CAPITULO 19

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Los labios de las personas sentadas en la silla se enredaron durante mucho tiempo y  luego se apartaron con un chirrido. La saliva se estiró tan larga como un hilo y Hugh  se lamió los labios, sacando la lengua de forma seductora. John besó meticulosamente  el cuello sudoroso de Hugh y finalmente se concentró en lamer sus pezones. Tan  pronto como puso uno de ellos en su boca, lo lamió y mordió sucesivamente hasta que  se puso rojo e hinchado. Después de lamer a fondo el erecto pezón y dejarlo empapado  de saliva, John se volvió hacia el otro. Hugh estaba sentado sobre sus muslos, movía  su cintura a voluntad en busca de su propio placer. 

John notó como su bata negra se empapaba con los jugos de Mika. La emoción inundó  su cabeza de enorme placer, mientras repetía el rápido ascenso y descenso de su  miembro rojo oscuro, a través del pequeño agujero. 

—Ah. Mika. Mika. Más fuerte ¡Ah! ¡Ah! Mika. —Ante su petición, Hugh  inmediatamente sacudió con mayor vigor su cintura. 

La habitación se llenó con el sonido del contacto de sus carnes y los jadeos salvajes  de John. 

—Um. Ugh. Ugh. Ugh... Ugh... 

Hugh hincó los dientes en su cuello, para contener el sonido producto de su excitación.  Pero a pesar de eso, un quejido lujurioso se escapó de su garganta ya que no pudo  soportar el placer, al estar mucho más sensible de lo habitual. Pero John no lo escuchó.  Él simplemente levantó sus hombros para desatar sus manos, con el único  pensamiento de sostener la cintura de Mika para penetrarlo frenéticamente. 

—Oh, eres mío, mío... —Al no poder moverse fácilmente, miró a Mika.

John, cuyo cabello negro estaba empapado de sudor, se veía hermoso, a pesar de que  estaba en esa condición. Al verlo, Hugh bajó la mano que tenía envuelta alrededor de  su cuello, agarró su pene que estaba medio erecto y lo agitó hacia arriba y hacia abajo.  Sus manos se volvieron más rápidas, acelerando la velocidad de sus caderas  desgarradas. Era el momento de llegar al clímax rápidamente. 

—Ah. Ah... ¡Ah! Ugh... Ah... Ah. —El semen de Hugh fue rociado sobre el pecho  de John con un leve gemido. 

La cintura, que se había movido con fuerza hace un instante, se detuvo súbitamente  debido a un breve espasmo. Hugh siguió emitiendo sus salvajes gemidos de placer. El  pene de John, que aún no había eyaculado, seguía igual. Sintiéndose impaciente, Hugh  apretó las nalgas y movió rápidamente su cintura, pero ya era inútil. John detuvo sus movimientos abruptamente.

Apretó los dientes y contuvo la situación. Hugh, cuya mente se puso  en blanco, miró fijamente a John sin comprender. cuando sus ojos negros se  encontraron con los suyos, finalmente se dio cuenta del gran error que había cometido.  Entonces, sacudió la cabeza de un lado al otro vigorosamente, para negarse, pero ya  era demasiado tarde. 

—Mi... ka, uh... no puede... emitir ningún sonido... —John, que estaba murmurando  como si estuviera poseído por algo, luchaba con todas sus fuerzas— ¡Mika no puede  hacer ningún sonido! 

El enfoque comenzó a regresar gradualmente a los ojos de John, que habían estado  nublados. con un rugido, forcejeó para apartarse de Hugh, pero sus manos estaban  atadas detrás de la silla. No podía echarlo como antes, ni tampoco abrir la puerta para  salir corriendo. El rostro de John se distorsionó cuando vio que su pene todavía estaba  firmemente enterrado en el agujero de Hugh. Entonces, abrió la boca intentando  tragarse las ganas de vomitar que parecían estar aumentando. 

—¡Nichols! ¡Nichols! —gritó como si se le fuera a estallar la garganta, pero todo  permaneció en silencio. 

Era imposible que su voz pudiera alcanzar las lejanas habitaciones de los sirvientes.  Hugh, que estaba sorprendido, cerró la boca de John con ambas manos y comenzó a  suplicarle. 

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