Capítulo quince

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Trigger Warnings: Sexo explícito. Sexo oral, deep throat, sexo anal.

Estoy decidido a terminar de publicar Grulla de papel antes de que llegue Navidad. No sé cómo me organizaré, pero a partir de ahora es posible que las fechas de publicación se vuelvan más caóticas. La cosa es que he tenido unos meses complicados en noviembre y diciembre y se me han ido acumulando los proyectos que estoy deseando intentar ver dónde llegan. A partir de Navidad volveré a disponer (espero) de algo más de tiempo libre y querría poder empezar a desarrollar alguno de ellos sin tener que estar pendiente de terminar de corregir o publicar, así que me he puesto mucho las pilas ayer y hoy, haciendo un esfuerzo por corregir un buen puñado de capítulos y aligerar los próximos días. Mil gracias por todo.

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«¿Grimmauld Place, esta noche?»

La grulla regresó un par de días después, mientras Harry paseaba con Teddy por el callejón Diagon, dispuestos a hacer una visita a Ron y George en la tienda y proponerles pasar juntos la pausa del almuerzo. Sacó su pluma recargable y se detuvo un momento a responderla afirmativamente. La voz de Bill lo llamó desde atrás justo cuando Harry tocaba la grulla con la varita, que tomó forma y revoloteó, alejándose hacia el cielo.

—¡Harry! —Sin poder evitarlo, Harry se sobresaltó con un pequeño bote, no demasiado seguro de cuánto había visto Bill, pero cuando llegó a su altura, este se centró más en festejar los gorjeos felices de Teddy, tan entusiasmado que no se le entendía al hablar, que en preguntarle nada.

—Íbamos a la tienda para comer con George y Ron —dijo Harry. Bill alzó las bolsas de papel que portaba en una de las manos.

—Mamá cocinó demasiado y me ha pedido que les traiga un poco. Ya sabes cómo es, así que hay comida de sobra para todos. Me parece que sospecha de que los dos se olvidan de comer mientras están trabajando.

—Eso es que no los conoce mucho —se rio Harry, que sabía que su mejor amigo se pasaba todo el día picoteando golosinas, y desató a Teddy de la silla, que quería caminar al lado de Bill, antes de seguirlos al interior de la tienda.

—Vaya, si tenemos visita —dijo George al verlos entrar, esbozando una sonrisa y asomándose a la trastienda para llamar a su hermano y avisarle de quiénes habían llegado—. Venís en un momento muy oportuno para que le muestre un par de inventos nuevos al pequeño Teddy.

—Ni se te ocurra —advirtió Harry, sin ocultar la amenaza de su voz, que sólo suscitó una carcajada en George.

Pasó las siguientes dos horas un poco tenso, preocupado por si Bill mencionaba la grulla o le preguntaba al respecto. Era un detalle lo suficientemente concreto como para que Ron supiese sin atisbo de duda que pertenecía a Malfoy y, por tanto, que seguían viéndose más allá de intercambiar alguna lechuza o echar una mano en despegar a Walburga Black de la pared. La culpabilidad por ocultárselo una vez más le roía el estómago, pero la alegre presencia de Teddy, cuyo cabello cambiaba de color muy rápido debido a la excitación, variando entre el azul eléctrico, el pelirrojo Weasley y el verde mar que había adoptado en el acuario, contribuyó a atraer la atención de los tres y desviarla del propio Harry y sus pensamientos intrusivos.

—Vaya, Teddy, así pareces un pequeño Malfoy —dijo Ron, arrugando el ceño con una expresión de leve desagrado. Al oírlo, Harry se volvió hacia el pequeño, cuyo cabello se había tornado del color rubio platino de Malfoy.

—Como el tío 'raco —asintió el niño, feliz. Ron abrió los ojos, asombrado, y miró a Harry en busca de una explicación.

—El otro día estaba en casa de Andromeda. Por lo visto, han retomado la relación y se visitan a menudo, así que Teddy y él se conocen —aclaró Harry, un poco incómodo, temiendo que el niño empezase a parlotear sobre su excursión a Plymouth.

Grulla de papel [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora