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El viento golpeó su rostro, el lugar fue ocupado únicamente por la incontable cantidad de árboles a su alrededor. No estaba solo, eso lo sabía muy bien, ese distinguido mayordomo lo seguía a dónde fuera siempre y cuando el lo permitiera. Claro, tampoco le decía que lo siguiera, pero mientras se mantenga en silencio el Demonio lo consideraba una invitación silenciosa a acompañarlo. Nuevamente, y como había dicho con anterioridad, la presencia de su siervo se había vuelto algo habitual y íntimamente agradable.

Su cuello crujió de manera áspera, una mueca se formó sobre sus labios al sentir la sensación de sus huesos. No importa, sus manos Despojaron su cuerpo de su ropa, dejando su tronco completamente desnudo y permitiendo que los músculos, antes ocultos, ahora se vean por completo. Su cuerpo se tenso y sus músculos incrementaron su tamaño gracias a eso. No tenía armas o algo con lo que defenderse, Pero sus enormes manos ya deberían ser armas por si mismas.

—Diablo.

Ante su llamado, el mayordomo no tardó demasiado en aparecer a sus espaldas, postrándose ante su figura y mirando de reojo la amplia y poderosa espalda de su señor. No sé dió la vuelta, cerro los ojos permitiendo que el viento siguiera golpeado su cuerpo y la sensación de libertad lo embriagara por unos segundos. Finalmente volvió a hablar, aún sin molestarse en mirar directamente a su siervo más leal, y aparentemente, también el más cercano.

—Levántate, diablo. Está vez no quiero que bajes la cabeza; levántala.

El demonio así lo hizo. Su porte seguía siendo elegante y su mirada amable, Pero sus ojos brillaron en anticipación al imaginarse lo que su señor esté por ordenarle. Podía especular, pero si algo había aprendido durante este tiempo, es que su señor no era alguien precisamente fácil de leer. Actuaba por racionalidad y pragmatismo, pero generalmente sus motivos y razones eran entendidas únicamente por el. Probablemente solo la señorita Rimuru pueda entenderlo del todo, pero ella no estaba presente y tampoco se molestaría en preguntar si lo estuviera.

—Vas a pelear conmigo. Lo darás todo y únicamente te detendrás hasta que me veas en el suelo o muerto.

Iba a refutar, pero la mirada que recibió lo hizo callar de inmediato. El hombre finalmente se dió la vuelta, el poder empezó a recorrer todo su cuerpo y su masa muscular y altura aumento en gran medida. Ya había visto ese poder antes, pero la vez anterior lo había visto como una bestia gigantesca que dominaba en los cielos. Ahora, el poder parecía mucho más condensado y centrado, era evidente que su control sobre el había aumentado drásticamente. Eso le hizo preguntar si la bestia que vio esa vez era la cúspide de su poder. Honestamente, lo dudaba, estaba seguro que podría vencerlo en esa forma, Pero ahora que estaba cuerdo y con un control más aceptable de este poder no estaba tan seguro.

—Muy bien, mi señor.

No contesto, el gigante abrió sus brazos y no supo que hacer con esa respuesta. Al menos, no hasta que la tierra se desgarro, el enorme cuerpo de su señor se cernía sobre el y no pudo reaccionar hasta que su cuerpo había sido enviado hasta el cielo. Hubiera podido caer limpiamente, pero su amo había saltado, siguiendo su trayectoria y golpeando su pecho con la palma de su mano lo suficientemente fuerte como para sentir la sangre llenar sus pulmones. El dolor inicial evito que pudiera sentir el dolor de su espalda golpear la tierra.

El hombre iba a caer sobre el, pero sabía por experiencia propia que su señor no era precisamente liviano, así que se vio obligado a rodar para evitar que los pies de su amo impactaran en su pecho. Lo logro, Pero la extensión de su caída lo hicieron alejarse forzosamente unos metros. Finalmente se levantó, su señor había ordenado que lo diera todo en esta batalla y no podía desobedecer una orden tan explícita. Bueno, también dijo que no se detuviera a menos que lo matara, esa orden si que no tenía planeado seguirla. De sus manos el metal dominó, sus dedos fueron envueltos por un guante con garras bien afiladas y resplandecientes. Está vez, fue su turno de atacar.

Naruto: Reencarne Con Un... ¿Slime?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora