Capítulo 11

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— ¿Dónde está?

Pietro oyó una voz familiar irrumpir en la silenciosa sala de espera, donde él y Wanda aguardaban.

Hyde entró recargándose en donde pudiera. Sus piernas temblaban de la adrenalina que aun albergaba su cuerpo y dirigía su mirada de aquí a allá, buscando a su padre.

— Alguien le dijo algo que aparentemente no era cierto... Le dio un pre-infarto —comentó en susurro Banner saliendo de sus pensamientos.

— ¿Qué? —su voz se había quebrado mientras que sus ojos se empañaban de las lágrimas que amenazaban con salir.

Oyeron a enfermeras gritarles al doctor y oían el repiqueteo de sus tacones.

Rápidamente Hyde se adentró en el cuarto siguiente, donde encontró a Tony con el pulso acelerado e inconsciente.

— ¡Hagan algo, maldita sea! —les gritaba Hyde mientras veía a su padre que lentamente perdía la vida.
Se acercó a él y empezó a dar golpes en el pecho, tratando de reanimar su corazón.

Las manos de Steve la alejaron de Tony mientras que el doctor lo despejaba con el desfibrilador.

— ¡Tony! ¡Egoísta infeliz! —gritaba como loca Hyde en los brazos de Steve, quien se resistía a soltarla.
Lentamente se resbaló entre sus piernas hasta tocar el piso. Sus lágrimas caían rápidamente y su pecho se agitaba.

Todos se retiraban lentamente sin hacer ruido, con la mirada cabizbaja.

— Traiganme extracto de adrenalina —oyeron a Hyde ordenarles a los doctores.

— Hyde, eso no fun... —Banner trató de explicarle pero Hyde se negó a escucharlo.

— Traiganlo, ¡ahora!

Las enfermeras salieron disparadas a la sala donde tenían clasificados las medicinas y todo aquello que utilizaban.

Regresaron con cinco ampolletas con aguja en lugar de boquillas y las manos de Hyde se las arrebataron de las manos temblorosas.

— No te irás fácilmente —susurró Hyde— Mi sacrificio no será en vano, Stark.

3 ampolletas fue suficiente para que Tony se incorporara gritando y saliera corriendo. Chocó con la puerta y se dio la vuelta, con la mirada más loca que habían visto.

— ¡Qué horror! ¡Estabamos tu, Jude, Vision y yo en un restaurante! ¡Y había un pony satánico en una mesa brincando!

— Tony, no existe tal pony satánico... —comentó Hyde pero Tony la interrumpió con su mirada.

— ¿Te oí gritarme "egoísta infeliz"?

— Posiblemente.

— ¿Sabías que tienes una cápsula de cianuro?

Hyde paseó la mirada de arriba a abajo. Claro que lo sabía.

— ¿Por qué no simplemente... lo hiciste y ya en lugar de sufrir?

—... porque me la arrancaron —respondió encogiendo sus hombros y abriendo su boca, dejando ver un hueco donde la premuela primera debería de estar— Además... la ultima vez no nos despedimos y no quería que fuera como Pepper.

Tony derramó unas cuantas lágrimas, hasta que la voz de Jude interrumpió el momento.

— ¡Hyde!

Gritó emocionado y se lanzó hacia ella, dándole un abrazo caluroso.

— Primero, tres cosas —anunció con voz alta mientras separaba a Jude de ella— Uno; quiero un café y galletas: dos; necesito toda información que esté relacionada con Isaac Stane y tres; —miró a todos, captando las miradas de pena al verla, lo cual la enfureció por dentro. Pero si lo había hecho, nadie lo notó— No quiero que me traten como a un perro que encontraron en la calle.

Más que una StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora