41. El distinto.

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—No me trates así, por favor —supliqué en voz baja—. No ha pasado nada, de verdad.

—Y sigues... —respondió déspota.

—Me has tratado hoy tan indiferente, ni siquiera me has dirigido la palabra casi y... —solté a punto de estallar y él suspiró—, me haces sentir que he hecho algo malo.

—Te lo preguntaré de nuevo, Jessica ¿Qué paso?

—Nada —mentí mirando al suelo—. No ha sido nada.

—¿No ha sido nada que te haya visitado el imbécil de Justin? —mis ojos se agrandaron y me mordí los labios en señal de nerviosismo—. Vete, Jess, no quiero ser un energúmeno contigo.

—No tienes por qué serlo, Je —contesté en un hilo de voz—. Te quiero, no haría nada que pusiera en peligro lo nuestro.

—Jessica, hay algo que nunca soporto, y es que me oculten cosas.

—Ya, lo siento, no te lo he contado porque temo que vayas de nuevo a golpear a Justin, no quiero meterte en problemas, Jake —expliqué con mis ojos humedeciéndose—. Es lo que menos quiero.

—Jess... —esta vez su voz sonó suave, se acercó a mí y limpió con su mano una lágrima que resbaló por mi mejilla—. Ya, lo siento, sé que he sido un idiota, pero me llenó de rabia que no me lo hayas dicho tu misma, que no me cuentes lo qué pasa ¿Acaso no confías en mí?

—Si, claro que si, Justin ha ido con Perla esta tarde —comencé con la voz rota—. Como siempre, ha fastidiarme, pero esta vez su madre estaba furiosa, nunca la había visto así, al principio fue amable conmigo y habló muy pacíficamente, pero en el momento que yo no acepté su propuesta me insulto y me trato de lo peor.

—¿Qué propuesta? —dijo él entre dientes y la rabia comenzó a destellar en su cara—. No saben con quién se están metiendo.

   No podía decirle, sabía que Jake era muy impulsivo y no pensaría antes de actuar, no solo era una propuesta sino una verdad, una verdad muy dolorosa que una vez más me rompió el corazón.

  Me sorprendía hasta donde podía llegar la maldad del ser humano, de hacer daño sin importar que sea tu familia.

—¿Que propuesta te dijo, Jessica?

—Quería que volviera con su hijo —revelé la verdad a medias—. Por supuesto le dije que no porque...

—Estás conmigo —terminó él con una sonrisa de lado y de boca cerrada—. Porque lo estas, lo sabes ¿Verdad?

—Eso creo... —dije dudosa—. Aunque nunca te he escuchado decirlo.

—Quizás no lo diga, pero lo demuestro —se encogió de hombros y se mordió el labio inferior—. Tú y yo estamos juntos, punto.

—¿Si? —continúe dudando.

—Odio que lo dudes —levantó su mano hacia mi barbilla y me obligó a mirarlo fijamente—. Hay dos cosas de las que jamás tienes que dudar, Jess. La primera es lo enamorado que estoy de ti y la segunda, que no existe nadie más que tú para mí.

    Mi corazón dio un vuelco y empezó a palpitar a un ritmo acelerado. Extrañaba su sonrisa, su voz tan suave que me hace sentir tanto por él, tanto que no era capaz de ocultarlo. Se me notó de por demás lo perdidamente enamorada que estoy de él, incluso su hermana me lo ha mencionado.

  Jake pasó su mirada de mis ojos a mis labios y por un momento pensé que me besaría, había cerrado los ojos, pero no sucedió.

—¿No pasó nada más? —preguntó observándome perspicaz y yo negué con la cabeza—. Bien ¿Y el vestido?

A media noche, empieza nuestra noche © #1 AmedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora