Capítulo once

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Trigger Warnings: Sexo oral mutuo. Fingering. Swallowing.

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Tras revisar el ventanal incandescente y comprobar que ya no presentaba ningún problema y funcionaba correctamente después de que Harry completase el ritual que había renovado el tapiz, Malfoy aceptó su invitación a cenar. Lo hicieron en la cocina, que de pronto parecía mucho más acogedora que en las semanas anteriores. Malfoy se había sorprendido al ver a Kreacher allí y, cuando Harry le aclaró que la salud mental del elfo no habría tolerado ser liberado o puesto a sueldo como ocurrió con Dobby, se echó a reír, pues lo que no había imaginado es que Harry pudiera tener un elfo tan díscolo que no le hubiese contado cosas tan básicas como el ritual que acababan de hacer.

—Peleó con valentía contra Voldemort, en nombre de su amo. Fue muy valiente, pero prefiero que viva tranquilamente en lugar de obedecer mis órdenes. Si cocinar o limpiar le hace feliz y estar en paz, que haga lo que quiera y cuando quiera. Y está empeñado en mantenerme alimentado —le explicó Harry, con cierto afecto cuando el elfo los dejó a solas, refugiándose en su pequeña habitación adyacente a la cocina. Desde que le habían entregado, durante la guerra, el guardapelo de Regulus Black, su relación había mejorado, pero Harry había preferido optar por no darle órdenes directas y Kreacher parecía feliz limpiando la cocina y encargándose de las comidas, que le dejaba preparadas y conservadas mágicamente en la despensa.

—Está claro que respetar las tradiciones mágicas no es lo tuyo, Potter —dijo Malfoy, examinando con recelo el pastel de carne que se había servido en el plato—. No das órdenes a los elfos, no borras a mortífagos de tu árbol genealógico...

—Dudo que esa sea precisamente una tradición mágica —ironizó Harry. Malfoy lo miró de reojo, alzando la mirada desde su plato, con sus ojos plateados destellando con diversión.

—Sólo porque los mortífagos éramos nosotros, no vayas a creer. —Todavía en la sala, cuando Harry se había enjugado los ojos empañados por la emoción que le había suscitado ver a su familia en el nuevo tapiz y se había deleitado en buscar los pequeños detalles, como ver que incluso muggles como los Dursley tenían su cabida en él, Malfoy le había explicado, casi con desinterés, que podía borrar del tapiz a quien desease, no ya por los expeditivos métodos de Walburga, poco eficaces, sino ordenándoselo.

«Dejarán de ser parte de los Black. O Potter, ahora».

Harry lo había pensado durante unos segundos. La decisión de eliminar a Vernon era sencilla. Dudley no tanto, tras su último contacto un par de años atrás y la dulcificación de los recuerdos. Petunia, en cambio, a pesar de todo, seguía siendo la única hermana de su madre. Su nombre y el de «Lily Jane Potter (Evans)», aparecían conectados a los nombres de sus abuelos maternos, que había leído por primera vez.

Había estado a punto de hacerlo con Bellatrix Lestrange y su marido. Sólo por probar. Su nombre desaparecería del lado de los de Andromeda y Narcissa. Pero debajo estaba «Draco Lucius Malfoy» y, a apenas unos centímetros «Regulus Arcturus Black» junto a Sirius. Y prefirió no hacerlo. Ahora, a su manera, Malfoy lo estaba interrogando al respecto, con curiosidad, sin abordar el tema directamente. Por alguna razón que Harry no adivinaba a acertar, para él era importante saber por qué no había decidido desterrar del tapiz a todos aquellos magos y brujas oscuros, prejuiciosos o, directamente, mortífagos como su tía Bellatrix, y estaba intentando averiguarlo.

—Prefiero que se recuerde lo ocurrido. Hay... está Teddy. —Malfoy levantó las cejas, inquisitivo—. El hijo de Tonks y Lupin.

—Sé quién es —dijo Malfoy, impaciente.

—Algún día, tendrá edad para preguntar y ser respondido. Bellatrix fue la responsable de que su madre no esté aquí hoy, con él. Me gustaría poder explicárselo, que recuerde el nombre de su madre y que también sepa cómo y por qué murió. Que gestione el dolor de su pérdida sin odiar a nadie ni albergue deseos de venganza. Si todo el mundo lo recordamos, en lugar de barrerlo debajo de la alfombra, será menos probable que vuelva a suceder. No voy a borrar a Bellatrix del tapiz como Walburga borró a su abuela Andromeda.

Grulla de papel [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora