XXXVI

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La adicción al trabajo era algo que llegaría a ver normal, las responsabilidades eran muchas y el tiempo se hacía cada vez más corto. Rimuru había insistido más de una vez en que necesitaba descansar, Pero sus súplicas llegaban a sonar hipócritas si tomaba en cuenta que ella tampoco tomaba vacaciones de manera regular.

Ambos estaban acostumbrados a un estilo de vida para proactivo y el hecho de no hacer nada se volvía tedioso. En general, era agradable tenerla a su lado, saber que ella lo apoyaba en el lado contable lo tenía con menor sobrecarga de trabajo. No obstante, sabía que Rimuru no era especialmente brillante, por lo que no tenía reparos en disponer de las habilidades que Raphael le otorgaba.

Naruto había sido considerado un genio, incluso desde niño, además de que siempre había tenido una aptitud considerable con las ciencias exactas por lo que cosas como la matemática y la física se habían vuelto uno de los pocos pasatiempos que podía llamar suyos. Rimuru había tenido un estilo de trabajo en cuestión numérica, así que fue sencillo para ella realizar las diversas actividades que le daba día con día.

—¿No eres algo duro con ellos?

Su mano se detuvo ante eso. Su pluma se quedó estática mientras su entrecejo se profundizó en confusión. no la miró, pero no trató de ocultar la sensación desconcertante de su pregunta anterior. Rimuru, intentaba su reacción, no tardó demasiado en notarlo.

—Te tienen miedo.

La primera respuesta que consiguió fue una risa entre dientes, pero seguía sin mirarla. Ya no estaba trabajando, pero todavía tenía sus propias cosas en la cabeza que debía tratar.

—Eres su líder, deberías al menos ser más amigable, ¿no?

En realidad no. Un líder debía ser respetado y alabado por igual. Había demostrado más de una vez su poder, además de que había dejado en claro que intelectualmente tampoco se quedaba atrás. Daba órdenes con diligencia y esperaba que sus comandos sean acatados como tal.

—No soy un líder, Rimuru.

Ella no creía demasiado en esas palabras. Él probablemente tampoco. Aunque, para ser justos, puede que lo esté interpretando de la manera equivocada. El había sido un soldado sobresaliente y un jefe nato, pero carecía del sentimiento empático y emocional que conectaba con un líder. No era un líder, era un jefe.

—Estos dos años te entrené para ser un soldado, no un líder, y aún así los has estado guiando... Me has estado guiando.

Naruto tomó la mano de Rimuru con delicadeza y, aunque se quedó quieto por unos segundos, al final una sonrisa adornó su rostro para después llevar esa mano a sus labios y dar un suave y casto beso.

—Tú eres nuestra líder, no yo... Y me alegra que sea de esa manera.

Rimuru sonrió enternecida y no pudo evitar comparar al hombre que tenía frente a ella con el que conoció en esa cueva. El Hollow que ella conoció era desconfiado, frío pero práctico; era desinteresado y extremadamente callado y estoico, solo riendo cuando algo malo le pasaba a alguien más, pues parecía divertirse con las desgracias ajenas.

El actual era parecido al primero, pero ahora mucho más abierto —al menos con ella—. Reía sin contenerse y sonreía con mayor frecuencia. Aunque sus muestras de afecto eran pocas, eran significativas. Eso le gustaba de él, por eso lo amaba. La mujer de ojos ámbar se sentó a horcajadas sobre sus piernas mientras escondía su cabeza en el hueco de su cuello, aspirando su aroma y sonriendo contenta cuando sintió un par de brazos envolver su cuerpo.

—Te amo, bobo.

Naruto envolvió la pequeña cintura de Rimuru con su brazo izquierdo, mientras que con el derecho la tomaba de la nuca en un abrazo suave y tierno, sin prisa por separarse el uno del otro, pues estos momentos eran algo que los dos disfrutaban en gran medida.

Naruto: Reencarne Con Un... ¿Slime?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora