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Había pasado ya un rato desde su llegada, donde bajo la confusión total de sus hombres, el payaso había ordenado que la desarmaran y amarraran a un silla. De inmediato ella supuso que nadie sabía que su huida había sido tal cosa, e intentó pensar en qué les habría dicho él.

La mantuvo cerca, mientras se sentaba pensativo y silencioso en su propio trono. A su alrededor, todos los demás fingiendo seguir con sus asuntos sin estar atentos a lo que fuese a pasar a continuación.

—Tengo una exelente explicación, lo juro, pero querría discutirlo a solas —Mags buscó tantear el terreno, pues Buggy aún no había dicho ni una palabra en su dirección—. No tienes que desatarme si no quieres, tal vez te sientas más cómodo así —sabía que el comentario lo tocaría de alguna forma, volteó a verla, desfigurado.

—¿Cómo llegaste? —siseó, poniéndose de pie y acercandose a su rostro.

—Por mar —quiso ganar tiempo y romper el hielo, ser un poco divertida, pero él estaba perdiendo la paciencia.

—¡Hay una nave alada al otro lado de la isla, capitán! —anunció uno de sus hombres haciéndose presente ante ellos—. Trajo con ella a dos polizones

De inmediato la joven intentó moverse, pero sus ataduras lo evitaron. Coco venía muy manso en brazos de un hombre, el perro parecía a gusto; sus ojos casi cerrados y su lengua afuera por el calor. Otro sujeto traía con él un saco enorme, el mismo se sacudía y gritaba con fuerza. Bee.

—¡Oye, oye! ¡Cuidado, es una pequeña —advirtió furiosa—. Diles que la bajen, por favor

—Es como una sarigueya, fue difícil de capturar, nos mordió a ambos —bromeó quién la cargaba, provocando la risa de quienes alcanzaron a oírlo.

—Bajenlos —ordenó el capitán—. No sabía que el viejo estuviese vivo, es un gusto —festejó sarcástico de forma que solo Mags pudiera escucharlo, rodeando el respaldar de la silla con su brazo.

Una vez que el saco tocó el suelo Buggy desprendió la mano de su cuerpo, dirigiéndose al nudo del mismo, el cual soltó al instante.

La rubia salió de inmediato, buscando oxígeno. En cuanto estuvo de pie y su vista se adaptó se dió cuenta en donde estaba, su delgado y pequeño cuerpo tembló, buscó desesperada a Mags, y cuando sus ojos dieron con ella quiso correr a su encuentro, pero el capitán lo evitó interponiendo su propio cuerpo.

—¿Qué tenemos aquí? —disfrutaba bastante de asustar, sobre todo a los niños, era divertido; pero ahora su burlona risa se detuvo en seco, se impresionó al ver aquellos aterrados orbes color verde apuntando en su dirección, su mente se congeló y no pudo razonar antes de hacer otra pregunta:—. ¿Es tuya?

—Sí

La respuesta lo descolocó aún más, y la chica lo notó, entendiendo todo y queriendo soltar una risa incómoda.

—No —corrigió—. Es decir, sí, mía, pero no mía "mía", ya sabes, amor, el cuerpo humano no funciona de ese mod-

—¡Silencio! —sentenció en un alarido—. Llevenlas a mi barco ahora, tendré una reunión

—¿Y el perro, señor?

Volteó su cabeza lentamente en dirección a su subordinado, como si este hubiese hecho le pregunta más tonta del mundo. El payaso tembló rechinando dientes, mientras se hinchaba la vena de su cuello.







Ambas juntaron sus manos una vez que fueron dejadas a solas en la oficina del capitán Buggy. Bee aún temblaba de miedo, Mags estaba nerviosa, avergonzada incluso; su mente estaba en blanco. Los nudos de la soga ya no la aprisionaban, pero podía sentir aún la presión en su cuerpo.

𝔚𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔩𝔦𝔢 𝔱𝔬 𝔶𝔬𝔲? ⇝ ⁽ᴮᵘᵍᵍʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora