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Tal parece que la pequeña se había adaptado rápidamente, muchos en la tripulación ya estaban encantados con ella; en pocas horas había perdido el miedo casi totalmente, porque había algo en lo que Bee era muy buena. Tratar a todos como si fuesen idiotas.

La propia Margalo ya lo había descubierto ella misma, todo alrededor de Bee se sentía más ligero porque era ella quien cargaba con el estrés y la furia; a sus once años ya actuaba como una adulta, lo que era verdaderamente una lástima, pues en su corta vida había tenido que madurar deprisa por sus circunstancias.

Era una ventaja ahora por lo llamativa que resultaba la situación, divertida. Una pequeña niña hablando como si fuese una mujer, tan tierna y tan graciosa.

La joven la miró por un rato, el verla a la distancia le permitió percatarse de lo mucho que había llegado a quererla. La llevaría a casa.

—¿Entonces qué viniste a buscar?. Soy un hombre ocupado—sentado en su silla junto a ella, observando a la tripulación, Buggy habló con tono bajo y desinteresado.

Les había dado el beneficio de la duda, además, mantenerlas prisioneras solo haría que todos tuvieran más preguntas que él no quería molestarse en resolver.

—Necesito tu ayuda

La miró sin expresión, el abultado traje que ella estaba vistiendo no le permitió observar las pecas de sus hombros, ni aquella profunda marca en su costado derecho; su ondulado cabello castaño estaba suelto y más desordenado que nunca. Le picaron las manos, como queriendo comprobar que en realidad estaba allí. Debió luchar con el impulso de quitarse los guantes y tocarla, acariciar su rostro, besarla hasta dejar el rojo carmesí de sus labios impreso en los de ella.

Quiso olvidar por un momento, pero se sentía burlado, incluso pequeño. Y aún así, no quiso que se fuera.

—No hay recompensa por ella —continuó la mujer—, es por su padre

—¿Quieres cobrar la recompensa por su papá? —preguntó, burlesco.

—No, amor, tú quieres —una sonrisa de lado se escapó de sus finos labios—, vivo, debo decir, es la única condición

—Explícame

—Lo busca la marina, Rex pagará el doble de lo que ofrecen por él si lo llevamos junto a su hija hasta Pólgado

—¿Pólgado? —Mags asintió y sacó un arrugado papel de uno de sus bolsillos. Un cartel de recompensa que Buggy no había visto nunca— ¿Y cómo para qué lo buscan?, este sujeto no es un pirata

El rostro masculino en el poster le era totalmente ajeno, un hombre rubio y de ojos pequeños que difícilmente calificaría a primera vista como digno de una recompensa de 90.000 berries.

—Es ingeniero, inventor, no voy a profundizar en eso, Bug, necesito que me ayudes a buscarlo

—Na, lo siento nena, no me interesa —confesó devolviendo de mala gana el papel.

—Necesitamos encontrarlo, solo tú puedes ayudarme —le gustó eso, oír que lo necesitaba, alimentaba algún pequeño (gran) hueco en su ego, pero igualmente se puso de pie dispuesto a irse. La joven le siguió el paso de cerca.

—Sabes como llegar a Pólgado, naciste ahí ¿No?

—Rex está en Dannabaw —a pesar del ruido alrededor, la tripulación entera se sumió en silencio ante la mención de la isla. El capitán se volteó a verla y luego a todos, que reanudaron sus actividades al instante.

El peli azul tomó a la mujer de la mano sin cuidado y se apresuró a llevarla hasta su oficina; una vez allí cerró la puerta detrás de ambos con cautela.

—No, no, no, en lo absoluto, no te debo nada —escupió en un susurro aterrado—, y mucho menos irme a meter entre ese montón de viejas locas

—Muy seguramente la marina ya esté en camino a buscarlo, te necesito —juntó sus manos a modo de súplica—. Eres el único que conoce ese lugar, por favor, acepta

—No

—Buggy, sé que te debo una disculpa, lo lamento, enserio, sé que estas enojado por lo que pasó, pero podemos arreglarlo en otro momento

En otro momento. Él sería para otro momento. Auch.

Nuevamente el payaso negó, se mantendría tan lejos de allí como pudiera después de haberse escapado por los pelos.

Además, él era el gran Buggy, el bufón, el llamativo; tenía cosas más importantes que hacer que buscar a un fugitivo por 90.000, no, por 180.000 berries. No estaba asustado, claro que no, pero tampoco hacía favores.

—¿Cómo te atreves a pedirme eso? ¡A pedir cualquier cosa! —bociferó—. Confíe en ti, y te di todo a ti, y te fuiste —se acercó peligrosamente a su cara, casi jugantando sus narices—. Como una rata, te fuiste en silencio, en la oscuridad de la noche

—¿Estás tratando de que crea que eres la victima?

—Estoy tratando de que veas lo mala que eres, mala —repitió—, mala igual que yo, ahora estas aquí solo porque quieres algo —se hizo a un lado, caminando a pasos largos por la habitación—, y ese algo no soy yo

¿Qué se supone que debía responder?. Mags estaba desesperada por ayuda, y volver a verlo era además un gran deseo. ¿Pero para qué? ¿Qué creyó que ocurriría?

¿Que él olvidaría y la invitaría a retomar su antigua vida?

—Te paraliza el miedo, siempre lo ha hecho —la joven lo apuntó acusadora—. También conmigo

—¡Ah!, ¿Ahora es sobre nosotros?

—¿No lo era ya?

A punto de una rabieta, el hombre chasqueó la lengua y movió el brazo en el aire, dando a entender que no quería seguir escuchando.

—Está bien, es cierto —la castaña elevó sus manos, entre rendida y avergonzada—, nos iremos, fue tonto venir

—Sí, fue tonto que vinieras

—Creí que te gustaría el dinero

—Me encanta el dinero

—Y que estarías feliz de verme

—Ay, desde que te fuiste solo quiero tomarte y ugh —ladró mientras fingía estrujar algo en sus manos.

—No pierdas la oportunidad, tal vez puedas matarme mientras duermo

—No lo sé, no sabría pasar sobre ese enorme piojo que te sigue a todas partes

—No te metas con Bee, payaso, no la conoces —su voz se oscureció y frunció el ceño aun más de lo que ya estaba.

Ah, ya tiene nueva favorita. Él bufó ante esa idea.

—No comprendo por qué todos esos idiotas te aman —señaló con la barbilla hacía la puerta. La tripulación.

—Porque soy encantadora

Él volvió a gruñir, apretando los ojos y golpeándose el pie como un niño.

—¡Largo!

—¡Ni lo pidas, ya me iba!

—¡Pues adiós!

Un violento portazo dió fin a su enfrentamiento. Y el capitan, una vez en soledad, suspiró agotado.
















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No sé si alguien este leyendo esto, no tengo nada que decir tampoco •°◡°•

𝔚𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔩𝔦𝔢 𝔱𝔬 𝔶𝔬𝔲? ⇝ ⁽ᴮᵘᵍᵍʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora