CAPITULO 17

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Al salir de la oficina de John, los criados que pasaban se burlaron de Hugh. 

Como les gustaban los rumores, habían estado ocupados captando las palabras que  salían a través de la puerta y murmurando entre ellos. Después de secarse los ojos  húmedos con la manga de su camisa, Hugh salió apresuradamente de la casa como si  nada hubiera pasado. 

— ¡Maldición, me echaron por tu culpa! Yalo verás ¡Me vengaré! ¡No hay muchos  lugares en los que paguen mejor que aquí! ¡Si mi esposa se entera, no me quedaré  quieto! 

Mientras cerraba silenciosamente la puerta principal, escuchó un fuerte grito de uno  de los sirvientes que se había reunido cerca. Naturalmente, la mirada de Hugh se  volvió hacia él. Uno de ellos se acercó a Hugh. cuando le guiñó el ojo a uno de los  hombres que estaban reunidos, el hombre que solía hacerle los recados, habló. 

—Estás feliz de que te traten como una puta ¿verdad? Ahora que me echaron ¿puedo  probar tu trasero si te doy dinero? 

Ahora, un tipo que ni siquiera se atrevía a hablar, ni arrastrarse frente a John, le estaba  haciendo una broma obscena. Pero Hugh, en lugar de amedrentarse, levantó la barbilla  y gritó en voz alta. 

—Imbécil, ¿crees que tienes suficiente dinero? No seas ridículo ¿Crees que puedes  probar al menos uno de mis dedos con el dinero que tienes? 

Luego, se dio la vuelta rápidamente y se escondió entre la multitud de la calle. Estaba  aterrorizado por los fuertes gritos y maldiciones que escuchó detrás de él. Se sintió  resentido porque su status había caído al  suelo subitamente, de manera injusta. conteniendo las lágrimas, Hugh se  dirigió a la taberna donde había trabajado durante un tiempo. Aceleró sus pasos para  llegar antes de que anocheciera. 

Encontró a un colega que no recordaba si se llamaba charles o charlie, y lo arrastró  hasta la puerta trasera de la taberna. Tan pronto como el hombre vio a Hugh, abrió los  brazos y se quejó: ‘¿Ni siquiera te acercas a  mí?’ Y mencionó un tema que había sido candente en la taberna hasta hace un tiempo. 

—¿Es cierto que John te compró un enorme ramo de flores? Escuché que ese tipo de  flores se compra cuando quieres consolar a un amante enojado.

El dueño de la floristería que estaba sentado en la tienda dijo eso ¿Acaso tuvieron una pelea amorosa?  Él se rió y miró a Hugh de arriba abajo. Pero de inmediato dejó de sonreír, al percibir  una atmosfera extraña viniendo de Hugh, a quien siempre le gustaba presumir. Sólo  entonces, notó que sucedía algo raro y le preguntó con cautela. 

—¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Todavía no se han arreglado? 

—No, ya te entendí. Era tan grande y bonito. Tuvimos una pequeña pelea como dijiste.  Pero estamos bien ahora. 

—¿Verdad? El dueño estaba de muy buen humor porque había vendido ese ramo a un  precio tres veces mayor al habitual. Eso debe ser muy agradable ¿Cuándo podré  atrapar a un hombre rico para salir de aquí? ¿Qué dices? ¿Hay alguien a su alrededor  que esté buscando a un omega para atenderlo por la noche? 

El rostro de Hugh era difícil de ver porque estaba oscuro a su  alrededor. Pero como si no estuviera satisfecho con la historia de la pelea de Hugh, el  hombre comenzó a divagar una y otra vez. 

—…necesito un poco de esa droga. 

Cortando sus palabras, Hugh anunció de repente el propósito de su visita. 

—¿Eh?… ¿Eh? ¿Esa droga? ¿Es él ese tipo de persona? 

—No, alguien que conozco me pidió que le consiguiera un poco. Te daré el dinero  por adelantado, podría darte más dinero si quieres. Por Cierto ¿podrías irte de aquí por unos días con este dinero? 

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