9. La sorpresa.

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—¿Hurgaste entre mis cosas Lorie? —le pregunté con las mejillas ardiéndome.

—Que se diga hurgar hurgar, no. Lo vi en el cajón de tu peinadora —contestó encogiéndose de hombros.

—Si hurgó —afirmó Jake.

—¿Cuantas veces te he dicho que hurgar en las cosas de otras personas es de mala educación? —cuestioné indignada y se empezó a reír—. ¿Que es tan gracioso?

—Verte desnuda y regañándome —le di una mirada asesina y ella se contuvo en no partirse de la risa—. Perdón perdón, sigan en la suyo yo me voy.

—¡Aleluya! —soltó Jake.

—Espera Lorie —ella se detuvo y me miró aun conteniéndose de no reírse—. ¿Trajiste saco?

—Sí, ya lo subo —asintió cerrando la puerta.

—No era necesario el saco —anunció Jake dándome una sonrisa cómplice.

—Como a mí me encanta salir al antro como Dios me trajo al mundo —comente irónicamente.

—¿Y quién dice que vas a salir de aquí? —me observó con una sonrisa maliciosa. «Maldita sonrisa» Pensé.

—No sabía que eres un secuestrador ahora.

—Para secuestrarte debe ser en tu contra y yo te veo muy cómoda —murmuró mordiéndome el lóbulo de mi oreja.

—No será porque me tienes abrazada —contesté reprimiendo una sonrisa.

—No te veo quejándote mucho —continuó con sus caricias hasta que su mano llegó a uno de mis pechos —. Hoy es nuestra pre última media noche.

—Y estoy agradecida por ello —mentí descaradamente. En realidad eso me ponía de un mal extraño humor.

— ¿Me extrañarás? —preguntó bajando su mano encontrando la mía y empezó a acariciarla. Sí.

—Muchísimo —contesté sarcástica.

—Extrañaré esas verdades a medias.

—Dime otra mentira —ironicé moviéndome y sintiendo su bulto detrás de mí.

—No me extrañarás —dijo simplemente besándome en el cuello.

— ¿Porque no estás con nadie, Jake? —solté la pregunta de repente.

—Ya te lo dije gatita.

—Si pero no me dijiste porque no quieres a una sola, sino a todas —respondí llevándome y sentándome ahora a su lado, aún desnuda.

—Me aburren casi todas —explicó con un mano en mi pierna.

— ¿Casi?

—Todas —asintió.

— ¿Cuál es tu mayor miedo? —pregunté cambiando de tema.

—Jake Russel no tiene miedos —declaró orgulloso—. ¿Y tú?

—Quizás, que me abandonen otra vez —murmuré con la voz carrasposa de repente.

— ¿Quién te abandonó?

— ¿Lees? ¿Qué te gusta más? —interrogué desviándome del tema incómodo.

—Tus senos —me eché a reír y le di un ligero golpe en el brazo.

—Habló enserio, ¿Qué te gusta?

—Si no eres específica...

— ¿Que te gusta leer?

A media noche, empieza nuestra noche © #1 AmedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora