41. Mentiras

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Marinette Dupain

Después de salir del baño me doy cuenta de que mi marido no está en la habitación, por lo que me visto tranquila y luego bajo a la sala.

El desayuno ya nos espera, solo que Adrien aún no baja, le agradezco a la encargada de las cosas de la casa y esta se retira. Bebo mi café mientras cuento hasta mil antes de levantarme a buscar a mi esposo, mi paciencia no es mucha esta mañana.

En minutos baja un Adrien afligido, debe estarlo. Me sonríe y yo no le respondo la sonrisa

- Buenos días - me dice sentándose frente a mi dónde siempre

- Dime de una vez que paso ayer con Nino, no quiero llegar a trabajar y enterarme que él y Alya saben del acuerdo o yo que sé - le digo molesta

- ¿Decirle del acuerdo? ¿Eso crees? No le dije nada, es solo que bebí demasiado y puede que le dijera esas típicas confesiones de hombres casados, así como muchas veces escuche de él sus quejas de Alya, yo me desahogue - me dice tomando su café con leche que bebe cada mañana

- ¿Qué quejas puedes tener de mí? Ni siquiera somos un matrimonio verdadero - le reclamo mas enojada que antes

- Solo repetí lo que él me decía cuando recién estaban casados, ya sabes que a veces se pone pesado con las preguntas entre amigos - me dice comiendo una tostada

- Si me entero de me estas mintiendo lo vas a lamentar, ya te toleré a tu amante y que finja que no me doy cuenta de que sigues con ella y otra que sea cierto - le reclamo levantándome de la silla oculta algo con tal solo ver su mirada.

- No se porque te miro como dices, quizás solo fuera cansancio de su parte, no pienses cosas que no son - me responde negando con la cabeza

- Ya mejor me voy a trabajar - digo mientras avanzo a la salida

Tomo mi auto y me voy a la oficina, en el camino continúo pensando en la mirada de Nino, puede que no lo conozca hace tanto como Adrien, pero si puedo notar cuando Nino esta nervioso y con tan solo ver su mirada.

Al llegar a la empresa veo que todo está normal, por algún momento llegue a pensar que podría encontrarme a Nino o Alya en la entrada y no fue así. Me siento en mi oficina y comienzo a trabajar, enciendo el ordenador y me centro en todo el papeleo que debo dejar ingresado en el sistema.

El tiempo pasa sin darme cuenta, hasta que un golpe en la puerta me saca de mi trabajo, levanto la mirada y me encuentro con Alya

- Hola - me saluda sonriendo

- Holi ¿Cómo estás? - le respondo dejando de teclear

- Bien y ¿tu? - le pregunto

- Bien con hambre, ¿te invito a almorzar? Ayer tuve suficiente de mis compañeras de trabajo, no puedo salir con ellas a diario - dice en un susurro al ultimo

- Te creo, acepto tu invitación, ya que si no vienes ni cuenta me doy que es hora de almorzar. ¿Por qué no almuerzas con Nino? - pregunto por curiosidad

- El idiota me cambió por tu esposo - responde poniendo los ojos en blanco

- No sabía eso - digo mas para mí que para ella

Vamos a almorzar a un local cerca de la oficina, conversamos sobre su salida de ayer y me río de todo lo que me cuenta, también entiendo que no salga seguido con ellas, siempre tratan de sacarle información sobre Nino

- ¿Entonces por que vas con ellas? - pregunto con el ceño fruncido

- Porque si no lo hago será peor, me dirán que soy una creída que no sale a compartir con ellas y aguantando un día al mes llevo la fiesta en paz, además que si tengo una que otra con la que me llevo bien. No puedo privar de mi presencia al mundo, eso las devastaria - me dice señalándose

- Ya tenias que sacar tu ego - le digo riendo

Lo demás que hablamos fue de hombres, todo porque mi amiga me comento que el día anterior en su salida un chico intento invitarla un trago, pero ella por más que se negó él insistía. Lo que le causó mucha gracia. Mas a sus amigas de la empresa, que no dejaban de reír por la insistencia del pobre joven.

- Lo peor de todo es que el pobre chico no dejó de insistir, sin mentirte estuvo como tres horas enviándome tragos que eran rechazados por mí- dice riendo

- No ayudaré a tu ego diciendo que eres hermosa, eso ya lo tienes mas que claro.

Después de eso, comemos riendo y hablando de cosas triviales, nada con importancia. No se me olvida que Adrien esta almorzando con Nino, a mi mente vienen muchas ideas, como llegar donde están y así saber que me oculta mi marido. Luego recuerdo que no somos un matrimonio verdadero y se me pasa.

El almuerzo termina normal y volvemos el trabajo, continuo mi jornada laboral, sin embargo, no dejo de pensar en que hay algo que me están ocultando.



Adrien Agreste

Cuando salgo de casa llamo a Nino

- Hola - dice con un tono de voz serio

- Hola, ¿ahora si puedes hablar? - pregunto directo

- Si estoy bien, ¿qué tal tu mañana? La mía por cierto tranquila - responde molesto

- Sabes que no tengo tiempo para tus ironías, ¿Dónde nos vemos? - vuelvo a insistir

- No vas a dejar de molestar hasta que nos veamos, en el café de siempre - contesta y termina la llamada.

Conduzco mi auto hasta la cafetería de siempre, al llegar em siento en la misma mesa que ocupamos cuando venimos y lo espero. Cuando lo veo llegar me preparo para el regaño o lo que me dirá Nino, ya puedo imaginar lo que me va a decir.

- Ya estoy aquí - dice cabreado sentándose frente a mí

- Me puedes decir que es lo que te dije anoche, no he dejado de pensar en eso, tuve que inventarle a Marinette sobre lo que hablamos porque la mirabas de una manera distinta. Conste que cito textual lo que me dijo - digo molesto por toda la situación.

Adaptación MLB || Amor después del divorcio || Adrinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora