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Su cuerpo se sentía como gelatina, tuvo frío y somnolencia, pero no se le permitió cerrar los ojos ni un segundo, echarse a dormir era peligroso, había perdido mucha sangre. No fue necesario para Buggy preguntarle a dónde ir, porque ella lo había pedido entre balbuceos.

Camára. Al otro lado del Archipielago. Tal vez una hora, tal vez dos; dejó que su primer oficial se encargara.

Pues él debía pelar con aquella idea que se había implantado en su mente. Porque estaba echando raíces.

—Lamento lo del barco, amor —susurró ella en cuanto lo sintió en cuclillas a su lado otra vez, buscando torpemente el toque de su mano.

—Sí, igual yo —fue cuidadoso al tomarla. Estaba un poco pálida y temblorosa, visiblemente cansada, pero no dejaba de sonreirle.

—Te lo compensaré, lo prometo —tranquilizó cerrando los ojos un momento—. Le haré algunas mejoras cuando lo reparemos

—¿Lo prometes?, ¡Ja!. No, no volverás a poner un dedo aquí, te lo aseguro —negó entre risas—. ¿Has visto lo que tu cañón le hizo a mi barco?

—Dame un beso —pidió débilmente, ignorando su negativa—, por favor

No respondió, nisiquiera se movió un centímetro.

—Por favor —repitió—. Siento que estás molesto, ¿En qué piensas?

Era fácil leerlo cuando había pasado tanto con él, era fácil leerlo cuando lo observaba lo suficiente.

—En ti

—Estas molesto —repitió ella, sin tragarse su excusa—, y está bien, pero no me niegues un beso, uno pequeño

¿Cuándo le había negado algo? Lo que fuera, jamás, no podía. Se acercó más, su cabeza bloqueó el sol sobre el rostro de la castaña, inclinándose con cuidado sobre sus labios.

Una mezcla al sabor del agua salada, sudor y hollín fue lo que pudieron sentir en un inicio; en un movimiento de labios perezoso e inseguro que los encerró en su propia burbuja un instante. Mags estiró ambos brazos con gran esfuerzo, buscando aferrarse a sus hombros y abrazarlo, tendida en el suelo, finalmente tranquila.

Buggy se acercó, facilitándole su objetivo, forzando sus propias manos por debajo de la espalda de la joven para elevarla un poco y sentarse él mismo en el suelo, pudiendo tenerle más cerca. De haber estado solos, si ella hubiese podido moverse más, si él hubiese estado de humor tal vez habría habido alguna broma entre besos, o un avance inadecuado que Mags evitaría con mucha vergüenza. Pero fue un beso tierno, uno muy hermoso y lleno de pena.

La abrazó contra su pecho y se balanceo un poco, separó sus bocas y le quitó los mechones castaños pegados en su rostro.

Margalo se sintió mareada, pero al mismo tiempo sintió comodidad y calma, un calor cariñoso, un abrazo conocido y bajó toda la suciedad un perfume imposible de olvidar. Buggy.

—Te amo —confesó contra su pecho. Diciendo por primera vez aquellas palabras, aquello que suponía él daba por sentado—. Lamento nunca haberlo dicho y lamento haberte lastimado, enserio te amo y quiero agradecerte-

—Nena

—...Por darme otra oportunidad

La apretó más fuerte, hundiendo el rostro en su cabello, incapaz de repetir sus palabras, de aceptar completamente su confesión.

Porque aunque Buggy la amaba, no supo nunca cuan profundo, y era difícil de admitir. No recordaba que alguien le hubiese dicho eso jamás, a pesar de haberse sentido querido, nadie lo había mirado a los ojos y lo había expresado en voz alta, nunca lo habían sacado de la duda.

𝔚𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔩𝔦𝔢 𝔱𝔬 𝔶𝔬𝔲? ⇝ ⁽ᴮᵘᵍᵍʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora