Mi corazón es tuyo, Mark.
Mis estrellas son tuyas, Evangeline.Narra Evangeline:
17 de agosto de 2023.
Último día en Nueva York.
Casa de Clary y Charles.
Nuestro punto de encuentro antes de partir al aeropuerto fue en la (ahora hecha cenizas) casa de los Holland.
El lugar donde todo inició.
Las paredes de nuestra fortaleza ya no existían, todo en su interior se quemó y una parte de nosotros se quedaría bajo los escombros para siempre.
—Es increíble que el fin de esto sea nuestro comienzo— Mark tenía razón. Cómo la mayoría de veces.
Estábamos a punto de despedirnos de veintisiete años de vida, no podía ocultar la nostalgia que me invadía, no podía creer que este era el fin. Un adiós definitivo.
Se sentía como leer el último capítulo de un libro del que no quieres desprenderte, porque cuando lo hagas, sentirás como una parte de tu alma queda dentro de él y nunca podrás recuperarla.
—No imaginé que este día llegaría, pero llegó.
—¿Te soy sincero? Parece que nos estuviéramos quedando sin tiempo, a pesar de que tenemos toda una vida por delante.
—Te entiendo— descansé la cabeza en su pecho, sus brazos me rodearon en un abrazo acogedor que duró unos minutos; Honee se estaba despidiendo de sus amigas de la escuela y del pobre Newt.
Jamás en mi vida había visto a tantas adolescentes llorar, Newt era el único varón del grupo, hizo un gran esfuerzo por no llorar, pero a penas le daba la mirada a Honee y cuando se despidió de nosotros junto con el resto de chicas, me pidió de favor que la cuidara, de corazón le prometí que así sería y que estaba invitado a llegar a nuestro nuevo hogar las veces que quisiera, porque lo recibiríamos de brazos abiertos.
—Honee— Mark la llamó antes de subir al auto—, es hora de irnos.
Con los ojos rojos y bañados en lágrimas, le dio un ultimo abrazo a sus amigas... y un último beso a su tierno novio.
—No me extrañes tanto.
—Pides mucho, dulce Honee.
No podía seguir viendo eso o terminaría llorando con ella, entré al asiento copiloto y me coloqué un par de gafas de sol para no tener que verla a los ojos.
Mi hermana subió al auto y cerró la puerta, ahogó sus llantos cuando Mark tomó camino directo al aeropuerto, él estiró el brazo hacia atrás, buscándola para darle ánimos.
—Todo estará bien, princesita. Newt nos visitará y tu a él, pasarás las vacaciones con mis padres.
Se quedó callada, en el fondo, le dolía, pero sabía que le dolería más si papá siguiera siendo su tutor legal.
—Espero que Londres sea bueno con nosotros.
—Lo será, Honee. Dicen que es un lugar mágico.
Y así fue.
Nuestra vida en Londres empezó mejor de lo que esperamos. Supimos acoplarnos de maravilla y las personas que nos rodearon se encargaron de convertir esa ciudad en nuestro nuevo hogar, acogedor, mágico, pero, sobre todo, nuestro.
Con el paso de los meses, Mark inauguró el planetario, al cual nombró "Gennvaliee", a un edificio el triple de grande que el de Nueva York, en la entrada colocó una estatua en honor a Edwin y nunca había visto a tantas personas haciendo fila para entrar a la apertura. Fue de los días más felices de su vida, me sentí la mujer más orgullosa de verlo cumplir uno de sus sueños; Mark no pudo ir a la luna, así que la trajo a nuestro planeta y con su dedicación y esfuerzo, también trajo las estrellas.
ESTÁS LEYENDO
La reina de las constelaciones (completa).
Teen FictionEvangeline y Mark han sido mejores amigos de toda la vida, han estados en los buenos y en los malos momentos, conocen las fuerzas y las debilidades del otro. Prometieron nunca abandonar al otro y así ha sido. Hasta que ella no soportó más y se march...