CAPITULO 11

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La familia Rutland ha sido una familia noble de alto rango desde hace mucho tiempo.  Eran reconocidos por su riqueza y apellido, no solo en sus alrededores sino también  en los países vecinos. Su herencia noble había desaparecido, pero su riqueza era más  grande que la de los que gobernaban el país. Es por eso que la familia Rutland fue  objeto de temor y respeto, lo suficiente como para hacer que los demás bajaran la  cabeza solo por el apellido. Sin embargo, fue John Mannum, el segundo hijo de los  Rutland, quien amenazó el buen futuro de la familia. 

John era alto, con cabello negro y una piel blanca que contrastaba con sus ojos negros.  Tenía un rostro que le parecía bello tanto a los hombres como a las mujeres. Su  encanto era tan grande que había rumores de que las personas podrían tener un  orgasmo con solo verlo sonreír en silencio. 

Debido a su impresionante belleza, su espacio circundante siempre estuvo abarrotado  de gente incluso mucho antes de que él creciera. Lo quisiera o no, era común que se  acostara con quien él eligiera. 

Finalmente, estallaron varios escándalos y tuvo un accidente incluso de camino a  estudiar en el extranjero, a donde sus padres emproblemados se vieron obligados a ir.  Hubo un rumor con un hombre Alfa casado. Fue un rumor tan diseminado, que incluso  la gente se preguntaba si era posible una relación entre Alfa y Alfa. 

A John se le dio la orden de casarse porque había metido a su familia en problemas  tanto dentro como fuera del país. Entonces, eligieron a una omega de una familia  pobre pero reconocida, como prometida. Pero en menos de dos días la mujer que dijo  que estaba dispuesta a soportarlo todo, se escapó de su casa. 

Sus padres, que no podían soportar ver a John arrastrando tanto a hombres como a  mujeres a la cama, tomaron la última decisión. Lo comprometieron con Murray de la  familia chester, quien se convirtió en un punto de partida para animarlo aún más.  Eventualmente, cuando su vida promiscua empeoró, él huyó de la mansión para  escapar de John. 

Como de costumbre, eso ocurría varias veces al año durante su Rut de Alfa. Durante  ese periodo, la feromona Alfa de John era tan fuerte que sus empleados se quejaban  de que no podían trabajar porque les causaba mucho dolor. Entonces, solo el  mayordomo y John se quedaban en la enorme mansión durante aproximadamente una  semana. 

En ese periodo, en el que solo satisfacía sus delicados instintos animales, prefería los  lugares oscuros en lugar de los lugares iluminados. Ni siquiera le importaba verle la  cara a un hombre que nunca volvería a ver de todos modos. Tuvo que esperar cómodamente en una habitación oscura por la lujuria, con las cortinas cubriendo todas  las ventanas. El mayordomo se encargaría de todo lo demás. 

Mientras esperaba que su comida llegara a la habitación, todos sus sentidos se  concentraron en la dulce feromona que se acercaba gradualmente. Al poco tiempo, el  olor había traspasado la puerta y estaba dispuesto a perder la cabeza poco a poco.  Había llegado su comida. John se quitó la ropa lentamente. Su cuerpo sediento de  placer gritaba con ganas de comérselo rápidamente. 

Fue el primer chico que pretendió que esa era su primera vez. Pero a él no le importó  y continuó codiciando su lengua, lamió y tragó la saliva que goteaba de su boca sin  parar. Metió dos dedos en un agujero, que estaba más rígido de lo que pensaba, lo  ensanchó y pensó que el tipo estaba acostumbrado a eso de todos modos. De pie y con  firmeza puso su pene en la entrada de su pequeño orificio y rápidamente lo empujó  hacia adentro. 

El líquido del amor del Omega se había desbordado desde hace mucho tiempo en su  pequeño agujero. John sintió que estaba preparado para recibirlo, pero, aunque el  agujero estaba lo suficientemente mojado, era más pequeño de lo que pensaba. 

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