Capítulo 7

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— ¿Sabes qué te vendría bien? Un café — le dijo Pietro a Hyde desde el asiento de piloto en su coche.
Se miraron por el retrovisor y ambos apartaron la mirada rápidamente.
Hyde no tenía espacio en su mente precisamente ahora para aquello. Tal vez Pietro le atraía un poco pero no era para tanto como para pensar en él todo el día.
— ¿Por qué no habías dicho nada sobre tus poderes? —decidió preguntarle directamente Wanda.
— Por Tony... sabía que detestaba a los alterados y yo no iba a ser la excepción -respondió ella acomodándose en el asiento y cerrando los ojos. Iba a ser un largo viaje hacia Manhatan.
Ellos se habían ofrecido a llevarla a casa, ya que vivían cerca de su departamento.
Wanda se le hizo estúpido aquello. Tony era su padre y era injusto que no le apoyara en eso.
— Solo dejemme por aquí —dijo de repente Hyde y Pietro detuvo en coche— Gracias por traerme.
Sin más, salió del coche y caminó por la acera infestada de personas.
Pietro volvió a avanzar y se perdieron con el tráfico.
Hyde caminó hasta una panadería. Salió con una bolsa de papel en manos y siguió su camino hasta llegar a la calle de su departamento.
Una vez ahí, se quitó su ropa y se metió a la ducha.
El departamento era pequeño, pero lo suficientemente bueno para una chica como ella.
Se puso una blusa de tirantes rosa y se quedó en bragas, no sin antes cerrar todas las cortinas.
Suspiró cuando se tiró en el sofá. Al fin podía tener privacidad ahí.
Encendió la televisión y empezó a comer los panes que había comprado mientras miraba The big bang theory.
Aunque ella no lo sabía, agentes de Shield la mantenían vigilada. Obviamente no habían puesto cámaras ahí pero sí micrófonos, al igual que sabían su horario de entrada y salida, a dónde se dirigía, dónde trabajaba, todo. Todo por si ocurría algún problema.
Al día siguiente, Hyde había salido a correr —como todas las mañanas— al parque que quedaba a la vuelta de su edificio.
Llevaba unos pantalones deportivos pegado a sus piernas, dejando ver lo fuerte que eran y una sport también apta a la situación.
Escuchaba Bizarre love triangle a través de sus auriculares.
Correr por la mañana no le favorecía en nada, pero cuando se trataba de una situación difícil, correr era lo peor que podría hacer en cualquier circunstancia.
Ya iba por la octava vuelta alrededor del parque cuando vio a una persona conocida parada a unos diez metros donde segundos después ella pasaría.
Cuando se acercó más, disminuyó el paso cuando reconoció que era Wanda quien la veía directamente.
— ¿Qué ocurre? —le preguntó Hyde quitándose un auricular.
— Vine a buscarte, ¿para qué más?
— Bueno pero iré a casa para arreglarme.
— Te espero aquí.
Hyde caminó rápidamente y notó que frente a su edificio el coche de Pietro estaba estacionado.
Pasó como si nada y entró.
Eligió unos vaqueros, una sport negra y una chaqueta de piel igual negra, y no pudieron faltar sus tenis.
Salió mientras se hacía una coleta alta, no le gustaba la idea de tener todo el cabello en la cara.
Abrió la puerta del coche pero alguien la llamó. Con la mitad del cuerpo dentro del coche y la otra fuera.
¡Catherine! ¿Pouvez-toi ouvrir le porte?
¡Clair, monsieur Frédéric!
Hyde bajó del coche y rápidamente fue a abrir la puerta para que el encargado del edificio pudiera pasar. Casi todos sus vecinos eran extranjeros y tenía buena relación con ellos ya que le era posible caerles bien al entenderse.
Pietro entendió porqué a veces no pronunciaba bien las doble L o las R, ya que en lugar de erre, decía ere.
Igual no pudo evitar mirarla. Aquel conjunto revelaba su esbelta figura y Pietro se obligó a apartar la mirada de ella.
Merci, Hyde.
Derrière, monsieur.
Hyde entró al coche y sintió la mirada de los Maximoff en ella.
— ¿Qué tal? —dijo ella en modo de saludo.
— Hola —le respondió Pietro mientras empezaba a conducir.

*********

— Cada mañana entrarás en una simulación donde te verás expuesta a peligros posiblemente verídicos junto con el grupo donde te asignen, ¿entiendes?
Hyde asintió. Pietro la llevaba al Ala C del nuevo centro de los Avengers, donde los demás como él y ella tenían su estancia personal y, como había dicho Tony, no estorbaban a personas auténticas.
Entraron a la sala principal, donde al hacerlo todo el comedor quedó en silencio.
Hyde se inquietó al ver chicos de su edad. En un momento pudo ver como la miraban de pies a cabeza, en como enarcaban sus cejas, en como empezaban a susurrar cosas. Pero una pequeña esperanza apareció de la nada al ver a un grupo de chicos apartados sonriendole.
Pietro siguió caminando, pero aun así pudo notar todo a su alrededor. Volteó a ver a la chica de reojo y se impresionó en como llevaba la frente en alto.
Todas las personas eran débiles emocionalmente en algún tiempo, pero para Pietro ella parecía ser que nadie penetraba sus emociones. Todo era como si se tratase de gozar la vida y valerle todo, como si fuera el último día de su gran aventura.
Entraron a una oficina, donde un señor alto, con la edad asentada y con unos ojos como los de Hyde, grandes, azules e hipnotozantes se puso de pie.
— Bennet, aquí está el bicho del que hablaba Bucky —Hyde frunció el entrecejo y vio como el tal Bennet asentía mirándola.
— Bennet Wicked —ambos estrecharon las manos. Hyde tragó fuerte, aquel hombre le erizaba cada vello pero Bennet soltó una risa de repente— Relajate Stark.
Hyde solo sonrió un poco, pero realmente ni siquiera podía parar el temblor de sus manos. Estaba nerviosa de la nada, y eso le hacía poner más nerviosa.
— Bueno, tengo muchas cosas que hacer —dijo de repente Pietro.
Hyde estaba tan concentrada en seguir con su plan de parecer toda una profesional que sus reflejos fallaron cuando Pietro se acercaba a depositarle un beso en su mejilla, pero su movimiento repentino hizo que acabara en la comisura de sus labios.
Pietro se retiró como si nada pero una vez en el pasillo solo sonrió de lado, aunque lo olvidó casi al instante.
Hyde estaba rezando con que no se hubiera sonrojado pero al ver a Bennet mirándole con ojos pícaros le confirmó su temor.
— ¿Quieres irte ya o espero a que salgas de tu aturdimiento?
Hyde no supo primero a qué se refería, después meneó la cabeza y se dirigió a la puerta.
— Aquí está todo lo que necesitas saber, y si tienes alguna duda, dímelo —le dijo Bennet entregándole un sobre.
— Gracias —Bennet asintió, yéndose al otro pasillo.
Hyde se dirigió al comedor, donde eligió sentarse en una de las mesas más alejada y sola. Del sobre sacó varios papeles, estaban sus documentos, su información, todo. Tomó una hoja que le llamó la atención. En el encabezado estaba puesto en letras grandes y blancas “Grupo Seraph”. Tuvo que reprimir una carcajada, si era un grupo con un nombre angelical era claro que era parte del grupo más sádico y sanguinario de Shield.
Antes de que pudiera guardar todo, se vio rodeada de chicos.
Una chica con su cabello castaño y corto hasta los hombros, ojos avellanas y cejas perfectamente delineadas la miraba desde arriba, de una forma retadora que irritó rápidamente a Hyde.
Antes que pudiera decirle algo ofensivo, la chica relajó su rostro y sus labios formaron una sonrisa cálida, transformando su rostro en el más alegre.
— Soy Myla —le dijo tendiéndole su mano. Hyde apretó sus labios, dispuesta a volverse a meter en su burbuja arrogante, pero como balde de agua, le cayó encima la oportunidad de tener amigos sin pelearse.
— Hyde Potts —le respondió sonriente y tomando su mano.
— Creímos que serías otra más que se cree —comenta un chico con la piel blanca, ojos y cabellos oscuros como el carbón y sonreía de lado— Fray.
— Oye, ¿tienes una relación cercana con Pietro? —llegó una chica rubia, con ojos azules y brillantes. Se sentó rápidamente a lado de ella, dispuesta a escucharla.
— Solo sé su nombre —respondió pensativa Hyde.
— Por cierto, soy Alicia.
— Hyde.
Todos los que la rodeaban se habían sentado y uno por uno se presentaban.
Estaba Gwen, una chica como Alicia solo que su rostro era casi inexpresivo, se delineaba sus ojos y parecía ser reservada.
A Hyde le llamó la atención Azur, un chico asiático y con el cabello de un azul eléctrico. No le tomó ni un segundo saber porqué se llamaba Azur, ya que según él, ese era su cabello real.
Y por otro lado, Demetri y Mike eran opuestos en todos los sentidos. Mike era corpulento y moreno, con el cabello oscuro y corto al raz, sus ojos daban cierto temor que Hyde no pudo descifrar, pero cuando la miró desapareció aquella sensación a cambio de la calma.
Demetri se veía pícaro, con unos unos azules, una barba de dos días, cabello castaño y una sonrisa perfecta con dientes perfectos y labios perfectos. Él era un poco menos corpulento que Mike, haciéndolo parecer ágil.
— Guau, mira —le dijo Fray a Alicia señalándole una hoja. Hyde no comprendía nada, y sus rostros eran de sorpresa.
— ¿Eres la heredera al trono de Stark? —Myla tenía los ojos bien abiertos, mirándola.
— El heredero al trono es Jude —respondió ella.
— Agh, hubiese preferido que seas tú en lugar de Jude —exclamó Gwen con una mano en su frente.
— ¿Conocen a Jude?
— Está en tu grupo asignado, el cual es el mejor de todos —respondió Demetri a lado de ella.
— ¿El mejor? Pero si apenas voy llegando —dijo irónica ella.
— Aquí dice que tus habilidades están más que probadas —comentó Azur comiendo una patata frita.
La campana sonó y todos se pusieron de pie inmediatamente.
— Te recomiendo que no vayas a tus clases en grupo si no quieres morir aún —Hyde caminaba a lado de Gwen, con quien tenía clase de Historia, bueno, la verdadera historia.
— ¿Por?
— Debes de estar preparada —Gwen la miró de reojo— Es raro que una chica como tú la asignen en segundo grado.
— ¿Y no es un grupo primitivo?
— Es un grupo avanzado —le respondió antes de entrar al salón infestados de alumnos y el profesor las callara.

Más que una StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora