Capítulo 5

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Noche de chicas.

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Habían pasado solo unos segundos y eran como si pasarán mil años estando en el clóset. El estando sentado en el borde de la cama, empieza a quitarse la camisa y yo abro los ojos como platos.

¡¿Pero que estás haciendo?!, ¿Acaso no ves que ando metida en tu clóset?

«No, pero quiero disfrutar de la vista.»

Yo no soy así.

«Pero yo si, y soy la que te da las imaginaciones más allá de lo que tú leíste en ese libro cochino.»

No me lo insultes.

Pero Violet, ¿Me estoy volviendo loca?

Verlo con el torso desnudo, hizo que detallara su abdomen y sus brazos.

Aún tenía mi boca tapada con ambas manos, ya que soy un poco descuidada y se que si llego a suspirar se me saldrá un sonido que ese perro va a escuchar.

Observándolo bien, tenía muchos tatuajes. En su brazo izquierdo tenía la mitad de una calavera, una daga la traspasaba desde arriba y unas redes de rosas con espinas estaban a sus alrededores, en su ante brazo, más abajo de ese mismo tatuaje, tenía un ojo y otra clase de tatuaje que no lograba ver bien. En su cuello tenía como una pistola o algo así. Perdona es que no logro verle los otros.

El chico procede a quitarse los pantaloncillos y adiós luz que te apagaste, mi vista empieza a recorrer todo su cuerpo definido y la verdad es que si, las miradas matan, pero la mía es todo lo contrario, contemplando una semejanza es demasiado para mi, era lo mejor que podía hacer.

«Dios mío, sigue chismeando está habitación Violet.»

No puede ser, de verdad que mi conciencia necesita un bate para golpearla.

No voy a decir que estoy sonrojada, estoy es roja como un tomate al ver tal escultura delante de mí. Tiene un cuerpo demasiado deseable, no es que lo desee pero, está buenísimo.

Si mi madre me viera, créeme que me sacaría de aquí por los cabellos.

El chico agarra un albornoz y se lo coloca, amarra la cinta y cuando veo que se encamina al clóset, yo empecé a respirar demasiado rápido, mi ritmo cardiaco estaba como si estuviera corriendo un maratón.

¡No te acerques! ¡NO TE ACERQUES!

Ay Dios mío, me moriré de vergüenza si me encuentra aquí.

El se detiene y suelta una risita demasiado encantadora, suelto un pequeño suspiro de alivio cuando se detiene. Pero con lo que dice termina de dejarme sin pulso.

—No estoy jugando a las escondidas, asi que sal de una puta vez —se cruza de brazos y pone su mejor cara de culo.

»Se ve sexy hasta con su cara de culo.»

Callate por favor.

No puedo moverme, por más que quiero darle órdenes a mis piernas para que salga, no ceden a ningún movimiento.

Cuando Te Conocí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora