CAPITULO 10

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[Amo, ¿Un papá es importante para un niño?] 

—Mika, hay niños en el mundo que viven sin padres. Solo tienes que darle más amor. 

[Pero. Pero. El niño se movió. Al niño le gusta] 

—En ese momento, el niño en tu estómago debe haberse sentido bien. Podrías estar  equivocado, Mika. No te lo tomes tan enserio. 

[No. No es así. El niño reacciona ante él. Si le hiciera saber que tiene un hijo, ¿no  podría quererlo, aunque no me amara a mí? El niño lo necesita.] 

Los ojos de Mika estaban hinchados porque había estado llorando mucho. Y tan  pronto como entró en la habitación, se sentó en su cama y comenzó a escribir en un  papel como un loco. Murray trató de calmarlo, al darse cuenta de que estaba ansioso  por las múltiples preguntas que surgían. 

Él le respondió con la mayor amabilidad posible, pero no pudo responder a su última  pregunta porque sabía a quién se estaba refiriendo. 

[Por favor, no me mienta, siempre me ha dicho que mentir es un pecado. Él… Debe  odiarme a mí y a mi hijo.] 

Mika, con la cabeza gacha, miró su mano sin comprender. Lágrimas como cascadas  volvieron a caer de sus ojos. No podía decirle a Murray la verdad sobre lo que estaba  sintiendo en ese momento. Entonces, ocultó sus inexplicables sentimientos y  fortaleció la mano con la que sostenía el bolígrafo. 

[Lo he visto de lejos algunas veces. Al principio tenía miedo de que me reconociera,  pero nunca lo hizo. Y aunque todavía le tengo miedo, mis ojos siempre lo buscan  primero.] 

[Tuk. Tuk] De una en una, las lágrimas comenzaron a caer sobre las letras que había  escrito. La tinta se corre sobre el papel. 

[Conocí a Hugh. Creo que vive en una posada. Parece que le gusta. Y cuando está a  mi lado, mi cuerpo no me escucha. Me siento muy raro. Al niño también le gusta. Hoy  pateó por primera vez… Pero yo no estaba muy feliz por eso, y tuve que esconder mi  estómago para que él no lo notara. ¡Estaba enojado con el bebé por hacer eso! Angus  dice que podría ser infeliz si me preocupo por él. Solo quiero ser feliz con mi hijo…] 

Murray, que estaba mirando sus palabras imprudentes, acarició la cabeza de Mika y  como de costumbre lo hizo con mucha ternura. Además, sus ojos también se estaban humedeciendo. Su niño había perdido los estribos. 

Murray no podía abrir la boca fácilmente ante un acto que mostraba desesperadamente  el dolor que estaba sintiendo. Las lágrimas diluyeron la tinta, lo que hizo que fuera  imposible reconocer las palabras pero Mika tembló y siguió escribiendo. 

[Recordé el día que tuve miedo. No pude rechazarlo. Nadie me dijo como hacerlo. No  supe qué pasó. Ese día simplemente me intimidó con una mirada aterradora. Le pedí  que parara, pero él seguía lastimándome… y ahora me he dado cuenta de que él es un  hombre diferente. Habla con los demás con una voz amable y amistosa y me pregunto  por qué solo a mí me trató de esa manera ¿Por qué me hizo eso? Por qué solo a mí…  si hubiera sido tan amable y amigable…] 

Mientras Mika escribía, de repente rompió el papel con brusquedad. Al llorar y romper  el papel en pedazos, apretó su mano con fuerza y miró a Murray. Su buen amo, quien  lo acogió en su hogar y lo crió. Fue Murray quien le enseñó a escribir a un mudo y le  dio amor como si fuera su propio hijo, y a pesar de eso, Mika insistió en dar a luz al  niño a pesar de sus advertencias. 

Así que todo era su culpa. No debió insistir en tener ese niño, después de padecer una  situación tan desafortunada. Así que no tenía sentido ahora escribir sobre el dolor que  sentía. 

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