XXXV

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Las discusiones eran regulares. Política, estrategia. No estaba malversado en ningún termino de discusión. No obstante, no negaría que la discusión actual se estaba volviendo irritante, Pero no era lo suficientemente importante como para que se molestará en detenerla. Tenía su trabajo, cualquier cosa externa a eso le era indiferente.

-¿Cumplió sus deberes como acompañante, señorita Shion?

La mencionada puso sus manos en su cintura y, con voz altanera y porte orgulloso, se jactó:

-¡Por supuesto! He demostrado que mis amos no necesitan un segundo asistente.

-¿Oh? ¿De verdad?

La mirada de Shion y la de Diablo conectaron, y una tensión se formó, pues claramente ninguno de los dos se agradaba, pero serían profesionales.

-Vamos, niños, no se peleen.

Rimuru dejó caer su cabeza en el pecho de Hollow, quien estaba revisando algunos informes de la reconstrucción de Tempest y los daños en el sector agrícola. Le gustaría hacer este trabajo en el silencio de su oficina, pero Rimuru literalmente lo arrastró a la suya, pues desde la noche anterior había estado muy pegajosa. Pero no le molestaba; mientras no interfiera con sus actividades, no diría nada.

-¿por qué estás aquí, Diablo? Creí haberte dado la misión de mantener el control en el reino de Falmuth.

La mirada severa de Naruto se dirigió hacia el primordial, quien sonrió, ocultando sus nervios por la fuerza de la mirada, y trató de explicarse, pues realmente no tenía mucho que hacer en Falmuth. El reino estaba sometido por esas mantis gigantes y, aunque los habitantes no estaban heridos ni eran abusados, sí trabajaban a regañadientes. Pero se estaban empezando a resignar, y otros a acostumbrarse. Después de todo, la gestión del reino había mejorado en muy poco tiempo, y aunque fue una mejora leve, todavía se notaba.

-Las cosas están en orden, mi señor. El reino de Falmuth está en buenas manos con esas mantis.

Tenía que decir que le parecían fascinantes esas criaturas, pues son creaciones de su señor, y el vigor y maestría que muestran con sus afiladas patas de metal eran de guerreros experimentados y veteranos. Eran soldados leales a las órdenes de su señor, y es evidente que su efectividad no podía ser cuestionada, pues él mismo se había enfrentado a una de esas mantis; Ganó, como era de esperarse, pero aunque no lo dio todo, era un logro que una de esas mantis hubiera logrado ponerlo en aprietos más de una vez. Después de matarla, esta simplemente se reformó y volvió a su patrulla.

-En todo caso, ¿le gustaría que le informe sobre el tema administrativo? Hay algunas cosas que pueden llamar su atención.

Naruto movió su mano en círculo, incitándolo a proseguir, mientras él volvía a sumergir la pluma en el tintero y regresaba a su actividad inicial.

-Uno de los magos de su burdo intento de conquista trabaja para mí, manteniendo en orden el reino mientras me mantiene informado.

Eso llamó su atención, por lo que detuvo su mano y levantó la mirada, intensificando la intensidad de esta misma, haciendo que Diablo sude levemente, pero mantenía su porte y sonrisa.

-¿Te es leal?

-Absolutamente, mi señor.

No tardó mucho en contestar la pregunta, pero Naruto no estaba conforme y siguió mirándolo en silencio, mientras una energía espectral salía de su espalda, haciendo que el ambiente calmado se sintiera sombrío. Naruto miró cada parte de Diablo, desde su lenguaje corporal hasta lo más profundo de sus pensamientos, y no había duda: seguía firme a sus palabras anteriores.

Naruto: Reencarne Con Un... ¿Slime?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora