CAPITULO 1

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El cielo de mayo fuera de la ventana lucía increíblemente azul. No había nubes en el firmamento.

En un día como este, cuando sopla la brisa fresca, él deseaba jugar con las flores todo el día en un rincón del pequeño jardín, donde las miradas no pudieran alcanzarlo. La boca de Mika se elevó, como si fuera divertido con solo pensarlo.

-¡Mika! ¡Mika! ¡¿Dónde estás?! -Mika, que estaba perdido aún en sus pensamientos después de limpiar el salón, se movió ante el sonido de alguien aproximándose de prisa. Tocó la espalda del mayordomo dos veces, mientras él gritaba en la dirección equivocada.

[Tuk. Tuk.]

La mano derecha de Mika, que era más pequeña y linda comparada con la de sus compañeros, fue empujada por el enorme mayordomo.

-¡¿Hiciste todo lo que se te ordenó hoy?! ¡Debiste haber estado limpiando el salón!

Mika, que quería informarle que no había jugado y que había limpiado el salón con mucho esmero, asintió con la cabeza con fuerza, brillando con sus grandes ojos azules. El mayordomo, que lo miró sin ninguna expresión, parecía muy nervioso.

-Aunque hagas algo, siempre eres lento.

Los ojos de Mika, que anhelaban un elogio, reflejaron su decepción. Mirando hacia el suelo, el mayordomo chasqueó la lengua y empujó la espalda de Mika.

-Es hora de que vengan los invitados ¡Aquí no eres de ninguna utilidad! ¡Fuera!

Asintiendo con la cabeza de nuevo, Mika salió de la mansión como se lo ordenó el mayordomo. Y el lugar al que se dirigió fue a su rincón del jardín, un espacio propio donde nunca nadie lo podría ver a menos que lo estuvieran buscando.

No lo sabía porque había estado concentrado en el cielo azul, pero hoy la mansión estaba muy ajetreada.

Los grandes ojos de Mika rápidamente miraron hacia la ventana de la cocina donde las sirvientas estaban ocupadas preparando la comida y limpiando el polvo. cuando un delicioso olor a pan pasó por su nariz, se le hizo agua la boca. Luego recordó que se había saltado el desayuno porque tenía prisa por limpiar desde temprano en la mañana.

Solo entonces, su estómago comenzó a sonar.

con un hambre creciente, Mika husmeó por fuera de la puerta de la cocina. Si fuera un día normal, la tía Bella o Sarah se habrían dado cuenta de su condición y rápidamente le habrían dado un trozo de pan recién horneado; pero a nadie le importaba Mika ya que los demás ni siquiera se sentían cómodos con él. No podía molestarlos. Morir de hambre por una comida no lo mataría, por lo que Mika se dio por vencido y salió de la cocina.

El médico había dicho que Mika tenía un problema congénito de las cuerdas vocales, y que no podía emitir ningún sonido; sus padres pobres no habrían ido al hospital y tampoco habían preguntado que dolencia padecía o si incluso se podía curar. casi tuvo que culpar a la suerte de ese niño que había nacido en su propia casa y luego abandonado a su suerte.

En el antiguo camino utilizado por los sirvientes, justo en la parte trasera de la
prestigiosa mansión chester, habían dejado al pequeño niño envuelto en una manta delgada. En un invierno muy frío que había sido uno de los peores del país, era una fortuna que el bebé no hubiera muerto luego de ser abandonado.

La gente decía que un niño que no lloraba era un ser siniestro. La mayoría de los comentarios que sugerían que debía ser enviado a un refugio, fueron rechazados por el hijo de seis años de la familia chester. El segundo hijo, que miraba al niño que no lloraba, mostró curiosidad hacia él. En ese momento, Murray estaba desconsolado porque su mejor amigo, su mascota Mika, murió; y el bebé, que era beta, estimuló su protección. El bebé tuvo varias coincidencias, y afortunadamente, ellos vivían en Hechester Street.

***

Mika estaba durmiendo con la cara enterrada en medio de sus rodillas, en un pequeño espacio junto a una pequeña lápida con el mismo nombre que él.

La cálida brisa primaveral de mayo agitó su suave cabello rubio rizado. Mika, que
estaba dormido, abrió los ojos ante un alboroto que escuchaba desde la distancia ¿Cuánto tiempo he dormido? Quizás elmayordomo lo estaba buscando, y vendría aquí de nuevo y lo regañaría por haraganear. como estaba preocupado, abrió los ojos y rápidamente se levantó y se limpió el trasero.

Antes de quedarse dormido, había visto la rojiza puesta de sol en el cielo brillante, por lo que parecía que había pasado más tiempo del que pensaba.

Con el corazón ansioso, mojó su boca seca con la lengua. cuando se acercó a la puerta para los sirvientes que entraban a la mansión, un hombre desde la distancia parecía perdido. Luego de encontrar a Mika, comenzó a caminar rápido hacia él.

En la parte trasera de la mansión, los sirvientes estaban apurados lavando la ropa y haciendo las tareas del hogar, así que Mika decidió esperar a que todo se calmara.

-Hey, tú. -El cuerpo de Mika se congeló tan pronto como escuchó una voz desconocida, y miró el rostro de un hombre dos veces más alto que él

- ¿Eres un sirviente en esta casa? En esta casa, alguien con cabello rubio...

-¡Mika! -Mika apenas volvió la mirada ante el grito que detuvo las palabras del extraño.

Desde atrás Murray saltó como si estuviera desesperado. Luego, acarició la cabeza de Mika con una mirada ansiosa. Quería brindarle una sonrisa agradable cada vez que lo veía, pero hoy no podía permitírselo. Solo el pensamiento de que el hombre frente a él lo estuviera asustando, inundó su cabeza.

Afortunadamente, la altura de Murray era similar a la del desconocido, por lo que Mika no podía verle la cara al hombre. Murray exhaló un suspiro y acarició a Mika, cuyo cuerpo estaba rígido.

-Mika, te he estado buscando ¿Has estado aquí todo el tiempo? -Solo entonces salió un pequeño suspiro de alivio de la boca de Mika.

-¿Comiste? Te dije que no deberías pasar hambre... tampoco es bueno para tu cuerpo. Hoy, la casa está un poco desordenada, así que,

¿por qué no vas a la habitación y descansas? Te llamaré si necesito algo
-Murray dobló ligeramente las rodillas y le habló a Mika a la altura de los ojos. Mika asintió mirando solo a su rostro.

-Y cuando comas una comida deliciosa, puedes acostarte cuando tengas sueño... -Las cálidas manos acariciaban la melena rubia semi rizada, tratando de tranquilizarlo.

-Murray, tengo algo que preguntarte...

Desde hace un rato, el hombre había estado observando la situación sin interrumpirlos ,cuando su existencia fue ignorada, una vez más quiso recordarles que estaba presente. Pero Murray sonrió gentilmente, mirando solo a los ojos de Mika. Y como si él no estuviera allí, Mika solo parpadeó con sus grandes ojos esperando la siguiente palabra de Murray.

-Bien. Ve a la habitación rápidamente.

Luego de hablar, abrió la puerta que estaba cerca con la mano y empujó la espalda de Mika. Y rápidamente la cerró.

Ahora había una puerta entre él y el hombre. Cuando Murray vino en su ayuda, la tensión de Mika comenzó a aliviarse y su cuerpo dejó de temblar poco a poco. El horror que pensó que había olvidado vino de nuevo, y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Se mordió los labios para evitar llorar, pero cuando se acercó a la puerta en el extremo más alejado del pasillo de la habitación de los sirvientes, Mika se frotó los ojos con el dobladillo de sus puños.

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