El gran salón se hallaba en absoluto silencio, todos miraban fijamente al hombre de gesto relajado pero que imponía miedo hasta en el mínimo rincón del lugar. Nadie presente se atrevía hacer movimiento alguno, ni siquiera el mínimo ruido. En el extremo de la gran mesa de madera se encontraba el mismísimo Manjiro Sano, aquel que llamaban su rey. Todos los presentes ya tenían una idea del porque estaban ahí, pese a eso, se mantenían expectantes a lo que el hombre fuera a decirles.
―Bien― hizo una pausa para ensanchar aún más su sonrisa ―empecemos ―tomó asiento y con tan solo chasquear los dedos uno de los meseros que se encontraban ahí le sirvió una copa de vino blanco para luego retirase haciendo una referencia. El hombre la bebió con calma, saboreando su sabor, lo hizo de manera lenta y tortuosa para los demás, pero para él, era divertido, lo hacía con el único propósito de aumentar el nerviosismo entre ellos ―seré breve, no tengo la intención de mantenerlos tanto tiempo, a menos― alzo su ceja ―de que ustedes quieran― los demás negaron ―bien. Hace unos meses me reuní con Kisaki, el mocoso ya ha cumplido los veinticuatro años, ya debe de ser todo un hombre, tal vez este casado y con hijos, tal vez sea un multimillonario o un vagabundo, la verdad no sé, no tengo la menor idea de lo que ha sido de ese niño desde hace veinticuatro años, no tengo una pista de su paradero, de lo que es, nada de información, para mí en estos momentos podría estar en cualquier lugar del mundo, es una aguja en un pajal, por lo que debo admitir ante ustedes que estoy en desventaja, aparentemente ―hablo de manera directa
― ¿esperas que creamos eso? No creo que hayas sido tan estúpido como para no haber investigado algo del niño― habló un tipo rubio con una característica cicatriz en parte de su cara, su nombre, Inui Seishu, uno de los encargados de la administración de ToMan
―no insultes al rey― hablo con enojo, en su intento de levantarse y desenvainar su catana Manjiro lo detuvo con su mano
―tranquilo Sanzu, entiendo que no crean en mis palabras, es decir, no tiene mucha lógica que durante veinticuatro años no haya hecho nada para saber algo de el niño, de la misma manera que no tiene lógica que ha pasado tanto tiempo y ninguno de ustedes haya hecho algo― su mirada era fría, talvez no lo aparentaba, pero tenía cierto enojo hacia los que consideraba compañeros de trabajo
― ¿crees que somos estúpidos? ― comenzó a reírse ―no gracias, no quiero terminar como Pah― dijo el mayor de los Haitani, Ran, un hombre alto con su cabello morado perfectamente peinado y que pese al miedo mantenía una sonrisa ladina
―así que dinos por qué deberíamos de hacer algo si terminaremos muriendo como ese idiota― le siguió el hermano menor, Rindou Haitani
―técnicamente ya estas muerto― se burló Baji Keisuke, a lo que el otro solo rodo los ojos
―pues más muertos, ustedes entienden― dijo mientras se cruzaba de brazos, porque hasta el mismo se reía mentalmente de la ironía en sus palabras ―ustedes mismos lo dijeron, Pah-chin desapareció por estúpido, quiso acabar conmigo sin ningún plan, pero eso no fue lo que me molesto en realidad
― ¿entonces? ― pregunto Rindou
―si acabe con él fue porque se atrevió a meterse en asuntos de la ToMan, creyó que de esa manera podría ganar y déjenme decirles que estaba tan equivocado― sonrió provocando más miedo en los presentes y que unos cuantos tragaran saliva―precisamente algo que quiero dejar en claro con ustedes― Manjiro se levantó de su asiento y con una mirada aterradora y amenazante hablo ―les doy la completa libertad de atacarme, de intentar destruirme, de intentar tomar mi puesto y cuantas cosas más se les plazcan, pero la ToMan es algo por aparte, no voy a permitir que destruyan esta organización ni que piensen atacarla porque lo considerare traición y acabare con aquel que se atreva a intentarlo, la ToMan debe quedarse fuera de este asunto ¿entendieron? ― todos asintieron ―la ToMan no solo es mía, es de todos, no es cualquier grupo criminal y ustedes lo saben, por lo que quedan advertidos― volvió a tomar asiento ―aclarado el asunto de Pah, ahora si díganme ¿Qué carajos se supone que han hecho en más de dos décadas?

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Darkzone
FanfictionHanagaki Takemichi, un chico de veinticuatro años que llevaba una vida rutinaria se ve involucrado en el misterioso asesinato de su jefa Minako. Este encuentra el cadáver de la mujer en la oficina en condiciones extrañas. Al llamar a la policía es l...