Capítulo 22

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Tiene derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga será usada en su contra.

Narra Evangeline:

Estábamos casi a mediados de febrero, las decoraciones de San Valentín habían invadido toda la ciudad, incluyendo la comisaría.

Globos, serpentinas, corazones y más corazones por todos lados... que deprimente.

Aunque no tenía mucho tiempo para pensar en el amor gracias a que las fechas festivas siempre traían problemas policiacos, desgraciadamente, en febrero recibíamos muchos llamados sobre suicidios. Sí, muchas personas acaban con sus vidas por culpa del amor.

"¿Cómo es que algo tan hermoso puede ser tan destructor al mismo tiempo?"

Es algo que me vengo preguntando desde hace muchos años.

—Kert— el comisionado Rogers salió de su oficina, llamado a Matthew.

—Salió hace unos minutos— indicó Charlotte sin levantar la cabeza de su escritorio.

—Entonces venga usted. Hay un 10-55 en Midtown, Rodríguez la acompañará.

Un 10-55 significa suicidio

Charlotte salió junto con Rodríguez y todos regresamos a lo nuestro.

—Es la tercera vez en el día y apenas son las 7 de la mañana— Crista apareció con su típico traje de doctora, el cabello suelto y sus lentes.

—Y mañana es 14, con todos esos rechazos y corazones rotos tendremos el doble de trabajo.

—Tu nunca harías eso ¿Verdad?

—¿Hablas de quitarme la vida por amor?— asintió preocupada... okay, ahora yo lo estoy ¿Acaso tengo cara de ser de esas que se matan por no ser correspondidas?— No, Crista, jamás lo haría, así que tranquila.

—Ah, que alivio— soltó un suspiro y sonrió— es que, ya sabes, después de nuestra... noche loca hace semanas, me quedé algo angustiada porque no dejabas de llorar en el taxi.

—Al menos ya recuerdas lo que sucedió— comenté divertida para no sobrecargar la conversación— Eso fue algo que no volverá a pasar, el alcohol afectó mis sentidos y...

Cerré la boca cuando los gritos de un hombre se escucharon en la comisaría, fruncí las cejas, esa voz se me hacía demasiado familiar. Me levanté de mi asiento y abrí la boca en total sorpresa al ver a Matt entrar con... carajo.

Mark.

—¿Mark?— murmuró Crista con mi mismo desconcierto.

—¡Oficial ya le dije miles de veces que yo no hice nada malo! ¡El hombre del otro auto fue quien no respeto el maldito semáforo!

—Señor, le pido que mantenga la calma.

—¡¿Cómo quiere que lo haga si me esposó injustamente?! ¡Además llegaré tarde a trabajar y mis alumnos tenía un examen hoy!

—Pues entonces, ellos me lo agradecerán.

Mark tuvo la intención de seguir peleando, pero sus ojos llenos de exaltación encontraron mi figura.

—¡Evangeline!— oh, no— Tienes que ayudarme.

Las miradas de todos mis compañeros se dirigieron a mí.

—¿Conoces a este sujeto?— preguntó el pelinegro de ojos azules.

—Ahí... bueno— no quería negar que Mark era mi mejor amigo, pero me daba vergüenza decirlo en voz alta cuando él parecía el mayor de los locos, sin embargo, no pude hacerlo— es mi amigo.

La reina de las constelaciones (completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora