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Antes de salir, Mags se hizo con el arma de la monja inconsciente, como pudo revisó las balas restantes. Evitó que Rex siguiese avanzando en cuanto Buggy abrió la puerta de una patada.

Él lanzó dos bombas y estas estallaron no muy lejos en el jardín, levantando césped, piedra y polvo. Hubo algunos gritos e incluso disparos, y para bien o para mal, esta cortina de humo les recortaba bastante la visión. Corrieron en hilera, cruzando el lugar entre las hermanas.

Mags se encargó de mantener a Rex y Bee tan cerca de ella como fuese posible. No tenían mucho en la nave como para curar una herida de bala y francamente prefería ser ella la que recibiera una.

—¡Encuentrenlos! —la iracunda orden provino de la inconfundible voz de la madre superiora.

Mags sintió como una mano se prendió de su cabello y la jaló hacia el suelo. El cuerpo de la extraña se posicionó sobre el suyo y entonces pudo verla, parecía ser más joven. Le apretó el cuello con una navaja, su expresión no detonaba odio ni nada similar, sino tal vez nerviosismo. Esto le dió a la castaña la confianza para empujarla; ella misma no tenia mucha fuerza, pero la monja era pequeña y con algo de ayuda de sus piernas pudo hacerla rodar sobre su cabeza.

Rápidamente se puso de pie y antes de volver a andar apuntó a la chica con su revolver, esta levantó las manos, pero de pronto otra mujer se le prendió del cuello a Mags, haciendo que perdiera estabilidad.

—¡Rex, saca a Beatriz de aquí! —le exigió al rubio, peleando por un poco de aire. La mujer me pateó la parte trasera de las rodillas y la hizo caer.

La castaña pudo ver algo entre el humo y el polvo que poco a poco se disipaba; eran pocas las mujeres aún de pie, una que otra estaba perdida o intentado ayudar y quitar a aquellas heridas o inconscientes del camino.

Bee dió un grito cuando quisieron tomarla de los brazos de su padre, el agudo sonido llegó a oídos del payaso entre todo el alboroto, obligándolo a voltear.

Frunció el ceño y catapultó su mano derecha al cuello de la mujer que intentaba llevarse a Bee, quitándole el aire de un apretón. Lo siguiente que hizo fue ver a Mags en el suelo, forcejeando.

—Estoy empezando a cansarme de todas ustedes —exclamó con cólera— ¡No tienen idea de con quién están tratando!

Soltó a la mujer y ante las horrorizadas miradas de todas las presentes, su cuerpo comenzó a dividirse de forma antinatural, cada miembro flotó a su alrededor en un vaivén extraño que mantuvo a todos entre expectantes y aterrados, sin atreverse a provocar un solo movimiento.

Para cuando el payaso soltó su primer golpe, Mags hizo fuerza con su cuerpo hacia adelante, aprovechando la distracción de su agresora para soltarse. Se enderezó y empujo al mayor con la niña aún en brazos.

—¡Rex, vamos!

—¿Con qué gente te juntas, Marga?

—¡Andando!

La castaña estaba muy nerviosa, su cuerpo sudaba frío y tenía la sensación de que un golpe inesperado vendría de cualquier lado. No se detuvo a buscar heridas en su cuerpo, tampoco se detuvo a ayudar a Buggy, conociéndolo sabía que no necesitaba ayuda, y que muy probablemente lo estuviese disfrutando.

Mientras tanto, efectivamente Buggy disfrutaba ser el centro de atención, ser la distracción y causar un par de sustos al mismo tiempo era agradable si dejaba de lado lo delicado de la situación y que cuánto antes debía dejarlas a todas fuera de combate.

Lo que no pudo hacer.

Una bala le pasó zumbando a un lado de la cabeza. La anciana estirada le apuntaba, y algo le decía que no había fallado. Era un tiro de advertencia.

𝔚𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔩𝔦𝔢 𝔱𝔬 𝔶𝔬𝔲? ⇝ ⁽ᴮᵘᵍᵍʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora