La otra mujer.
Narra Evangeline:
Evelyn estrelló su mano contra el rostro de Mark y el caos se desató tras esa acción.
—¡¿Cómo pudiste?!— la voz se le quebró, se escuchaba destruida— ¡¿Cómo pudiste abandonarme cuando me juraste amor puro?!— otro golpe, pero esta vez fue en el pecho— Me traicionaste, me mentiste— más golpes que me limité a observar, no podía meterme en esto, no era justo— ¡Mentiroso, mentiroso, mentiroso!
Tomó aire y se echó para atrás, los ojos azules de Evelyn estaban irritados de tanto llorar, jamás la había visto sin maquillaje, se veía igual de linda, pero con un rostro más inocente, en este caso, el rostro inocente parecía más el de una mujer a la que le rompieron el corazón.
—¿Estás llorando?— dijo con incredulidad— ¿Tú estás llorando?— yo ni siquiera podía ver la cara de Mark, me daba la espalda— ¡¿Por qué mierda lloras si fuiste tú el que se fue?! ¡Eres tú el traidor, el mentiroso... el puto infiel que me vio la cara de estúpida desde que ella regresó!
—No, no la metas— ay, Mark, no creo que deberías decir eso— ella no tiene la culpa, Evangeline y yo no hicimos nada mientras yo estaba contigo.
—¿Y quieres que te crea?— su mirada azul pasó de él a mí, viéndome con desprecio, tal y como merecía ser vista por su parte— ¿Quieres que crea qué no hicieron nada a mis espaldas?
La vergüenza me invadió y me limité a desviar la mirada, evitando que las lágrimas se hicieran presentes.
Hubo un momento de silencio, solo se escuchaba el sollozo de Evelyn en toda la habitación y eso hacía doler mi corazón.
Cuando regresé la atención a ellos, Mark la tenía entre sus brazos, ahora podía verle el rostro, estaba igual de destruido que ella, no paraba de llorar y ese fue mi punto límite, porque verlo llorar a él me debilitó al máximo.
—¿Por qué decidiste hacerlo el día de nuestra boda?— Evelyn se agarraba de la camisa de Mark, apretando los nudillos— Pudiste decirme que no antes, fueron meses los que pasaron desde el compromiso... ¡Y decidiste abandonarme frente a todo el mundo!— volvió a estallar de ira— ¡Me humillaste!
—¡Lo siento!— le gritó cuando ella se soltó de su agarré y se alejó— ¡Lo siento tanto! ¡No quise lastimarte, Evelyn!
—¡No te creo!
—¡Pero hazlo, joder! ¡Te juro que lo siento mucho!
Le dio otra cachetada.
—No puedo perdonarte, Mark. No puedo porque esperaste hasta el día de nuestra boda para romperme el corazón— Mark se quitó las gafas y las aventó hasta la cama que también estaba destruida, se dejó caer sobre la orilla del colchón y se cubrió la cara con las manos, sin dejar de llorar— lo hiciste enfrente de mis papás, de mis hermanas y mis sobrinos, enfrente de mis compañeros y amigos del trabajo, enfrente de tus padres y de sus hermanos.
Cerré los ojos, apenada, no podía sentirme de otro modo.
—Aunque, eran los únicos felices en todo el jardín. Me veían con una sonrisa tan grande que pudieron iluminar el lugar entero, como sí fuera algo divertido o bueno para mí, como sí causara risa ver a la novia a la cual dejaron plantada.
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La reina de las constelaciones (completa).
Teen FictionEvangeline y Mark han sido mejores amigos de toda la vida, han estados en los buenos y en los malos momentos, conocen las fuerzas y las debilidades del otro. Prometieron nunca abandonar al otro y así ha sido. Hasta que ella no soportó más y se march...