendido, el agua y el jabón se abrieron pasó entre su ropa y su cabello. Estaba tibia.

—Buggy, Dios, eres un niño —escupió temblando por el cambio de temperatura.

Él la acercó a su cuerpo y evitó que escapara— Dame un momento solo contigo, ¿No lo merezco también?

—Déjame salir o te daré en un golpe —su amenaza era vacía, y no importaba cuanto se removiera para intentar liberarse, él solo reía porque tenía la ventaja.

Mags acabó por resignarse rápidamente, no deseaba salir de ahí pero todavía sentía un peso en su pecho que no quería soltar. Le ocultó su rostro. El peliazul le acarició la espalda con suavidad mientras ella se acomodaba casi en posición fetal. El agua continuaba cayendo por los bordes de la bañera, causando un desastre.

—¿Extrañaste este lugar? —dudó él en voz baja, sin temor a incomodar.

—Viví aquí toda mi vida, dejé esta casa siendo ya una mujer, pero al ver todo de nuevo solo...—se detuvo un momento, buscando las palabras adecuadas. Mags pensaba en voz alta, su cabeza maquinaba a gran velocidad y dejaba algunas ideas inconclusas en el camino—. Es como si una niña pequeña aún estuviera durmiendo en la cama de sabanas rosas

𝔚𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔩𝔦𝔢 𝔱𝔬 𝔶𝔬𝔲? ⇝ ⁽ᴮᵘᵍᵍʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora