I want you - JimSu

31; venganza.

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Tristemente, todo había llegado a su final.  Ese día, era su penúltimo día viviendo en la casa de los Park.

Algo que hubiera parecido el final de su tortura en un principio, ahora se sentía como estar perdiendo un pedazo de sí mismo que se quedaría en aquella casa, una nostalgia y un sentimiento deprimente de tener que dejar ir un sitio en el que ahora se había acostumbrado tanto a vivir, quería quedarse un poco más, así fuera por lo menos unos días más, así fuera uno, o dos, o una semana entera más para mentalizarse y ahora sí poder ser consciente de que tenía que volver a su hogar, aquel lugar en el cual desde un inicio quería quedarse antes de preferir que el destino le mostrara nuevas experiencia las cuales ahora recordaba con humor.

Aquella mañana del sábado acompañó a los Park y a Yoongi con una cierta melancolía, por la noche en cuanto regresaron de su salida al acuario tuvo que desvelarse haciendo las maletas con la incertidumbre de cuándo regresarían sus padres, aún cuando él esperaba que fuera lo más tarde posible. Sentía que el tiempo no le había ajustado, que le quedaron muchas cosas más por hacer en aquella casa, el servirle más a los Park en los quehaceres de la casa, charlar más con la señora Yangmin, ayudar en el papeleo al señor Park, pasar más tiempo con Jimin... Sin intenciones de se había encariñado con cada miembro de esa bonita familia que llegaba incluso a doler pensar en una despedida. O tal vez estaba exagerando demasiado.

- Finalmente ha llegado el día- habló una voz detrás de él, sacándole una sonrisa inmediata a Yoongi quien se giró para mirar a ese niño malhumorado al cual le tenía un aprecio enorme a comparación de la primera vez que lo conoció-. ¿Ya tienes todo listo? ¿Te hace falta algo más?

Yoongi negó, sentándose en la cama mientras soltaba un suspiro pesado y, consigo, el pequeño canino se subía a la cama sentándose directamente en sus piernas, siendo recibido por su dueño quien con un acto involuntario por la costumbre, comenzó a acariciarlo. Jimin asintió recargándose en el marco de la puerta con los brazos cruzados, dejando de lado las ganas de querer ayudar al chico lindo con empacar sus cosas.

- Ah... Me siento muy deprimido- comentó el mayor haciendo una pequeña mueca triste de la cual Jimin se percató al instante, y a pesar de que esperaba con ansias que no se tratara de lo de anoche, cuando vio a Yoongi tirarse a la cama y soltar una bufido sin gracia pronto supo que no era de aquel tema-. Realmente me encariñé con este lugar.

- Y pensar que antes lo odiabas- recordó Jimin desviando su atención al cuarto de huéspedes, el cual había perdido toda esencia que la presencia de Yoongi le llegó a dar.

- Y pensar que antes lo odiaba- repitió con gracia soltando una sonora risa.

Al quedarse en silencio, Jimin vio la oportunidad de acercarse a Yoongi con familiaridad, sentándose a su lado mientras recargaba su cuerpo con los brazos al costado de su espalda, mirando al techo por un momento para luego mirar de reojo al canino y seguido al dueño, quien solo se limitaba a acariciar el lomo del perro mientras le observaba con cautela, como si tuviera miedo de que el animal se alejara ante cualquier tacto brusco.

— ¿Cómo te la pasaste ayer?— preguntó el menor, ladeando su cabeza recargándola en uno de sus hombros manteniendo su vista en el contrario, quien solo sonrió volviendo a suspirar.

— Me la pasé bien... Muy bien— contestó, haciendo una breve pausa dejando de mirar al canino para desviar su vista al suelo, mordiéndose los labios un momento al recordar cada momento de aquella "cita de amigos" como Jimin lo había llamado desde un principio—. Yo... Lamento lo que pasó saliendo del acuario.

Jimin negó enseguida, tomando de uno de sus hombros al menor haciendo presión en un gesto amigable, cuando cruzaron miradas, la sonrisa cálida de Jimin ocasionó estragos en su interior, como si aquel fuera el mejor consuelo que pudo haber recibido en ese momento y nunca antes.