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En algún lado al borde del Mar del Este, hace dos años.


—No mejora —el susurro intranquilo del capitán no solo lo atormentaba a él, sino a todo el que lo escuchara o se atreviera a pasar cerca—. ¿Por qué no mejora?

Caminó ida y vuelta, de un extremo a otro en la cubierta, rondando el timón como si de una guía de tratase.

A un lado, su primer oficial posaba firme y estoico, esperando una orden, un grito, incluso un golpe. Buggy estaba disperso.

Los pasados días habían sido una montaña rusa de emociones y peligros, y aunque de alguna forma siempre lograban salir ilesos, esta vez había sido la excepción. Una herida cualquiera, algo inofensivo para cualquier hombre o mujer de mar.

Pero Mags no era del mar.

Su estado solo empeoraba al pasar de los días y el médico a bordo ya no sabía qué intentar. Buggy estaba desesperado.

Ella había desobedecido una orden directa de su capitán, y como si fuera poco, la muy estúpida se había puesto como escudo de un hombre que podía dividir su cuerpo y evitar el ataque. Ahora agonizaba, desvariaba, volaba de fiebre y su cuerpo rechazaba toda medicina disponible.

No podía dejar que muriera.

—¿Cuánto para el próximo puerto?

—Ah, yo-

—¡A dónde sea!

—Dos días más

Dos días.

—Mantén el curso

Sus pies provocaban un ruido pesado al golpear el suelo, y mientras apretaba sus puños ignoraba el como rechinaban sus dientes. Todos se hacían a un lado y le evitaban la mirada al payaso; sabiendo exactamente a dónde se dirigía.

Bajo la cubierta, donde los rayos del sol no golpeaban la madera, caminó sin pensar hasta la enfermería, abriendo sin tocar.

—¡Quiero verla!

—¡Estoy a punto de descubrir lo que tiene, lo juro! —ante la estrepitosa interrupción, el hombre con bata se tomó la cabeza, esperando cubrirse de un golpe, pero en su lugar sintió como era tomado por el borde del cuello y arrastrado fuera de la habitación. Tuvo la intención de regresar por su cuaderno de notas, podría explicar que tenía un avance— ¡Capitán!, espere, ella no puede agitarse, ni hablar demasiado, todo puede hacer que fluya más rápido la sangre, aún está en duda si-

Buggy lo dejó hablando solo, le cerró la puerta en la cara y se volteó hacía la castaña, quién descansaba en la única cama de la enfermeria. Se acercó a ella con cautela, no podía descifrar si estaba dormida o no, sus ojos estaban ocultos bajos profundas ojeras y su piel trigueña de un color tan pálido que la hacía casi irreconocible.

—Oye, Margalo —la llamó acercándose a su rostro—. Resiste otros dos días ¿Me oíste, tonta?, otros dos días y tocaremos tierra, conseguiré algo que te ayude

No esperaba recibir una respuesta, pero deseaba tenerla. Que la chica pudiese articular una oración completa habría sido para él un regalo, pero en su lugar, le dió un leve manotazo en el rostro, golpeándolo en la nariz sin fuerza. Él se apartó chasqueando la lengua.

—No me llame de ese modo —el esfuerzo de la joven por sonar imperativa fue inútil, sus cuerdas vocales parecían haberse quebrado, tal y como si fuesen afectadas por una fuerte gripe—, estoy en lo último, sea amable conmigo

𝔚𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔩𝔦𝔢 𝔱𝔬 𝔶𝔬𝔲? ⇝ ⁽ᴮᵘᵍᵍʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora