Capítulo 19

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A su equipo lo conoció dos semanas después. Tenía que ponerse al tanto de las cosas y además tenía que ejercitarse más si quería dirigir aquel equipo de asesinos.

Siendo miembro de la Elite, tenía beneficios. La única restricción que tenía era salir sola, por tanto Eliza era su sombra.

— Realmente te entrenaron para niñera, Pelos-blancos —comentó Hyde mientras hacía ejercicio con barras.

Eliza no tenía necesidad de ejercitarse. Además, Hyde advirtió que aquella chica podía engordar o adelgazar con tan sólo dejar de comer o comer más.

Teniendo a la mano toda clase de información, investigó a los demás integrantes.

Entrenó en lo que se perfeccionaban. Por lo menos pudo deshacerse un poco de miedo que sentía.

Si al escuchar el nombre de Avengers te ocasionaba asombro y admiración, ver a aquellos chicos era como si desataran al mismísimo Craken.

Al terminar su último día de preparación, regresó a su habitación.
Era un cuarto sólo para ella, y tenía más cosas que uno en promedio.
Al parecer Isaac le quería hacer sentir como si estuviera en casa, teniendo al alcance muchas cosas.

En un momento de aburrimiento, creó un sistema que conectaban las cámaras de todo el mundo en un sólo sistema y desplegó un programa.
Podía ver a través de sus tres pantallas alrededor de ella lo que Rocket hacía.
Increíblemente se hallaba aún en Shield junto con Peter.

Usualmente le seguía las pistas a Pietro, pero al parecer había dejado de asistir a Shield.

Claro, aquello de echarle un ojo al mundo exterior lo hacía a escondidas.

Se dio una ducha rápida y se puso su uniforme de entrenamiento, los cuales eran de látex. Una blusa de mangas cortas, pantalones largos, botas livianas, las cuales le alegraron el día, y guantes cortos que terminaban hasta los codos.

Apretó los dientes al mirarse en el espejo. Era claro que se veía como una tonta si a lado de ella pusieran un maniquí con el atuendo que ella llevaría.

Deambuló por los pasillos solitarios y tenebrosos en busca de la puerta que Eliza le había descrito.

La encontró después. Tomó el extraño picaporte enorme, suspiró y entró al gran salón que para sorpresa de ella era un tipo de gimnasio, con un ring en medio y varias secciones alrededor.

Al entrar, todos se juntaban en el frente del ring. Era obvio que la esperaban y Hyde se dio el gusto de llegar 10 minutos tardes.

— Qué suerte. He llegado más tarde a juntas, no se preocupen —exclamó mientras sonreía y se dirigía a sus compañeros.

Sin ningún esfuerzo alguno reconoció sus rostros.

Se cruzó de brazos cuando llegó a ellos, de frente, y los miró a cada uno.

Sveva Bullfinch; Caucásica, la más alta de ellos, ojos marrones sin ningún brillo en especial y cabello rojizo, atado en una coleta alta. Tuvo que tragar fuerte al ver cómo su asesina mirada demostraba que tenía mil formas de hacerla sufrir, además de mostrar superficialidad.

Mikolas Vravas; Moreno, el más fornido, ojos verdes resplandecientes y cabello oscuro rapado al raz. Típico de los nacidos en Praga y era un buen violinista.

K. Nauer; la K es desconocida. Físico típico de un surfista australiano; rubio, bronceado, ojos celestes, buena condición atlética, no tan robusto lo que hacía parecerle ágil.

Pyro; nombre desconocido. Rubio, ojos marrones con cierto brillo de malicia, se veía fornido pero no ostentoso. Hyde agradeció mentalmente que aquel muchacho fuera como ella; ahora eran dos Pug contra cuatro labradores —cuatro, ya que Eliza era 20 centímetros más alta que ella.

Más que una StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora