No había bajado la guardia. No podía, mejor dicho, no quería hacerlo, pues aunque la mujer delante de sus ojos no parecía tener una actitud mínimamente hostil, (hacía ellos) no podía negar el poder que ella desprendía, además la vio usar [Magia Sagrada] para Sanar la heridas de Hinata Sakaguchi, y por lo que sabía de ella, era un enemigo que no sería fácil de vencer.
—Siete Luminarias, ¿Cuál será su excusa está vez?
Rimuru sintió un leve escalofrío al sentir la conocida sensación del Miasma rebosar con fervor al rededor de la Rey demonio, quien aunque miraba a los ancianos con una ira gélida, era evidente que solo esperaba una excusa para poder explotar.
—Esto no es lo que parece, Señorita Ruminas. Solo queríamos darle una "Lección" a estos jóvenes...
La presencia ya opresiva de la mujer, se volvió mucho más imponente, y desde el punto de vista de la mayoría, las siete Luminarias se veían como simples cucarachas, al lado del más poderoso de los Titanes.
—Esto se castigara con la muerte. Espero estén agradecidos, ustedes tendrán la suerte de morir por mi propia mano.
Toda la confianza, el poder y la autoridad que las luminarias hayan llegado a tener en un inicio, desapareció de inmediato. se postraron ante la mujer con sus frentes pegadas al suelo.
—¡Tenga piedad! Todo esto lo hicimos por usted, señorita Ruminas. En reconocimiento a nuestro largo servicio le pedim...
Ella no los dejo terminar, sus ojos brillaron en poder, su presencia se volvió mucho más imponente, mientras que su voz suave y delicada salió con la fuerza de mil hombres, dictando el veredicto como juez y verdugo.
—¡Bendición de la muerte!
El cielo nublado se partió, y como si la misma divinidad creadora haya tomado su decisión, unas gigantescas manos de poder espectral dieron aparición, su resplandor era divino, inundando el lugar de energía santa asfixiante para los mounstro comunes.
—¡Señorita Ruminas!
Los gritos se hicieron de oídos sordos, mientras que la mirada de la hermosa, pero peligrosa mujer se volvió fría, desinteresada del destino que ella misma les impuso a los ancianos, ancianos que ahora no hacían más que gritar en busca de Compasión y misericordia.
—¡¡Por favor!!
Querían moverse, querían hacer cualquier tipo de movimiento defensivo, pero la presión era demasiada, por lo que se quedaron congelados en sus lugares, permitiendo que las gigantescas manos del señor los tomarán a cada uno de ellos, alzando sus viejos cuerpos del suelo.
—¡¡Piedad!!
Y finalmente todo acabo. las manos generaron una presión exagerada sobre su arrugados cuerpos, haciendo que sus huesos se rompiera, sus intestinos estallaran, y sus cerebros se sobrecarguen por las infinitas hondas de dolor que recibió; murieron como lo que eran, como simples perros sin correa. Repentinamente, sus cuerpos se hicieron polvo, dejando que sus viejas túnicas y sus joyas, sean removidas con la intensidad del viento y la fuerza de la brisa.
—¡¡Whoa!! ¿¡Y está ropa que hace aquí!?
Los ojos de todos los presentes se dirigieron inmediatamente al origen de esa voz, sin tardar ni un segundo en notar al corpulento hombre rubio, luchando por quitar los viejos pedazos de tela que traían las luminarias de sus ojos.
—¿Un Manto? Esto no es mi estilo.
Veldora Tempest había llegado, y ante su presencia los ojos de Rimuru se dilataron en ira apenas contenida, pero esa ira parecía incrementar al notar como Hollow parecía desinteresado de su llegada, cuando ella había dado la orden explícita de que se quedará en la Ciudad.
—Oye, Cabron. Te pedí que fueras la última línea de defensa en Tempest, ¿No?
Veldora aprovecho que hollow estaba en su verdadera forma para utilizar su enorme cuerpo y su capa como escondite de la ira de Rimuru, quien parecía enojarse más ante la actitud infantil del dragón, mientras que Naruto aún se mantenía alerta ante la presencia de la rey demonio, Luminous Valentine.
—Así fue, he estado esperando con gran paciencia. No obstante, no ví señales de que algún enemigo llegará a la Ciudad. Sinceramente me aburrí, por eso amplíe mi rango de [Búsqueda] y sentí el Aura similar de un Señor Demonio.
Ante su última declaración, los caballeros de Rubelius no tardaron en susurrar sus dudas entré ellos. no obstante, los sentidos de todos ellos eran bastante agudos, por lo que no fue un reto el escuchar sus dudas como si las estuvieran gritando.
—Oh, así que eras tú.
Veldora finalmente fue consiente de la presencia de Luminous en el lugar, haciendo que Rimuru palidezca, después de todo, si Veldora hablaba de más, rompería la coartada de la mujer como dios en el imperio de Rubelius, pero aunque trato de hacerlo callar en susurros para evitar ser escuchada, sus intentos fueron infructuosos, pues Veldora estaba más interesado en la mujer.
—¡La última vez que te ví fue en el Walpurgis! La dama Vampiro cuyo castillo explotó. Reina de las pesadillas. Señor Demonio, Luminous Valentine.
Afortunadamente, el dragón había dejado de usar su cuerpo como escudó, por lo tanto, estaba bastante libre de recibir un buen golpe de parte de Luminous, quien ensombreció su mirada mientras el miasma volvía a aparecer con el doble de fuerza que antes.
—¿Que tal? La otra vez dije mal tu nombre, ahora lo dije perfectamente y hasta con apodo incluído.
Finalmente la ira que durante un buen tiempo se mantuvo congelada explotó, sus colmillos se mostraron relucientes y afilados, sus ojos brillaban con fuego ardiente, mientras que el aura estallaba a su alrededor.
—¡¡Tu, lagarto de mierda!! ¿¡Porque siempre te metes en mi camino!?
Fin.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
|Luminous Valentine|
La primera vez que ví a esta mujer fue en el, Walpurgis. Mi interés en ella fue efímero. Me arrepiento de no prestar más atención. La presencia de esta mujer es claramente poderosa y no dudo de que sería una enemiga excepcional. Al parecer tiene una ira explosiva contra, Veldora. No la culpo. Al menos no del todo. Espero que su ira hacia el dragón no nos evite una posible alianza. Sería una aliada invaluable y una que estoy dispuesto a tolerar. No obstante, no bajaré la guardia.
