40. Desasociego.

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Jake Russell.

  Nervioso.

Quizás esa era la palabra exacta para describir como me sentía.

Me apresuré, precipité y me dejé llevar por el momento. Involucrarla con mi familia no estaba en mis planes, y es que enamorarme tampoco, estoy cegado por los asquerosos sentimientos que un día desprecie sentir.

Tal vez ella merezca a alguien que adore lo que sienta y que no lo deteste sentir como yo lo estoy haciendo, pero claro, como soy tan egoísta, intento dejar mi odio aún lado.

Aunque con Jess, todo resulta ser distinto, hasta lo que sentía por ella era diferente e incluso más fuerte e inexplicable de lo que pensaba. Quería intentar ser mejor por ella, cambiar por ella, convertirme en lo que ella estaba buscando, por que yo la deseaba conmigo, porque a mi me nacía hacerlo, pero eso no quitaba lo jodidamente difícil que era.

  Para mí, mi familia es lo más importante, no les presentaba a nadie ni siquiera a mis amigos, he sido muy privado con respecto a ellos.

  Ninguna mujer fuera amiga o pareja había pisado la casa de mis padres, nadie era lo suficientemente digna de ellos ni tan importante para mi vida como para presentarla, pero una vez más, Jess era la excepción a todo.

  Justin era el único que sabías más de ellos y solo conocía a Alec mi padre, porque trabaja para él y para mí, de resto nadie más.

  No es que Jessica no fuera lo suficientemente buena para ellos, lo es y por demás, estoy convencido de que es la mujer de mi vida aunque yo no se lo diga, así es. No hay otra mujer con la que yo desee estar. Pero me preocupa el hecho de que yo vaya tan deprisa y qué termine al final arruinándolo todo, como siempre lo hacía.

  Quiero que dure, que permanezca conmigo todo el tiempo que se pueda, si pudiera ser eterno me encantaría.

  Pero yo en el fondo sé que nada dura para siempre, y que tarde o temprano, todo se destruye aunque fuera lo que menos que quisiéramos.

—¿Entonces si la invitaste? —cuestionó Gina de nuevo y yo rodeé los ojos—. Solo quiero confirmar.

—Ya te he dicho que sí, intensa.

—¿Estás muy enamorado de ella verdad? —reprimí una sonrisa y ella me golpeó en el hombro—. Es más que evidente que lo estás.

—Quizás —admití en voz baja.

—¿Quizás? Es un hecho, de verdad no creí que la fueras a invitar —acotó Gina sentada en el
mueble de la sala de la casa de mis padres—. La amarán, Jakie, no te preocupes.

—Me preocupa es que salga corriendo —Gina se echó a reír—. Solo contigo basta para que huya.

—Deja de ser tonto, nos amará, de eso me encargaré yo —sonrío animada—. Solo que me pregunto algo ¿En qué momento la dejaste? Si yo te veía muy clavado.

—En el momento que Jess me gustó—comenté encogiéndome de hombros—. Jess no tiene comparación, debí haber luchado por ella desde un principio y no haber vuelto a esa estupidez.

—Pero ella según ¿No estaba enamorada de Justin?

—Eso solo sucedió porque yo no me interpuse, si me hubiera conocido primero, otro cuento hubiese sido —contesté sonriendo con superioridad y Gina puso sus ojos en blanco—. Justin es una nena, entre él y yo, me elegiría a mí mil veces.

—Bueno, si está contigo es por algo —murmuró ella alisando su vestido—. Debes de pedírselo pronto.

—Y lo haré, cuando me sienta preparado —suspiré mordiéndome la mejilla por dentro de la boca—. ¿Crees que si venga?

A media noche, empieza nuestra noche © #1 AmedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora