Capítulo 2

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Palacio de Cristal.

A la mañana siguiente cuando me despierto, puedo notar que no estaban ningunas de las chicas en cama, revoloteo las sábanas para asegurarme de que en verdad no estaba sola, me incorporo en el borde de la cama para sentarme y la verdad, es que si, estaba sola. Me levanto para ir al cuarto de baño a poder darme una ducha fría y lavarme los dientes.

Minutos después ya me encontraba en la cocina con un vestido de mangas, cortas color blanco, floreado de pequeños girasoles y unas bailarinas sencillas de color blanco. Estaba preparando cereal con leche para desayunar. Vamos, el mejor desayuno para todas las personas, son los cereales con leche.

Después de haber desayunado empecé a caminar por la casa y no encontré rastros de Cloe ni de Megan.

Pensándolo bien, no he tenido jaqueca después de lo de anoche, puedo recordar cada detalle que pasó en el bar y cuando llegamos a casa. Puedo mirar la ventana de la sala que el tiempo está perfecto para salir al Palacio de Cristal.

Ese parque es unos de los lugares más visitados en Madrid. Siempre voy a ese lugar cuando quiero leer o cuando quiero escribir, de hecho, se que hay un dicho que dicen que no hay lugar más comodo para leer o escribir, que estar en su casa, pero para mí, todo lo que tenga que ver con la naturaleza me trae paz y tranquilidad.

Siempre me he optado en lugares así más que todo para escribir, ya que vives en carne propia lo que quieres plasmar en tus escrituras, siempre me ha gustado detallar todo tipo de detalles, expresiones, movimientos, emociones y todo lo que tenga que ver con las personas y naturaleza, así me es más fácil poder escribir lo que veo y lo que siento.

Voy directo a mi habitación para poder alcanzar mi pequeño bolso, en la estantería pequeña que tengo en la pared, agarro el libro <A Dos Metros De Ti>, siempre me ha interesado su historia, es muy bonita, aunque, tiene sus momentos trágicos y dolorosos, pero siempre me ha gustado. Guardo el libro en el bolso y cuando busco mi móvil, el empieza a sonar, cuando lo busco por la cama, lo miro debajo de la almohada y era una llamada de Cloe, deslizo la pantalla para poder atender.

—¿Bueno? —coloco el móvil entre la oreja y el hombro para poder terminar de acomodar mi bolso.

—Bella durmiente, perdónanos por no despedirnos de ti esta mañana —se podía oír la música de fondo, y su tono de voz sonaba un poco apagada por su disculpa.

—Tranquila, me imaginé que tenían cosas que hacer y...

Me interrumpe.

—Mi amor te llamo más tarde, estoy un poco ocupada, lo siento —dice ella como si yo la hubiera llamado.

—Cloe, te recuerdo que tú eres la que me está llamando —hablo colgando mi bolso por el hombro y agarro el móvil con la mano.

—Si si, te quiero nena, más tarde paso por ti para poder comunicarte algunas cosas que haremos este fin de semana.

¿No se cansa de salir?

Ruedo los ojos y tomo aire ante su comentario del fin de semana.

—Te fastidia que salgamos el fin de semana? —pregunta ella.

—Cloe, estás ocupada y me llamas más tarde, te quiero —cuelgo y la dejo con la palabra en la boca.

No me gusta tocar ese tema con ella, porque siempre se hace la víctima de que no queremos salir con ella, porque es fastidioso, y en realidad no lo es, solo que para ella todo es salir a un bar y tomar. Claro, si, tiene sus momentos de solamente salir a comer, pero si me pongo a contar de todas esas salidas, solo fueron noventa y cinco en bares, y cinco en salidas normales.

Cuando Te Conocí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora